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Una libertad limitada, por propia definición, no es libertad

Hijos en libertad

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Se suele decir que no existe una guía para ser padres y que los hijos no nacen con un manual de instrucciones.

Mi madre tuvo la suerte de haber encontrado una guía, de hecho tenía lo que para ella era una biblia incontestable de como debía educarme.

Toda mi educación se basó en el libro de A.S.Neill: “Hijos en libertad”

En este libro, Neill, explica el modelo de educación que él aplicaba a sus alumnos en su escuela llamada “Summerhill”

En esta escuela se considera al niño como un individuo al que los adultos deben permitir desarrollarse en un entorno de plena libertad y respeto.

Esta obra, fue un manual imprescindible para muchos padres con ideología de izquierdas de finales de los años setenta.

En las últimas semanas vengo reflexionando sobre el hecho de que pese a que mi madre me educase en un sistema que ella consideraba de izquierdas, yo sea una liberal convencida.

Y esto me ha llevado a pensar en que esto probablemente haya sucedido porque en algún momento del camino, la izquierda se haya apoderado de forma un tanto ilegítima del concepto de libertad.

Cierto es, que durante los oscuros años de la dictadura en España, existió una izquierda clandestina, movilizadora y peleona que izó la bandera de la libertad para intentar cambiar un régimen liberticida e ilegítimo por una democracia.

Hasta ahí no dejo de reconocer el mérito y agradecer la lucha.

Pero mi pregunta es, ¿en que momento la izquierda se autolegitimó como la única opción ética aceptable y se arrogó la potestad de desposeer a la libertad de su significado primario y transformarlo en un sinónimo de su concepto particular de justicia?

No hay nada como escuchar a un niño para darse cuenta de que el concepto de justicia es algo totalmente subjetivo. Un pequeño que pierda a un juego, o al que no se le dé la chuche por la que se ha encaprichado no dudará en gritar que eso “no es justo”. Y realmente no lo es. Dentro del sistema de valores del niño se está cometiendo un atropello que él reclama como una flagrante injusticia.

Otro ejemplo de que la justicia no es algo objetivo y universal es que para nuestra sociedad la Ley del Talión es algo moralmente inaceptable, en cambio hay otras muchas sociedades donde es una herramienta legal y socialmente aceptada.

Si el concepto de justicia no es inamovible, cambia entre sociedades, entre generaciones y entre diferentes individuos, ¿cómo se puede cercenar la libertad en función de una justicia universal que no existe como tal?

La izquierda que hablaba y habla de libertad, está hablando realmente de una libertad limitada a su propio esquema de valores. Pero una libertad limitada de esta manera por propia definición, no es libertad.

Así que cuando mi madre me educaba encumbrando la libertad como un principio fundamental quizás no era consciente de que con ello no me transmitía principios de izquierdas, me inculcaba el germen de principios liberales que son aquellos que he ido desarrollando a lo largo de mi vida de adulta.

Sea como fuere, nunca dejaré de agradecerle a mi madre que se esforzase tanto por transmitirme principios, ese es el mejor patrimonio que puede tener un ser humano.

¡Les deseo a todos unas muy felices navidades!

Hijos en libertad

Una libertad limitada, por propia definición, no es libertad
Iria Bouzas Álvarez
viernes, 23 de diciembre de 2016, 00:47 h (CET)
Se suele decir que no existe una guía para ser padres y que los hijos no nacen con un manual de instrucciones.

Mi madre tuvo la suerte de haber encontrado una guía, de hecho tenía lo que para ella era una biblia incontestable de como debía educarme.

Toda mi educación se basó en el libro de A.S.Neill: “Hijos en libertad”

En este libro, Neill, explica el modelo de educación que él aplicaba a sus alumnos en su escuela llamada “Summerhill”

En esta escuela se considera al niño como un individuo al que los adultos deben permitir desarrollarse en un entorno de plena libertad y respeto.

Esta obra, fue un manual imprescindible para muchos padres con ideología de izquierdas de finales de los años setenta.

En las últimas semanas vengo reflexionando sobre el hecho de que pese a que mi madre me educase en un sistema que ella consideraba de izquierdas, yo sea una liberal convencida.

Y esto me ha llevado a pensar en que esto probablemente haya sucedido porque en algún momento del camino, la izquierda se haya apoderado de forma un tanto ilegítima del concepto de libertad.

Cierto es, que durante los oscuros años de la dictadura en España, existió una izquierda clandestina, movilizadora y peleona que izó la bandera de la libertad para intentar cambiar un régimen liberticida e ilegítimo por una democracia.

Hasta ahí no dejo de reconocer el mérito y agradecer la lucha.

Pero mi pregunta es, ¿en que momento la izquierda se autolegitimó como la única opción ética aceptable y se arrogó la potestad de desposeer a la libertad de su significado primario y transformarlo en un sinónimo de su concepto particular de justicia?

No hay nada como escuchar a un niño para darse cuenta de que el concepto de justicia es algo totalmente subjetivo. Un pequeño que pierda a un juego, o al que no se le dé la chuche por la que se ha encaprichado no dudará en gritar que eso “no es justo”. Y realmente no lo es. Dentro del sistema de valores del niño se está cometiendo un atropello que él reclama como una flagrante injusticia.

Otro ejemplo de que la justicia no es algo objetivo y universal es que para nuestra sociedad la Ley del Talión es algo moralmente inaceptable, en cambio hay otras muchas sociedades donde es una herramienta legal y socialmente aceptada.

Si el concepto de justicia no es inamovible, cambia entre sociedades, entre generaciones y entre diferentes individuos, ¿cómo se puede cercenar la libertad en función de una justicia universal que no existe como tal?

La izquierda que hablaba y habla de libertad, está hablando realmente de una libertad limitada a su propio esquema de valores. Pero una libertad limitada de esta manera por propia definición, no es libertad.

Así que cuando mi madre me educaba encumbrando la libertad como un principio fundamental quizás no era consciente de que con ello no me transmitía principios de izquierdas, me inculcaba el germen de principios liberales que son aquellos que he ido desarrollando a lo largo de mi vida de adulta.

Sea como fuere, nunca dejaré de agradecerle a mi madre que se esforzase tanto por transmitirme principios, ese es el mejor patrimonio que puede tener un ser humano.

¡Les deseo a todos unas muy felices navidades!

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