Ayer el jurado popular puso fin a la función de circo en la que se ha convertido la Comunidad Valenciana. Como era de esperar, las declaraciones y las tertulias no cerrarán el tema con tanta facilidad, pero nos guste o no, la justicia ha hablado y como en otras ocasiones, sin llover a gusto de todos.
Pero que no se crea el señor Camps que ya puede dormir tranquilo, si el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, cumple su promesa de castigar penalmente el despilfarro y la mala gestión de algunas comunidades autónomas, el expresidente valenciano puede verse otra vez sentado en el banquillo de los acusados, y no por recibir unos pocos trajes, sino por dejar la sanidad, la educación, la ley de dependencia y los programas de investigación de la Comunidad Valenciana en calzoncillos.
El señor Camps es “no culpable” o como narices dicte la justicia con su palabrería y eufemismos, por evitar el término inocente que chirriaría en los oídos de la ciudadanía. La cuestión es que el expresidente valenciano puede seguir ejerciendo en la política, ocupar su escaño de diputado en el parlamento autonómico, seguir gestionando y cobrando de los impuestos de todos los valencianos tras habernos dejado congelados, con la soga al cuello y sin cinturón porque no hay, ya, nada que apretar.
Miren, mejor que el señor Montoro no aplique la ley para castigar el despilfarro de los políticos, porque así nos ahorramos el circo, el gasto en juicios y la mala leche que nos queda a los ciudadanos cuando vemos que la justicia no está politizada, sino que es política pura y dura.
Así que, señor Montoro dedique sus esfuerzos a otros menesteres.