Hemos vivido tiempos, décadas, que parecía que todo el mundo deseaba ser notable y extraordinario, pero quizás, la normalidad, sea el mayor y mejor calificativo de una persona.
Ya sé que en psicología y psiquiatría y en algunas ciencias sociales se pone en crisis o en duda el concepto de normalidad. O, dicho de otro modo, no se niega la “normalidad”, pero sí de alguna forma o manera, la “no-normalidad”, qué es la normalidad, qué es la no-normalidad. En la vida real y rutinaria, toda persona, tiene una serie de características, vectores, valores, factores que son como la media de la población, y, después otros, que son específicos de dicha persona, en cuanto que algunos estarán por debajo de la escala, otros, otros por encima del nivel…
Quizás, se ha infravalorado demasiado al pueblo, al pueblo que todas las mañanas se levanta para vivir el día, para vivir la vida. Quizás, se haya alabado demasiado las grandes características, que serán buenas o no serán tanto. Quizás, la fama y la notoriedad se señalan mucho. En las escuelas se enseña los nombres de los grandes descubridores, de los grandes políticos, de los grandes empresarios-economistas, de los grandes físicos, de los grandes matemáticos, de… y de… pero raramente se muestran los nombres, los recuerdos de las personas normales que llevan toda la vida normal y rutinaria, pero que también son necesarios. No todo el mundo es Einstein, muchos lo intentan, quizás, pocos lo consiguen… En todo sucede lo mismo… Incluso Einstein, Galileo, Newton, en su vida normal y rutinaria, en algunos aspectos dejaban mucho que desear…
Todo el mundo, decíamos tiene algún factor o vector extraordinario, distinto a la media de la población. Y, que es bueno y legal y moral dicho vector o característica de su ser y de su personalidad, pero evidentemente, hay que descubrirlo. Qué característica puedo tener o disponer yo, o usted o su amistad que destaca sobre los demás… y, que es buena. Algunas personas la descubren, otras no… Por otro lado, eso de explotar los talentos del Nuevo Testamento. Esa frase que dice, que “todo el mundo es extraordinario en algo”. Pero el problema es descubrirlo…
Quizás, en tiempos de famas de quince minutos, la famosa frase de Warhol. Que demasiadas personas se presentan en programas televisivos, que mal traducidos, llaman de la realidad. Quizás, sea bueno y necesario indicar, que las “personas normales”, que siguen sus vidas, con rutinas que son buenas, que se levantan todas las mañanas para cumplir sus deberes y sus obligaciones, son también héroes anónimos…
Acaso no es un héroe anónimo, miles de panaderos que se levantan de madrugada a hacer el pan, acaso no son héroes anónimos miles de agricultores que hacen lo mismo, acaso no son héroes centenas de miles de mujeres que cuidan sus casas y los que respiran en ella, acaso no son héroes decenas de miles de médicos que intentan curarnos enfermedades, acaso no son héroes anónimos, miles de concejales que en sus ayuntamientos hacen lo que pueden, sin recibir compensaciones económicas y sí dolores de cabeza, acaso no son héroes cientos de articulistas de opinión, que intentan poner algo de luz al panorama tan complejo y de tantas variables de la vida actual, y, la inmensa mayoría no cobran nada de dineritos…
Como tengo el defecto o la virtud académica y universitaria de la cita. Podría continuar esta columna de opinión, o, darle el remate final, sin citar a nadie, pero creo que hay que hacerlo y nombrar y citar. Así, así se muestra que esto del columnismo es una carrera de relevos, unos vamos copiando ideas y argumentos y razones y datos y títulos de temas, unos de otros, es una enorme rueda. Tomamos de la calle, de nuestras percepciones, de lo que leemos, de lo que escuchamos en la calle, de la prensa, de mil fuentes… Pero a mí, a mí me gusta citar, y, hoy, este tema, se me ha ocurrido, la verdad es que lo he pensado muchas veces, para no mentir y engañar a nadie. Hay que valorar la vida normal y rutinaria, bajo la luz de la legalidad vigente, de la moralidad correcta.
Bueno, decía, hoy he tomado este tema de una entrevista que le hacen a Leopoldo Abadía, que el periodista Álvaro Sánchez León, le hace en Aceprensa el 16 de junio del 2025, -y, que le invito la lea-, y que titula con una frase del entrevistado, un empresario e ingeniero industrial y profesor, un hombre de noventa y un años, que nos habla de la vida y de la vida de todos y de cada uno. Porque de la vida, deberíamos recordar, de la vida todos la vivimos, y, todos hemos aprendido algo de ella, y, todos ponemos algo o mucho en ella…
Dicha frase que indica el entrevistado, que el periodista toma como titular de dicho diálogo es: Leopoldo Abadía: “Ser normal es lo mejor que se puede decir de una persona”. Y, creo que es verdad, me recuerda mucho eso de la fórmula o verdad biológica, no recuerdo bien el biólogo: un organismo sobrevive si tiene de todo lo que necesita, siempre en cualquier tiempo, no mucho en una estación y poco en otra. Es decir, todo organismo vivo, sobrevive, si tiene agua suficiente y comida suficiente en cualquier estación, y, no mucha en unos tiempos y muy poca o nada en otros. Así, así no sobrevive… –creo que es del bioquímico Liebig-.
Hoy, hoy levantamos una lanza, para valorar a las personas normales. Que al final, eso somos todos. Somos gente normal. Todos, incluso las elites, solo son élites en una característica, en el resto son personas normales y rutinarias… como usted o su prima o su vecina o su padre…
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