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Etiquetas | Internacional / Naufragio Costa Concordia
Sube a 11 el número de las víctimas de la tragedia

Entre pánico y negligencia

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Desde que ocurrió todo el pasado viernes 13 de enero, se ha hablado mucho de lo que se hubiera podido y de lo que no se hubiera podido hacer, pero en estas situaciones lo correcto, para todos los que se encontraron involucrados directamente en el fatídico accidente, oscila entre la sutil línea de la conciencia humana. Es difícil hablar al respecto, las informaciones en relación a lo que ocurrió realmente aún no son del todo claras; pero por lo menos hay la certeza del primer acusado, el comandante de la Costa Concordia Francesco Schettino, que sigue en la cárcel acusado de homicidio múltiple involuntario, naufragio y abandono del barco.

Las horas pasan y con ellas aumenta el número de víctimas y disminuye el de desaparecidos. Si esta mañana las autoridades italianas tenían esperanzas de poder identificar con vida algún pasajero no registrado que por cualquier motivo no hubiera subido al buque en Civitavecchia o en Porto Santo Stefano, esta tarde se ha ido desvaneciendo cualquier resplandor de ilusión. Los equipos de rescate encontraron hoy otros cinco cuerpos subiendo así a once el número de las víctimas del naufragio, entre ellos cuatro hombres y una mujer, mientras que los desaparecidos bajan a veinticuatro; los cuerpos han sido hallados en la parte de la popa, totalmente sumergida y dificultando por lo tanto el rescate.

Para seguir con la búsqueda, esta mañana emplearon micro explosiones con la intención de crear aperturas en la estructura de la Costa Concordia para facilitar la búsqueda de las personas que aún siguen bloqueadas en las aguas del Mediterráneo, teniendo en cuenta además que la gran cantidad de objetos presentes en el buque impide realizar con facilidad cualquier maniobra.

Según las declaraciones de Pierluigi Foschi, presidente de la compañía Costa Crociere, “el comandante Schettino tomó la iniciativa por su propia voluntad, en contraste con las reglas escritas de la compañía, por lo que derivó en el accidente y desviando por consecuencia el buque de su ruta inicial”. Por otra parte, añadió que en relación a las acusaciones dirigidas al comandante Schettino por su supuesto abandono del barco, Pierluigi Foschi niegas susodichas hipótesis tras haber escuchado declaraciones de gran valor para él.

Héroes improvisados
Muchas las historias que se entrelazan tras la tragedia, entre ellas la del comisario Giampedroni rescatado tras 36 horas de sufrimientos tras haber logrado salvar a más de cien personas. O la de Mario Pellegrini, teniente de alcalde de la isla de Giglio que subió al Costa Concordia para ayudar a las víctimas y que junto con un médico y un joven oficial lograron llevar a tierra a más de 500 personas. “Cuando el buque con sus cuatro mil pasajeros chocó con las rocas, nadie escuchó nada, yo me encontraba en el otro lado de la isla…Demasiado cerca, a veces ocurre, pero nunca así”, declaró Pelligrini a un medio italiano. “Quería subir en cima para ayudar a coordinar el trasporte de las personas, nuestro puerto es pequeño, al principio quería encontrar una conexión con algún oficial, pero en cuanto subí, no encontré a nadie”, añadió.

Polémicas grabaciones telefónicas
Por el momento, las grabaciones entre el capitán Francesco Schettino y las autoridades portuarias, publicadas hoy por el diario italiano Il Corriere della Sera,  servirán para dar luz a la tragedia, dejando surgir todo el pánico, la confusión, la desesperación por lo ocurrido de los que se encontraban al mando en aquel momento. Entre las frases más impactantes se encuentras las de la Capitanía de Puerto que gritaba insistentemente a Schettino: "Vuelva inmediatamente a bordo, suba por la escalera de seguridad y coordine la evacuación. Debe decirnos cuánta gente hay todavía allí: niños, mujeres, pasajeros, el número exacto de cada categoría".

Inminentes las polémicas tras las declaraciones del comandante Francesco Schettino de esta mañana, durante el interrogatorio ante la jueza de instrucción, Valeria Montesarchio que duró más de tres horas. “Estaba yo al mando del buque” cuando ocurrió el impacto, declaró Schettino que en ningún momento apoyó las acusas de abandono. “Después del impacto con las rocas he tenido un desvío de 90 grados. No podía volver a subir”, estas su declaraciones en defensa de las acusas recibidas desde el siniestro.

Mientras tanto, según la agencia italiana Ansa, la jueza Montesarchio responsable de investigar sobre los hechos, “se reserva el derecho a decidir sobre la detención y la validación de detención preventiva contra el comandante de la Costa Concordia, conforme a lo solicitado por el abogado”.

Seguirán las tareas de búsqueda de los desaparecidos, no obstante la atención se dirige también hacia el peligro de salida de carburante y de la eventual contaminación territorial del golfo toscano. En las últimas declaraciones, se esperarán entre 24 y 48 horas como máximo antes de empezar las maniobras, siempre y cuando las amenazas de fuerte oleaje, hasta dos metros de altura, no obliguen a adelantar cualquier plan de emergencia.

