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El Lietuvos Rytas se hace con el trofeo del 33° Torneo Junior “Ciutat de L'Hospitalet 2012” tras vencer en la final al FC Barcelona por 68-72

De L'Hospitalet al cielo, o viceversa

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“Las generaciones van mejorando, cada año van saliendo mejores jugadores y cada vez más jóvenes” . En un tono ilusionado, pero a la vez con cierta resignación al ver que las proezas del pasado ahora se emulan con menor dificultad, Roberto Dueñas se inserta en medio de la multitud, en un rincón de la cancha, agazapado, intentando cubrir con cierto ahogo sus más de 2,20 de estatura sobre el Complejo Norte de L'Hospitalet. El ex-pívot y detentador de seis títulos ACB ha asistido a las tres jornadas del 33° Torneo Júnior “Ciutat de L'Hospitalet 2012”, pero no ha sido el único.

A lo largo de los días 3,4 y 5 de enero han desfilado por este centro deportivo, situado en el cinturón de Barcelona, nombres y figuras que han hecho levantar los ojos de los mismísimos protagonistas, de los propios jugadores: Aíto García Reneses, Audie Norris, “Chichi” Creus, Juan Carlos Navarro... han sido un pequeño adelanto de las leyendas que se han dejado ver. Pero en este caso, las cámaras no se enfocan sobre la notoriedad, sino sobre el mañana. Los protagonistas de esta película son el futuro del baloncesto tanto nacional, como europeo, son cuerpos de hombre con cara de niños que, casi arañando las picotas del cielo, han aterrizado a Catalunya para demostrar todo su bagaje.

La ciudad de L'Hospitalet ha sido una de las cuatro localidades escogidas, junto con Roma, Kaunas y Belgrado para dirimir a la futura élite del balón naranja y, a la vez, convertirse en un trampolín para el Nike International Junior Tournament (NIJT) que se disputará en la misma ciudad en la que se jugará la Final Four de la Euroliga de este curso, Estambul. En esta 33 edición han asistido una porción de las mejores canteras del baloncesto español: FIATC Mutua Joventut, Cajasol Sevilla, FC Barcelona Regal y Real Madrid a los que se les ha sumado el aroma del este: los lituanos del Lietuvos Rytas, los bosnios del KK Spaars y por último, los croatas del KK Cedevita, sin olvidar al anfitrión y cenicienta del torneo, el CB L'Hospitalet.


Al primer vistazo parece imposible que algunos de estos niños hayan nacido en el 95'. El propio Aíto García Reneses reconoce: “Lo que más me sorprende es que estos chavales cada vez son más altos y que en cierto modo, cada vez se prioriza más la potencia en detrimento del pensamiento individual”. El cuarto técnico español más laureado de nuestro baloncesto no quiere vivir lo que ha ocurrido en Estados Unidos: “Está muy bien que los chavales cada vez sean más fuertes, pero no podemos dar importancia únicamente al uno contra uno porque sino, nos pasará lo mismo que ha ocurrido en la NBA, que ahora está intentando volver atrás”.

El madrileño merodea con sigilo por las tribunas en busca de la mejor vista para analizar al jugador que más le ha sorprendido; un alero lituano de 2,10 que milita en las filas del Cajasol: “¡Ese de ahí, el que está lanzando de tiros libres!” exclama, “es alto, tiene juego exterior, parece listo... creo que es un potencial tremendo para desarrollar”. Es Kristaps Porzingis, el jugador más alto del torneo, con permiso del lesionado Bienvenue Letuni (FIATC Mutua Joventut), que sin saberlo, está siendo analizado por una tropa de scouts americanos.

Desde la primera jornada, por encima de todo, queda un sentimiento generalizado: la superioridad del combinado lituano del Lietuvos Rytas. Juanma Pino, míster del equipo cajista, reconoce que el conjunto del este “es el equipo que mejor baloncesto hace y el más hecho físicamente del torneo”. A pie de pista y con las estadísticas en mano, sorprende el ejercicio coral de los hombres del mítico Darius Maskoliunas, ex jugador de Zalgiris Kaunas en la década de los noventa. Aquí no hay estrellas, es todo equipo, una especie de trabajo en cadena que recuerda a la máxima sobriedad de la historia del baloncesto del este. Todos los jugadores cuentan, todos suman minutos.

