Desde bien temprano ha dejado claro Gregorio Manzano que su método en este nuevo Atleti del 4-3-3 serán las rotaciones. El técnico rojiblanco es el único que no tiene un once tipo definido en su cabeza, una idea que aparentemente tiene visos de perpetuarse a lo largo del año y además sin excepción alguna. El andaluz ha optado por tener a dieciocho futbolistas que puedan entrar y salir del once sin que el equipo se resienta.
Como filosofía para abordar una temporada donde el Atleti jugará, en principio, media centena de partidos está bien, pero convertir esta idea en imperativo categórico es un error. Y eso es lo que el técnico andaluz ha hecho. El sábado pasado el rival era el Barcelona y Manzano respetó las rotaciones como si de cualquier equipo se tratara. Filipe Luis, Domínguez y Turan, tres titulares de los indiscutibles, se quedaron en el banquillo.
Precisamente las rotaciones sirven para que el equipo titular esté físicamente al cien por cien cuando lleguen esta clase de partidos. No para rotar contra rivales donde necesitas tus mejores efectivos. Posiblemente el resultado no hubiera cambiado demasiado si Manzano hubiera apostado por el equipo de gala, pero al menos sí podría haberse ido del Camp Nou con la sensación de haber puesto en liza lo mejor que tenía.
Las rotaciones pueden convertirse en un arma de doble filo si Manzano no aprende a utilizarlas. Reyes, que fue el primer cambio en el Camp Nou y empezó el partido en el banquillo ante el Sporting, ya suma papeletas para ser el primero en alzar la voz. El sevillano ha pasado de ser el mimado de Quique a un futbolista más cuya titularidad está en el aire en cada partido. Primer error grave de Manzano.
Si bien el técnico rojiblanco ha sabido implantar sobre el campo una idea de juego cimentada en el control del balón, la posesión y el toque, le falta por decidir cómo quiere jugar en el vestuario. A veces es más difícil averiguar cómo tener contentos a veinte futbolistas de un mismo equipo que hacer que once de ellos ganen a otros once de otro equipo. El fútbol es un arte complicado.