Billy The Kid, el famoso vaquero rebelde de Nuevo México, es una de las mayores leyendas del salvaje Oeste. También un rebelde maldito al cual la historia oficial, escrita por los poderosos a gusto del trono, describe como un asesino despiadado y bandolero execrable.
El mundo que vivió Billy no era un ejemplo de justicia social, precisamente. A pesar de su condición miserable, muchos vaqueros del oeste americano trataban con desprecio a indígenas y mexicanos en el condado de Lincoln, donde los ganaderos manejaban el poder al estilo de familias mafiosas.
Billy se distinguía de los demás por el respeto que siempre evidenció en su trato con nativos y latinos. Conocedor del idioma español, se había ganado el afecto de muchos mexicanos de la zona. Se hizo querer por su sentido de lealtad hacia sus amigos, y su espíritu justiciero.
En contrapartida, los “defensores de la ley y el orden” dejaban mucho que desear en ese sentido. Los pundonorosos “sheriff” que nos muestran los western de Hollywood no tenían mucho que envidiar a la policía corrupta de muchos países latinoamericanos.
En ese contexto social, estalló en Nuevo México la que fue conocida como “guerra del condado de Lincoln”, en la que participaría Billy con su banda autodenominada “Los Reguladores”.
Según la leyenda, un antiguo amigo de Billy, el sheriff Pat Garret, lo asesinó en un pequeño pueblo de Nuevo México, mientras dormía con “una dulce señorita” como escribió el Nobel de Literatura Bob Dylan en los versos cómplices de la canción que le dedicó.
Hoy “guitarras fronterizas cantan su gloria” relatando la forma en que eludía cercos de pistoleros o se fugaba de prisión.
No menos legendaria es la influencia que llegó a tener sobre el forajido una religiosa de origen italiano, la hermana landina Segale, quien desarrolló una lucha paralela en defensa de indígenas y nativos de Nuevo México, viajando en más de una ocasión a Washington para interceder por ellos ante personalidades como el mismo presidente Rutherford Hayes.
.De acuerdo con el diario y las cartas de Sor Blandina, en una oportunidad uno de los miembros de la banda de Billy the Kid recibió disparos y estaba al borde de la muerte cuando los médicos de Trinidad, Colorado (Estados Unidos) se negaron a atenderlo. Entonces la religiosa decidió hacerse cargo y lo cuidó durante tres meses hasta que se recuperó.
Radical en su sentido de la amistad, Billy anunció que vengaría la omisión de auxilio a su amigo, cortando el cuero cabelludo de los médicos de Trinidad que se negaron a asistirlo. Dicen que Sor Blandina intervino y pidió a Billy que les perdone, en retribución por haber salvado a su amigo abandonado.
Hace unos días, el 23 de noviembre, se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento del célebre bandolero del salvaje Oeste, y casi coincidió la fecha con un pedido de la conferencia de Obispos de Estados Unidos de elevar al Papa Francisco la causa por la canonización de su amiga Blandina Segale.
“El resto del trabajo está en manos de Roma”, comentaron las autoridades religiosas norteamericanas. El Obispo de Santa Fé John C. Wester presentó una biografía de la religiosa ante la conferencia episcopal tras lo cual, el pedido fue aprobado unánimemente.
Probablemente muy pronto, la amiga del legendario forajido del Oeste, acabará venerada en los altares católicos y disputándole parte de su leyenda, que ya lo hizo inmortal.