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"Aprendemos más de práctica que de teoría"

Blanca Suárez, actriz de "El Barco"
Redacción
lunes, 24 de enero de 2011, 08:42 h (CET)
Sus ojos y su sonrisa iluminan cada camarote de “El Barco”, la serie en la que literalmente se ha embarcado esta madrileña de 22 años. Blanca Suárez es una de las revelaciones del panorama interpretativo, gracias a una corta pero fructífera carrera

Sus últimas escalas son esta serie, que hoy espera repetir el éxito de su estreno hace una semana, y la película “Carne de neón”, recién llegada a los cines y en la que también coincide con Mario Casas. Este año será el de su consagración, ya que también podremos verla en el último trabajo de Pedro Almodóvar: “La piel que habito”. Ha sido en la gran pantalla donde ha desarrollado su trayectoria, con títulos como “Eskalofrío”, “Cobardes”, “Fuga de cerebros” o “El cónsul de Sodoma”. Sin embargo, fue una serie, “El Internado”, la que supuso su verdadero salto a la fama.




Blanca Suárez es una de las protagonistas de `El barco´.

Alberto Mendo / SIGLO XXI

Con su meteórica carrera, lo que menos se plantea Blanca es que pueda llegar el fin del mundo. “¡Espero no enterarme y que me pille de sorpresa!”, confiesa. Sin embargo, en “El Barco” ha tenido que hacer el esfuerzo de creer que es una de las supervivientes del cataclismo. Por eso, de los rodajes destaca su intensidad y su dureza, aunque prefiere quedarse con las tramas de comedia: “Hay momentos en los que no sabes si reír o llorar”, asegura. Esa mezcla de ingredientes es lo que, en su opinión, la diferencia de “El Internado”, con la que afirma que “apenas hay parecidos”. Respecto a su personaje, Ainhoa, explica que es “muy racional” pero que “arriesga mucho” si se lo dicta el corazón. No le faltarán pretendientes,

¿Cómo describirías a Ainhoa?
Es la hija del capitán y, a la vez, tiene que ocuparse de su hermana pequeña, Valeria. Se embarcan en el Estrella Polar porque acaban de perder a su madre. En poco tiempo, se convertirá en un soporte básico para su familia. Para el padre será una guía, ya que estará bastante perdido ante sus dos hijas a las que apenas conoce porque siempre ha estado navegando. Tendrá más frentes abiertos. Por una parte, se relacionará con el grupo de jóvenes; con sus compañeros de camarote vivirá momentos muy tristes y muy divertidos. Por la otra, estará el lío amoroso.

Mario Casas nos contó que todavía no había rodado ninguna escena de besos. ¿Y tú?

Yo sí. ¡Creo que he sido la única hasta ahora!

Dado que el triángulo sentimental es con Ulises y con Gamboa, parece claro por quién se decanta primero…

No desvelaré nada. Ainhoa es una chica muy racional pero lucha por lo que quiere en cuestiones de amor. Además, es una persona que se fía de la gente y confía en los demás. Si ella cree que el corazón le dicta una cosa, lo hace, aunque a ves le suponga darse algunos golpes en la vida. No obstante, se arriesgará mucho.


"La trama principal supone ser consciente de que eres el único superviviente de la Tierra"


Los alumnos montáis en un buque escuela pero, con el fin del mundo, ¿realmente vais a llegar a tener alguna clase?

¡Aprenderemos más de práctica que de teoría! Sobre todo, acerca de las relaciones personales y de lo que realmente importa en la vida: ser feliz con las personas que te rodean, con lo que tienes y lo que te queda. Eso a menudo es lo más importante que puede aprender uno en la vida.

“El Barco” combina aventuras, drama, comedia, amor, misterio… ¿Con cuál de estos ingredientes te quedas personalmente?

Con los momentos de comedia. Muchos de ellos los protagoniza Piti, el alumno ligón aunque después no tenga tanto éxito… Será un personaje muy especial. Esos momentos graciosos sirven para contrastar con los dramáticos. La trama principal supone ser consciente de que eres el único superviviente de la Tierra. Has perdido a tu familia, todo ha desaparecido y estás solo. Hay momentos en los que no sabes si reír o llorar.

