Vicente del Bosque evoluciona a cada partido que juega la selección hacia un sistema más parecido al Barcelona, y por índole, a la versión 1.0 del combinado nacional dirigida por Luis Aragonés en la Eurocopa de Austria y Suiza. Un conjunto con más mediocampistas y jugando con un falso delantero centro, generalmente David Silva. La apuesta por tener el control del partido es total, y generalmente termina con victoria de la selección, pero no hay que olvidarse que para ganar un partido lo primero es disparar a portería. España tiene estilo, pero le falta la salsa del fútbol, el gol.
El principal problema actual de la `Roja´ reside en querer hacer jugadas de Play Station que en un partido real no salen; Querer meterse hasta la cocina olvidándose lo que es tiro desde fuera del área; Querer marcar un gol con la oreja tras hacer nueve paredes al borde del área en vez de realizar un disparo con la puntera. Si algo ha caracterizado a este grupo de futbolistas es que son capaces de hacer fácil lo difícil, pero debe existir un límite.
El pecado que se vislumbra en el Barcelona está cada vez más presente en la selección española. La enfermedad es visible, aunque hay confianza en que sea de fácil recuperación. Xavi, Iniesta, Xabi Alonso, Cesc, Silva, Mata y Cazorla son los máximos exponentes de este tipo de fútbol, y ahora, a escasos siete meses de la próxima Eurocopa deben conjurarse para que lo ocurrido en Wembley ante Inglaterra no suceda más, porque de lo contrario, revalidar el mágico triunfo de 2008 será misión imposible.
Tras una fase de clasificación impecable con siete victorias en otros tantos encuentros, los amistosos ante selecciones de primer nivel se han convertido en el talón de Aquiles del combinado nacional. Derrotas ante Argentina, Portugal, Italia e Inglaterra siembran de dudas a los aficionados, aunque es cierto que antes ganábamos a estas selecciones en los amistosos y éramos incapaces de plantar cara en las competiciones oficiales. El temor reside en si estos tropiezos ante conjuntos en proceso de construcción o descomposición, según se mire, puede minar la moral de cara a enfrentamientos futuros contra selecciones en su máximo esplendor como Alemania y Holanda, viejos conocidos a los que ya España ha vencido en el pasado. Por ello, hubiese sido más satisfactorio ir al Europeo con una carta de presentación inmaculada, algo que no sucederá.
La delantera es el último elemento del engranaje a examinar. Torres y Villa han perdido el instinto asesino. Del Bosque debería colocar al asturiano en el centro del ataque, porque al no estar Messi, como sucede en el Barcelona, el Guaje se pierde en la banda, y no tiene sentido tirar a la izquierda a tu hombre más goleador. Lo de Torres es otro tema; no está ni se le espera, y aunque entrará en la lista definitiva de los 23 elegidos, sus minutos, salvo que rompa a meter goles con el Chelsea, serán muy limitados. Otros delanteros deben dar un golpe en la mesa: Llorente, Soldado, Negredo o Adrián tienen ante sí una enorme oportunidad, pero la realidad es que a la hora de enfrentarse a las defensas de las grandes selecciones europeas, la figura de Torres impone un respeto que el resto todavía tiene que ganarse. Por el bien del fútbol y de España, Fernando Torres, vuelve a ser el delantero total del Liverpool.
Aún hay tiempo para que la historia marcada por estos futbolistas no se pare en Junio de 2012. Convertirse en la única selección que logra de forma consecutiva Eurocopa-Mundial-Eurocopa es la misión para el grupo dirigido por Vicente del Bosque. Esperemos que no sea una misión imposible, y si lo es, que lo sea porque hay un equipo superior al nuestro, no porque nuestra selección ni siquiera haya probado al portero rival entreteniéndose en lograr una posesión de escándalo sin conseguir el resultado final. Recuerden, los partidos de fútbol se ganan marcando goles.