En la semifinal frente a Cajasol, el combinado lituano quiebra literalmente a su oponente por 97-70. Razukas Karolis, el hombre con menos tiempo de juego en pista llega a los 9 minutos ante los sevillanos, mientras que Alvydas Zarskus suma 22, el que más. La locomotora lituana llega a la final lanzando a todos sus oponentes a la lona. Todos, salvo uno, el Joventut. El conjunto estibado por Paco Redondo (designado mejor entrenador del torneo) fue el único en vencer los tres partidos de liguilla y señero en el apartado de derrotas del Lietuvos. Lamentablemente para los de Betulo, en semifinales fue el vecino de Barcelona el que los apartó de la que hubiese sido su cuarta final en este torneo.

Así las cosas, la final del 33 Torneo Junior de L'Hospitalet vio enfrentarse por un lado a las soberbias individualidades del Barça: Alexander Zhigulin, Josep Pérez, Ludde Hakanson... frente al mural lituano. Para la cita, el pabellón muta. Caída la noche en el frío de L'Hospitalet, el complejo saca a relucir su mejor iluminación sobre el parquet, los combinados ya eliminados toman asiento para ver a los que les han superado y los nombres del baloncesto profesional no se lo quieren perder. Joe Ingles, CJ Wallace, Marcelinho Huertas y Xavi Pascual toman asiento a pie de pista, donde se notan las vibraciones en tiempo real. Sobre el parquet, las predicciones se cumplen.

La robustez lituana volvió a hacer estragos, pero esta vez, del rebaño lituano sobresalieron tres ovejas: Tomas Galeckas, mejor porcentaje de tiros de tres de todo el torneo, playmaker y manija del combinado lituano. Denis Krestinin, sinónimo de rebote y con 16 capturas en la final, hombre clave en el esquema de Maskoliunas. Y finalmente, el MVP del torneo y mejor anotador frente al Barça Regal con 21 puntos: Augustinas Jankaitis, sucesor en el galardón de hombres como Erazem Lorbek, Rudy Fernández o Nikola Mirotic. El día de mañana, cuando estos mismos niños sean comparados con dioses del cielo, algunos podrán decir que los vieron jugar por L'Hospitalet.

De L'Hospitalet al cielo, o viceversa

El Lietuvos Rytas se hace con el trofeo del 33° Torneo Junior “Ciutat de L'Hospitalet 2012” tras vencer en la final al FC Barcelona por 68-72
Eric Sánchez
martes, 10 de enero de 2012, 00:21 h (CET)

“Las generaciones van mejorando, cada año van saliendo mejores jugadores y cada vez más jóvenes” . En un tono ilusionado, pero a la vez con cierta resignación al ver que las proezas del pasado ahora se emulan con menor dificultad, Roberto Dueñas se inserta en medio de la multitud, en un rincón de la cancha, agazapado, intentando cubrir con cierto ahogo sus más de 2,20 de estatura sobre el Complejo Norte de L'Hospitalet. El ex-pívot y detentador de seis títulos ACB ha asistido a las tres jornadas del 33° Torneo Júnior “Ciutat de L'Hospitalet 2012”, pero no ha sido el único.

A lo largo de los días 3,4 y 5 de enero han desfilado por este centro deportivo, situado en el cinturón de Barcelona, nombres y figuras que han hecho levantar los ojos de los mismísimos protagonistas, de los propios jugadores: Aíto García Reneses, Audie Norris, “Chichi” Creus, Juan Carlos Navarro... han sido un pequeño adelanto de las leyendas que se han dejado ver. Pero en este caso, las cámaras no se enfocan sobre la notoriedad, sino sobre el mañana. Los protagonistas de esta película son el futuro del baloncesto tanto nacional, como europeo, son cuerpos de hombre con cara de niños que, casi arañando las picotas del cielo, han aterrizado a Catalunya para demostrar todo su bagaje.

La ciudad de L'Hospitalet ha sido una de las cuatro localidades escogidas, junto con Roma, Kaunas y Belgrado para dirimir a la futura élite del balón naranja y, a la vez, convertirse en un trampolín para el Nike International Junior Tournament (NIJT) que se disputará en la misma ciudad en la que se jugará la Final Four de la Euroliga de este curso, Estambul. En esta 33 edición han asistido una porción de las mejores canteras del baloncesto español: FIATC Mutua Joventut, Cajasol Sevilla, FC Barcelona Regal y Real Madrid a los que se les ha sumado el aroma del este: los lituanos del Lietuvos Rytas, los bosnios del KK Spaars y por último, los croatas del KK Cedevita, sin olvidar al anfitrión y cenicienta del torneo, el CB L'Hospitalet.