De estos meses de rodaje, ¿te quedas con algún momento especial?

Sí, con una escena que he rodado hace poco más de una semana. Fue un día muy intenso. Hice unas secuencias bastante dramáticas. Hay un embarrancamiento, el barco se queda encallado y confluyen una serie de circunstancias que llevan a Ainhoa a creer que realmente está sola en el mundo. Es un momento terrible y, a la vez, muy bonito. Ya lo veréis.

Son planteamientos muy difíciles de imaginar. ¿De qué manera consigues prepararte mentalmente para interpretar esa parte dramática?

Siempre acabas recurriendo a situaciones que tú alguna vez has vivido o sentido, momentos que te han provocado esa sensación, como la muerte de familiares, rupturas sentimentales, peleas…Cuando lees el guión, obviamente piensas que nunca has experimentado cómo es el fin del mundo, pero hay cosas que sí he vivido y sé cómo es. Sólo tienes que recordar cómo lo pasaste en ese momento y lo que significó para ti. Todos siempre podemos recurrir a momentos de nuestra vida.


"Antes de la serie no sabía nada de navegación"


¿Qué ha supuesto para ti enrolarte en esta serie?

Lo más especial es que te dicen que vas a hacer una serie en septiembre, cuando empezamos a grabar, y que estás dos semanas en la playa… Estás rodando en un barco y haciendo escenas en el agua, ¡y eso es muy divertido! Yo nunca lo había hecho. También hay momentos algo insoportables… porque hace mucho frío, porque estás muchas horas dentro del agua y porque todo eso complica el rodaje. Antes de la serie no sabía nada de navegación. También creía que no me mareaba en un barco… Ahora me tomo unas cuentas biodraminas y hacia delante.

¿Qué diferencias has encontrado respecto a tu participación en “El Internado”?

No estuve en el arranque de esa serie; entré cuando ya estaba todo bien organizado. En cambio, esto está siendo muy duro. Al ser el comienzo de la historia, hay más secuencias de responsabilidad, algunas muy dramáticas. Además, están las escenas difíciles de recrear como las tormentas o el cataclismo. Entre nosotros tenemos una broma: uno grita “¡bandazo!” y eso significa un golpe de mar y todos nos tiramos al suelo o nos golpeamos contra mesas y paredes. Esas escenas son como una coreografía.

A nivel argumental, también se ha insistido mucho en comparar “El Barco” con “El Internado”. ¿Queda definitivamente desmentido?

Se ha dicho demasiado, y apenas hay parecidos. Si acaso, lo mismo que había gente metida en un internado, ahora está metida en un barco, como podía ser en una casa. Son universos completamente distintos. Allí había una intensidad, una intriga y un terror que no daban respiro, y en el Estrella Polar no es así. Hay intriga, drama, comedia, pero en distintas dosis.

¿Has pensado qué harías si mañana se acabara el mundo?

¡Espero no enterarme y que me pille de sorpresa! Si lo supiera, intentaría pasar antes el mejor día de mi vida, reírme y estar con la gente con la que realmente soy feliz.

En la serie vuelves a coincidir con Mario Casas tras “Carne de Neón”. ¿Qué tal llevas volver a rodar con él? ¿Y qué tal es el ambiente con el resto del reparto?

¡Mario ya es como de mi familia! Llego a casa y espero que esté él sentado en el sofá. Pero es un gusto porque es una gran persona y no me importa pasar todo el día con él. Respecto a todos los demás compañeros, ha sido un descubrimiento. No sólo los chicos jóvenes, sino también los veteranos. Somos un reparto pequeño y nos está dando tiempo a conocernos bastante bien. Algunas veces incluso hemos salido juntos a tomar algo.

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Elsy es abogada, doctora en jurisprudencia, narradora, dramaturga y poeta ecuatoriana. Comienza su carrera literaria con la publicación del libro de cuentos De mariposas, espejos y sueños. La mayor parte de su obra cuentística está reunida en el libro Los miedos juntos (El Ángel Editor, 2009).

 
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