Publio Siro, el escritor latino que vivió en el siglo I a.C., en su colección de “Sentencias”, nos legó a la humanidad la siguiente máxima: “Las palabras suaves también tienen su veneno”. Y es que, señores, no son las palabras obscenas, malsonantes, insultantes o desabridas las que mayor mal causan a la verdad ya que, en general, son fáciles de desenmascarar, de rebatir y de desautorizar; por el contrario tienen un extraordinario peligro aquellas que se dicen bajo el disfraz de la equidad, de la justicia, de la imparcialidad o de la cooperación o colaboración; porque en ellas está el “veneno” al que se refería el escritor sirio, convertido en romano, al que hemos hecho referencia. Hizo bien el representante del PP denunciando, últimamente –incluso después de que el nuevo gobierno tomara la dirección del país –, la parcialidad de la TV1 y la forma, evidentemente, tendenciosa y, a veces, subliminal con la que dan la información, o la desigualdad manifiesta respecto a la distribución de los espacios televisivos y al tiempo que dedican a cada partido político, poniendo en duda la honestidad de quienes colaboran a que estas anomalías se produzcan en un ente público, donde los partidismos e ideas personales de quienes trabajan en él, no debieran traslucir al público, en ningún momento.
El hecho de que el Consejo de Informativos de la TVE haya tenido que salir, una vez más, a justificarse ante la audiencia, ya demuestra a las claras que algo funciona torcido en el ente público. Lo que sucede es que, estos señores que dirigen la TV1, deben tener un concepto equivocado de quienes son los que forman su audiencia; quizá piensan que todos somos esta clase de público de las televisiones “basura”, que tragamos con cualquier porquería que quieran darnos y que aceptamos, como bueno, cualquier espectáculo con tal de que esté cargado de morbo y de pornografía. Parece que se ha convertido en un hábito de ciertos directivos de la prensa y de la TV, este concepto equivocado, que está tan extendido en los políticos, de que el pueblo español está formado por pastores de cabras, con todos los respetos para tan abnegados trabajadores, o por ciudadanos incapaces de pensar, de sacar conclusiones o de distinguir cuando se les intenta colar un sapo o cuando se les quiere tomar en pelo. Por esto, no puede más que provocarnos hilaridad que, estos señores de la Tele, intenten colarnos que en la TV1 existe la más mínima imparcialidad y que en sus programas, por muy laureados que estén sus presentadores (todos conocemos la endogamia, el clientelismo y el chauvinismo que existe entre este colectivo de los artistas, personajes televisivos y faranduleros), no se cuele, día sí y día también, toda una propaganda de izquierdas que huele a manipulación y a sectarismo interesado.
Cuando uno ha tenido la ocasión de ver, en alguno de los momentos en que nos entra la debilidad masoquista de dañar nuestro intelecto, el programa de esta socialista beligerante, que presenta en la primera cadena el programa “Los desayunos de televisión”, la señora Ana Pastor García, no tarda en darse cuenta de la “ mala bilis” que esta señora guarda hacia la derecha y, en particular, contra el PP. Como buena discípula del señor Iñaqui Gabilondo, uno de los locutores más fanáticos y manipuladores, en todos los puestos que ha ocupado en RNE y en las TV, gran amigo del señor Zapatero y colaborador directo en muchos de los graves errores que, el anterior gobierno, cometió para dejarnos la España arruinada que el PP ha heredado; la presentadora se las arregla siempre para tender trampas a quienes se someten a sus interrogatorios, con la particularidad de que, cuando el interpelado es alguien de la derecha o centrista, se convierte en la misma imagen del interrogatorio de la GPU; algo que se convierte en halagos y complacencia cuando tiene que darle coba al alguno de los suyos, como fue en el caso de la entrevista al señor Griñán. ¿Acaso estos del Consejo de la TV1 no escuchan nunca estos programas cuando se muestran tan dolidos por las críticas que reciben? Pero no queda todo en la señora Pastor porque, tampoco el programa “59 segundos”, presentado por esta mosquita muerta, con cara de no haber roto un plato en su vida, la señora María Casado, se libra de la misma enfermedad. Tanto en la elección de los tertulianos, donde siempre los de la izquierda o de la extrema izquierda son los más numerosos, como en la forma con la que dirige el coloquio como en la elección de los temas (siempre los que pueden perjudicar más a las derechas) a tratar; se le nota a la catalana de que pie cojea, aunque sea debajo una agradable apariencia.
Incluso la presentadora de Telediario de la noche, Pepa Bueno, una señora que todavía no ha aprendido como dirigirse a los corresponsales para hacerles una pregunta que no parezca el aullido de un lobo lejano; sigue al pie de la letra los dictados de quienes llevan la batuta de esta TV dominada, como suele suceder en la mayoría de medios de comunicación españoles, por esta mafia que encabeza el diario El País y que, salvo honrosas y limitadas excepciones, copa la mayoría de diarios, revistas, semanarios y cadenas pública y privadas, que se extienden por toda la geografía del país. La señora Pepa Bueno, laureada, como su amiga la señora Ana Pastor, en numerosas ocasiones y premiada por sus telediarios “objetivos”, no hace sino formar parte de toda esta cadena de profesionales que militan a las órdenes del PSOE y que saben como dar una noticia, aparentando ser objetivos e imparciales, de modo que favorezca a los intereses de la izquierda socialista o presentar otras, unas grabaciones o unas fotografías, que parecen preparadas, ad hoc, para echar leña al fuego en contra del partido del Gobierno. Con ocasión de la revuelta del 15M y ahora, con las manifestaciones estudiantiles, la TV1 se ha caracterizado por intentar, en todo momento, justificarlas como legítimas protestas en contra de la reforma laboral; cuando ni los estudiantes que participaron en ellas, ni los agitadores o los clásicos delincuentes encargados de romper todo lo que se les pone al alcance, han tenido otro objetivo que llenar las calles o “quemarlas”, como alguno de ellos anunció, de inseguridad, destrozos y violencia.
El PP no debe actuar con paños calientes con toda esta gente y, así como ha echado a la calle a muchos de los que emponzoñaban las empresas públicas, vegetaban en dependencias del Estado o vivían del cuento en organismos dependientes de las Administraciones Públicas; no debe desaprovechar la ocasión para cambiar a todos estos quinta columnistas que tiene emboscados en los programas informativos, para relegarlos a otras labores menos importantes. Todos sabemos que el PSOE, antes de dejar el poder, se ha asegurado de dejar en puestos claves a personajes capaces de hacer una labor de desgaste del nuevo gobierno, si es que se les permite seguir sembrando cizaña. No se debe tener ninguna contemplación con semejantes Judas.
Es obvio que, en la Alemania de los nazis, el doctor Joseph Goebbels, del Ministerio de Propaganda, fue uno de los pilares del régimen al que mantuvo, durante años, fiel al pensamiento nazista gracias al dominio de todos los medios de comunicación del Tercer Reich de Adolf Hitler. En España, los socialistas han sabido seguir el ejemplo de Goebbels, consiguiendo mantener su influencia en la mayoría de los medios de comunicación del país, de modo que, aún gobernando el PP, ellos siguen su política de lucha soterrada en contra de la derecha, mientras no se tomen medidas para que la TV1 recobre, de veras, la objetividad. O esta es, señores, mi percepción de este tema.
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