Al primer vistazo parece imposible que algunos de estos niños hayan nacido en el 95'. El propio Aíto García Reneses reconoce: “Lo que más me sorprende es que estos chavales cada vez son más altos y que en cierto modo, cada vez se prioriza más la potencia en detrimento del pensamiento individual”. El cuarto técnico español más laureado de nuestro baloncesto no quiere vivir lo que ha ocurrido en Estados Unidos: “Está muy bien que los chavales cada vez sean más fuertes, pero no podemos dar importancia únicamente al uno contra uno porque sino, nos pasará lo mismo que ha ocurrido en la NBA, que ahora está intentando volver atrás”.

El madrileño merodea con sigilo por las tribunas en busca de la mejor vista para analizar al jugador que más le ha sorprendido; un alero lituano de 2,10 que milita en las filas del Cajasol: “¡Ese de ahí, el que está lanzando de tiros libres!” exclama, “es alto, tiene juego exterior, parece listo... creo que es un potencial tremendo para desarrollar”. Es Kristaps Porzingis, el jugador más alto del torneo, con permiso del lesionado Bienvenue Letuni (FIATC Mutua Joventut), que sin saberlo, está siendo analizado por una tropa de scouts americanos.

Desde la primera jornada, por encima de todo, queda un sentimiento generalizado: la superioridad del combinado lituano del Lietuvos Rytas. Juanma Pino, míster del equipo cajista, reconoce que el conjunto del este “es el equipo que mejor baloncesto hace y el más hecho físicamente del torneo”. A pie de pista y con las estadísticas en mano, sorprende el ejercicio coral de los hombres del mítico Darius Maskoliunas, ex jugador de Zalgiris Kaunas en la década de los noventa. Aquí no hay estrellas, es todo equipo, una especie de trabajo en cadena que recuerda a la máxima sobriedad de la historia del baloncesto del este. Todos los jugadores cuentan, todos suman minutos.

En la semifinal frente a Cajasol, el combinado lituano quiebra literalmente a su oponente por 97-70. Razukas Karolis, el hombre con menos tiempo de juego en pista llega a los 9 minutos ante los sevillanos, mientras que Alvydas Zarskus suma 22, el que más. La locomotora lituana llega a la final lanzando a todos sus oponentes a la lona. Todos, salvo uno, el Joventut. El conjunto estibado por Paco Redondo (designado mejor entrenador del torneo) fue el único en vencer los tres partidos de liguilla y señero en el apartado de derrotas del Lietuvos. Lamentablemente para los de Betulo, en semifinales fue el vecino de Barcelona el que los apartó de la que hubiese sido su cuarta final en este torneo.

Así las cosas, la final del 33 Torneo Junior de L'Hospitalet vio enfrentarse por un lado a las soberbias individualidades del Barça: Alexander Zhigulin, Josep Pérez, Ludde Hakanson... frente al mural lituano. Para la cita, el pabellón muta. Caída la noche en el frío de L'Hospitalet, el complejo saca a relucir su mejor iluminación sobre el parquet, los combinados ya eliminados toman asiento para ver a los que les han superado y los nombres del baloncesto profesional no se lo quieren perder. Joe Ingles, CJ Wallace, Marcelinho Huertas y Xavi Pascual toman asiento a pie de pista, donde se notan las vibraciones en tiempo real. Sobre el parquet, las predicciones se cumplen.

La robustez lituana volvió a hacer estragos, pero esta vez, del rebaño lituano sobresalieron tres ovejas: Tomas Galeckas, mejor porcentaje de tiros de tres de todo el torneo, playmaker y manija del combinado lituano. Denis Krestinin, sinónimo de rebote y con 16 capturas en la final, hombre clave en el esquema de Maskoliunas. Y finalmente, el MVP del torneo y mejor anotador frente al Barça Regal con 21 puntos: Augustinas Jankaitis, sucesor en el galardón de hombres como Erazem Lorbek, Rudy Fernández o Nikola Mirotic. El día de mañana, cuando estos mismos niños sean comparados con dioses del cielo, algunos podrán decir que los vieron jugar por L'Hospitalet.

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