Entre pánico y negligencia

Sube a 11 el número de las víctimas de la tragedia
Valentina Vannimartini
martes, 17 de enero de 2012, 17:08 h (CET)
Desde que ocurrió todo el pasado viernes 13 de enero, se ha hablado mucho de lo que se hubiera podido y de lo que no se hubiera podido hacer, pero en estas situaciones lo correcto, para todos los que se encontraron involucrados directamente en el fatídico accidente, oscila entre la sutil línea de la conciencia humana. Es difícil hablar al respecto, las informaciones en relación a lo que ocurrió realmente aún no son del todo claras; pero por lo menos hay la certeza del primer acusado, el comandante de la Costa Concordia Francesco Schettino, que sigue en la cárcel acusado de homicidio múltiple involuntario, naufragio y abandono del barco.

Las horas pasan y con ellas aumenta el número de víctimas y disminuye el de desaparecidos. Si esta mañana las autoridades italianas tenían esperanzas de poder identificar con vida algún pasajero no registrado que por cualquier motivo no hubiera subido al buque en Civitavecchia o en Porto Santo Stefano, esta tarde se ha ido desvaneciendo cualquier resplandor de ilusión. Los equipos de rescate encontraron hoy otros cinco cuerpos subiendo así a once el número de las víctimas del naufragio, entre ellos cuatro hombres y una mujer, mientras que los desaparecidos bajan a veinticuatro; los cuerpos han sido hallados en la parte de la popa, totalmente sumergida y dificultando por lo tanto el rescate.

Para seguir con la búsqueda, esta mañana emplearon micro explosiones con la intención de crear aperturas en la estructura de la Costa Concordia para facilitar la búsqueda de las personas que aún siguen bloqueadas en las aguas del Mediterráneo, teniendo en cuenta además que la gran cantidad de objetos presentes en el buque impide realizar con facilidad cualquier maniobra.

Según las declaraciones de Pierluigi Foschi, presidente de la compañía Costa Crociere, “el comandante Schettino tomó la iniciativa por su propia voluntad, en contraste con las reglas escritas de la compañía, por lo que derivó en el accidente y desviando por consecuencia el buque de su ruta inicial”. Por otra parte, añadió que en relación a las acusaciones dirigidas al comandante Schettino por su supuesto abandono del barco, Pierluigi Foschi niegas susodichas hipótesis tras haber escuchado declaraciones de gran valor para él.

Héroes improvisados
Muchas las historias que se entrelazan tras la tragedia, entre ellas la del comisario Giampedroni rescatado tras 36 horas de sufrimientos tras haber logrado salvar a más de cien personas. O la de Mario Pellegrini, teniente de alcalde de la isla de Giglio que subió al Costa Concordia para ayudar a las víctimas y que junto con un médico y un joven oficial lograron llevar a tierra a más de 500 personas. “Cuando el buque con sus cuatro mil pasajeros chocó con las rocas, nadie escuchó nada, yo me encontraba en el otro lado de la isla…Demasiado cerca, a veces ocurre, pero nunca así”, declaró Pelligrini a un medio italiano. “Quería subir en cima para ayudar a coordinar el trasporte de las personas, nuestro puerto es pequeño, al principio quería encontrar una conexión con algún oficial, pero en cuanto subí, no encontré a nadie”, añadió.

Polémicas grabaciones telefónicas
Por el momento, las grabaciones entre el capitán Francesco Schettino y las autoridades portuarias, publicadas hoy por el diario italiano Il Corriere della Sera,  servirán para dar luz a la tragedia, dejando surgir todo el pánico, la confusión, la desesperación por lo ocurrido de los que se encontraban al mando en aquel momento. Entre las frases más impactantes se encuentras las de la Capitanía de Puerto que gritaba insistentemente a Schettino: "Vuelva inmediatamente a bordo, suba por la escalera de seguridad y coordine la evacuación. Debe decirnos cuánta gente hay todavía allí: niños, mujeres, pasajeros, el número exacto de cada categoría".

Inminentes las polémicas tras las declaraciones del comandante Francesco Schettino de esta mañana, durante el interrogatorio ante la jueza de instrucción, Valeria Montesarchio que duró más de tres horas. “Estaba yo al mando del buque” cuando ocurrió el impacto, declaró Schettino que en ningún momento apoyó las acusas de abandono. “Después del impacto con las rocas he tenido un desvío de 90 grados. No podía volver a subir”, estas su declaraciones en defensa de las acusas recibidas desde el siniestro.

Mientras tanto, según la agencia italiana Ansa, la jueza Montesarchio responsable de investigar sobre los hechos, “se reserva el derecho a decidir sobre la detención y la validación de detención preventiva contra el comandante de la Costa Concordia, conforme a lo solicitado por el abogado”.

Seguirán las tareas de búsqueda de los desaparecidos, no obstante la atención se dirige también hacia el peligro de salida de carburante y de la eventual contaminación territorial del golfo toscano. En las últimas declaraciones, se esperarán entre 24 y 48 horas como máximo antes de empezar las maniobras, siempre y cuando las amenazas de fuerte oleaje, hasta dos metros de altura, no obliguen a adelantar cualquier plan de emergencia.

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