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El PSOE está procurando hacer, lo que debió hacer hace un par de años

Rubalcaba: Entre el prólogo y el epílogo

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El PSOE está procurando hacer, lo que debió hacer hace un par de años, cambiar un liderazgo de coyuntura –que ya estaba agotado-, reorientar su proyecto hacia la izquierda social, y marcar un rumbo que facilite la salida de la crisis económica en la que nos ha metido la “globalización económica”. Si bien estos cambios, los está haciendo con la urgencia del último debacle electoral sufrido, y de la próxima cita electoral –antes del año-.

Para ello, el PSOE ha propulsado a primer plano a Alfredo Pérez Rubalcaba, un experimentado político, que ha desempeñado varias carteras ministeriales en los gobiernos de Felipe González y de Rodríguez Zapatero. Hombre culto, inteligente, que potencialmente resultaría capaz de liderar el proyecto socialdemócrata en España. Pues cuenta con el respeto de los suyos y con la preocupación de sus adversarios -¿por algo será?-.

Sin embargo Rubalcaba –pese a estar bien valorado en las encuestas- llega a asumir esta dura empresa en uno de los peores momentos, con la gravedad de la crisis en su punto áljido, con un proyecto socialista “quemado”, y con unas encuestas electorales que parecen marcar un cambio de ciclo a favor del PP.

Así pues, Rubalcaba tiene que rearmar ideológicamente a un socialismo español que se ha aburguesado, que en cierta medida ha abandonado al sector de izquierda que tradicionalmente representaba; ya que Zapatero más que una política socialista, ha venido ejecutando una política radical (o “liberal-radical”, de centro izquierda), donde lo que primaba era un supuesto avance en los derechos civiles (matrimonios gays, aborto, memoria histórica, cuotas femeninas de poder, etc.). Entre tanto la política social de izquierdas, obrera, de defensa del trabajador –que tradicionalmente ha sido feudo social-comunista, ha sido relegada por esos planteamientos de supuestos “avances de derechos”-.

Por todo ello, ha sido muy importante el apunte de “giro a la izquierda” de Rubalcaba en su primer acto como candidato socialista a las elecciones generales. Hay una gran masa electoral, de clase media y clase trabajadora, en general, que están padeciendo con gran crudeza los efectos de la crisis económica, que no han generado. Frente a una banca –que por codicia, o error del sistema de globalización, y por supuesto de desregulación- está siendo asistida por el Estado (cuando debió controlarla mejor antes), y que parece no estar dispuesta a perder en sus cálculos de los grandes números. Lo que lleva a una asfixia del pequeño y mediano empresario por unas restricciones crediticias excesivamente duraderas, que además, comprometen el mantenimiento del sistema económico. Ante lo cual, un gobierno no puede estar inerme, ni exclusivamente pendiente de lo que le marque la banca alemana o la eurozona. Por consiguiente, buenas son las propuestas de generación del impuesto de patrimonio –que derogó el propio Zapatero-, e incluso un impuesto a la Banca, pues no es éticamente presentable que en medio de toda esta marejada económica sigan publicando los astronómicos beneficios con que nos sorprenden. ¡Es hora que arrimen el hombro…!.

Pero sin embargo, no dejemos de lado, que Rubalcaba ha compartido gobierno con Zapatero, respecto del cual ha de distanciarse políticamente, si quiere remontar expectativas. Aunque no hemos de llegar a la simpleza de algún mensaje de la prensa afecta a la derecha de tachar a Rubalcaba como más de lo mismo, pues tal hecho, también sería predicable de Rajoy respecto de Aznar. Y sin embargo, hemos de convenir que aunque las personas sean las mismas, los momentos son distintos, y los gabinetes también, pues el que marca rumbo es el Presidente, los ministros ejecutan las políticas departamentales según el rumbo marcado.

En cualquier caso, parece que se tienen que definir los dos modelos (del PP y del PSOE) para las próximas elecciones generales –adelantadas o no-. De manera que así se presenten las dos modalidades posibles de política de gobierno, de forma más nítida y definida que hasta ahora. Por un lado el proyecto liberal conservador del PP, y por otro el proyecto socialdemócrata del PSOE. Probablemente esa sea la clave ideológica que definitivamente pueda marcar el discurso y la orientación de la próxima campaña.

Para ello, Rubalcaba habrá de ser más “epílogo” de la política de Zapatero, y “prólogo” de una nueva política, de unas nuevas ideas más sociales, más eficaces, más realistas, y de menos “brindis a la galería”.

