La aparición de los cuatro ministros juntos, responsables de las carteras que más preocupan al país, no podía traer otra cosa que un paquete de medidas difíciles de comunicar. Así fue. Allí en Moncloa anunciaron y trataron de explicar las decisiones acordadas en el Consejo de Ministros. Sáenz de Santamaria, De Guindos, Montoro y Báñez justificaron lo que denominaron “recargo temporal de solidaridad”, y haciendo un uso responsable del lenguaje que no provocara alarma social, fueron reiterados adjetivos como “extraordinarias”, “temporales” o “progresivas”.
La realidad es que reducir el gasto está muy bien y es necesario, pero sin ingresos sirve de poco dado el estado de las arcas públicas y el despilfarro y uso irresponsable que el anterior Ejecutivo ha hecho de ellas. Tal y como explicó el Gobierno de Rajoy, la herencia es mucho peor de lo esperada y estima que el déficit del conjunto de las administraciones públicas se sitúe en torno al 8 por ciento, y no en el 6 por ciento como anunció errando en el diagnóstico el Ejecutivo de Zapatero o, aún peor, engañando y ocultando el gravísimo deterioro de las cuentas públicas. Mariano Rajoy ahora tiene la posibilidad y el deber de actuar y de no caer en la falta de transparencia y pésima gestión que hasta ahora hemos sufrido.
Las últimas medidas son una muestra de valentía y el principio de muchas otras impopulares que no nos gustarán, pero que bien explicadas serán aceptadas por la mayoría y nos sacarán de la actual situación deficitaria. Además, todo esto tiene que mejorar la imagen y el crédito nacional, servir para recuperar la confianza exterior y, a su vez, la inversión de capital extranjero que hemos perdido. Nuestra capacidad de ahorro es insuficiente para equilibrar la balanza de pagos hasta que las medidas que se tomen den resultados y saneen la economía española. Por eso, la captación de capital extranjero aprovechado para inversiones productivas, que creen puestos de trabajo e ingresos impositivos, es un factor importante y obligatorio, y Europa tiene que ver cómo disminuye el riesgo de invertir en España.