Seguramente te habrá sucedido en alguna ocasión, en la que habrás tropezado con personas que a la hora de abordar alguna situación compleja han reaccionado de manera extraña, quizás hasta impropia para su edad. Esta inmadurez emocional nos traslada a una realidad donde nos encontramos con una persona con comportamientos infantiles.

Es muy importante que no confundamos madurez con seriedad, debes de saber que las personas joviales, divertidas y positivas no son inmaduras, al contrario, son personas con un alto grado de conocimiento y gestión personal.

Sin embargo la persona inmadura se caracteriza por ese infantilismo, parece que en la toma de decisiones vitales, en sus razonamientos y a la hora de confrontar situaciones cotidianas reacciona mostrando respuestas inapropiadas para su edad. Encontrándonos con comportamientos y mecanismos de afrontamiento más propios de la infancia. Parecería, por tanto, como si el tiempo no hubiese pasado, y se hubiese producido ese desarrollo normal de su personalidad.

Existen algunos profesionales que relacionan esta inmadurez con un pronto abandono de la infancia por parte de los menores. Este efecto de acelerar el paso a la adolescencia de los más pequeños es actualmente una preocupación ya que esta situación nos plantea la existencia de niños y niñas adultorizados y adultos infantilizados.

Llegados a este punto cabría hacernos la siguiente preguntas: ¿qué aspectos definen una personalidad inmadura?

Uno de los elementos centrales que está detrás de este fenómeno es la inseguridad, relacionada con el miedo a la toma de decisiones o al fracaso, lo que les lleva a vivir bajo un sentimiento de inferioridad que les hace padecer un sentimiento de angustia y nerviosismo.

Es curioso que a este miedo se le una un afán por el perfeccionismo lo que hace que estas personas tengan una alta rigidez en sus planteamientos personales, llevándoles a ser en ocasiones personas intransigentes con respuestas emocionales desmesuradas. Parece que responden a explosiones o rabietas ante las situaciones que no logran gestionar.

Pero al mismo tiempo la inseguridad les hace ser pesimistas que están constantemente preocupados por el error. Como observarás ese miedo al fracaso les convierte en personas que dudan constantemente, lo que les genera muchísimo estrés. Por lo tanto, para poder sobrellevar este efecto suben muchísimo su nivel de exigencia personal, devaluándose constantemente cuando consiguen metas, pues entienden que podían haberlo hecho mejora, lo que les convierte en personas que toleran muy poco la frustración.

Ante esta situación es importante potenciar el autoconocimiento personal como elemento que te ayude a liberarte de tus dudas y miedos, lo que va a permitir fomentar la voluntad frente a la duda y la autoexigencia. Pero debes de comenzar abordando situaciones que puedas asumir, al principio afronta los pequeños problemas y así poco a poco irás visualizando esa realidad más positiva que te ayudará a crecer como persona. Al mismo tiempo te ayudará a aceptar esa parte más negativa de las situaciones, lo que te ayudará a mejorarla. Como observarás esto afectará a tu autoestima de manera positiva, comenzando así a querer y mimarte.

Evidentemente otra de las herramientas fundamentales a la hora de abordar un problema de inmadurez emocional es la gestión de tus emociones, pues el aprender a conocer tus emociones y el efecto que estas producen en tu vida te darán una visión diferente de los problemas.

Por ello es bueno que comiences observándote ante situaciones emocionales concretas y que así te puedas preguntar: ¿qué hace que en mi se genere este miedo o esta rabia que me hace reaccionar mal ante los otros?

Esto implica un proceso personal de crecimiento en el que el centro eres tú. Sin duda alguna implica un trabajo de construcción potenciando aquellas herramientas que fomenten tu bienestar.