Rubalcaba: Entre el prólogo y el epílogo

El PSOE está procurando hacer, lo que debió hacer hace un par de años
Domingo Delgado
lunes, 11 de julio de 2011, 09:04 h (CET)
El PSOE está procurando hacer, lo que debió hacer hace un par de años, cambiar un liderazgo de coyuntura –que ya estaba agotado-, reorientar su proyecto hacia la izquierda social, y marcar un rumbo que facilite la salida de la crisis económica en la que nos ha metido la “globalización económica”. Si bien estos cambios, los está haciendo con la urgencia del último debacle electoral sufrido, y de la próxima cita electoral –antes del año-.

Para ello, el PSOE ha propulsado a primer plano a Alfredo Pérez Rubalcaba, un experimentado político, que ha desempeñado varias carteras ministeriales en los gobiernos de Felipe González y de Rodríguez Zapatero. Hombre culto, inteligente, que potencialmente resultaría capaz de liderar el proyecto socialdemócrata en España. Pues cuenta con el respeto de los suyos y con la preocupación de sus adversarios -¿por algo será?-.

Sin embargo Rubalcaba –pese a estar bien valorado en las encuestas- llega a asumir esta dura empresa en uno de los peores momentos, con la gravedad de la crisis en su punto áljido, con un proyecto socialista “quemado”, y con unas encuestas electorales que parecen marcar un cambio de ciclo a favor del PP.

Así pues, Rubalcaba tiene que rearmar ideológicamente a un socialismo español que se ha aburguesado, que en cierta medida ha abandonado al sector de izquierda que tradicionalmente representaba; ya que Zapatero más que una política socialista, ha venido ejecutando una política radical (o “liberal-radical”, de centro izquierda), donde lo que primaba era un supuesto avance en los derechos civiles (matrimonios gays, aborto, memoria histórica, cuotas femeninas de poder, etc.). Entre tanto la política social de izquierdas, obrera, de defensa del trabajador –que tradicionalmente ha sido feudo social-comunista, ha sido relegada por esos planteamientos de supuestos “avances de derechos”-.

Por todo ello, ha sido muy importante el apunte de “giro a la izquierda” de Rubalcaba en su primer acto como candidato socialista a las elecciones generales. Hay una gran masa electoral, de clase media y clase trabajadora, en general, que están padeciendo con gran crudeza los efectos de la crisis económica, que no han generado. Frente a una banca –que por codicia, o error del sistema de globalización, y por supuesto de desregulación- está siendo asistida por el Estado (cuando debió controlarla mejor antes), y que parece no estar dispuesta a perder en sus cálculos de los grandes números. Lo que lleva a una asfixia del pequeño y mediano empresario por unas restricciones crediticias excesivamente duraderas, que además, comprometen el mantenimiento del sistema económico. Ante lo cual, un gobierno no puede estar inerme, ni exclusivamente pendiente de lo que le marque la banca alemana o la eurozona. Por consiguiente, buenas son las propuestas de generación del impuesto de patrimonio –que derogó el propio Zapatero-, e incluso un impuesto a la Banca, pues no es éticamente presentable que en medio de toda esta marejada económica sigan publicando los astronómicos beneficios con que nos sorprenden. ¡Es hora que arrimen el hombro…!.

Pero sin embargo, no dejemos de lado, que Rubalcaba ha compartido gobierno con Zapatero, respecto del cual ha de distanciarse políticamente, si quiere remontar expectativas. Aunque no hemos de llegar a la simpleza de algún mensaje de la prensa afecta a la derecha de tachar a Rubalcaba como más de lo mismo, pues tal hecho, también sería predicable de Rajoy respecto de Aznar. Y sin embargo, hemos de convenir que aunque las personas sean las mismas, los momentos son distintos, y los gabinetes también, pues el que marca rumbo es el Presidente, los ministros ejecutan las políticas departamentales según el rumbo marcado.

En cualquier caso, parece que se tienen que definir los dos modelos (del PP y del PSOE) para las próximas elecciones generales –adelantadas o no-. De manera que así se presenten las dos modalidades posibles de política de gobierno, de forma más nítida y definida que hasta ahora. Por un lado el proyecto liberal conservador del PP, y por otro el proyecto socialdemócrata del PSOE. Probablemente esa sea la clave ideológica que definitivamente pueda marcar el discurso y la orientación de la próxima campaña.

Para ello, Rubalcaba habrá de ser más “epílogo” de la política de Zapatero, y “prólogo” de una nueva política, de unas nuevas ideas más sociales, más eficaces, más realistas, y de menos “brindis a la galería”.

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