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A debate la Ley de Amnistía de 1977

Y por lo que pueda ocurrir mantengo en este octogenario silencio
José García Pérez
miércoles, 21 de diciembre de 2016, 00:43 h (CET)
Me consta existen otros temas en el día de hoy merecedores de otro Copo distinto al presente, pero un servidor vuelve a lo nacional y deja a un lado, en el izquierdo, la masacre de Berlín a manos de un “torpe” conductor.

Soy republicano de nacimiento, quiero decir que nací un día de enero de 1936 cuando la II República, con sus claros y oscuros, tenía vigencia legal; siete meses después se inició la Guerra Civil española cuando Franco se alzó en armas contra el régimen establecido y tras una muy cruenta salvajada los campos de España se sembraron de cadáveres de ambos bandos; después tuvo lugar durante diez años una sangrienta represión de los vencidos sobre los vencedores. Mamé, pues, de los pezones de la señora Antonia, leche republicana, guerracivilista y de venganza.

Me queda un soplo para cumplir ochenta y un años de existencia, años escuchando hablar de la citada guerra y pidiendo sus narradores de mesas de camillas silencio absoluto; he leído novelas y libros de historia sobre tan trágico acontecimiento, siempre desde el punto de vista subjetivo del escritor de turno por lo que ha sido mi experiencia lectora la que me ha llevado a obtener mis propias conclusiones, que lógicamente y por lo que pueda ocurrir mantengo en este octogenario silencio.

Cuando tuve la suerte o desgracia de ser Diputado en las Legislaturas 1977-79 y 1979-82 tuve algunas alegrías, acompañadas de algún susto, 23-F-1981; pero de entre todas ellas, me refiero a las alegrías, ninguna como la aprobación de la Ley de Amnistía de 1977 aprobada por unanimidad en el Congreso de los Diputados, o sea, pongamos algunos nombres: Fraga, Suárez, Felipe González, Marcelino Camacho, Santiago Carrillo, La Pasionaria, etc., nombres que algo tienen que ver con aquella guerra entre hermanos, unos de hecho y otros por las ideas que defendían.

Creí yo que por fin se había puesto punto y final a esos años horrorosos de nuestra historia, cuando llegó Zapatero con su ley de Memoria Histórica que, tal vez con el propósito de dar dignidad a tantos cadáveres esparcidos en cunetas, reverdeció el conflicto entre hermanos.

Pues bien, ahora nos llega “Podemos” para presentar hoy una Proposición no de Ley para que se reforme la citada ley mediante la añadidura de un artículo en el que se lee que dicha norma no tenga aplicación en los casos de "torturas, desapariciones forzadas, crímenes de genocidio o de lesa humanidad".

No sé si existe alguien en España que tenga la edad del centenario Kirk Douglas y sea actor de primer rango de aquel fratricidio, pero aunque así fuese no creen ustedes que es hora de intentar olvidar y dejar ya de remover nuestra propia vergüenza.

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