El 23 de julio se conmemora el Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, una fecha establecida en 1986 por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) con el propósito de detener la caza indiscriminada de estos mamíferos marinos en peligro de extinción y fomentar su conservación.

Esta celebración nació como un llamado global para frenar la preocupante disminución de las poblaciones de ballenas, afectadas durante años por la pesca comercial intensiva. Aunque en 1986 la CBI implementó una moratoria sobre la caza comercial de ballenas, estas especies continúan enfrentando amenazas, tales como la caza furtiva bajo fines científicos, la captura accidental en redes pesqueras, la contaminación química y acústica, las colisiones con embarcaciones y los impactos del cambio climático que modifican sus hábitats y patrones migratorios.
De acuerdo con Diego Reina Anduze, director del proyecto 7 Maravillas Naturales de América, además de la caza, estos cetáceos están en peligro debido a la contaminación, la pesca incidental y la destrucción de sus hábitats. Por ello, esta fecha también busca promover acciones de conservación, respaldar la legislación internacional y fomentar la responsabilidad ciudadana para garantizar la protección y supervivencia de estas especies.
Las ballenas y delfines juegan un papel fundamental en el equilibrio ecológico marino, destacándose por sus características particulares, como su respiración pulmonar y su aguda sensibilidad auditiva, que los convierten en habitantes excepcionales de los océanos.
El objetivo principal de esta jornada es crear conciencia y movilizar esfuerzos para proteger a estas especies que, a pesar de la moratoria y los numerosos esfuerzos de conservación, aún enfrentan serios riesgos que amenazan su existencia.
Ecoturismo
El ecoturismo de ballenas y delfines es una actividad sostenible que combina la observación respetuosa de estos cetáceos en su entorno natural con el impulso al desarrollo económico local y la conservación ambiental. Este turismo crea empleos para comunidades costeras, fomenta la educación ambiental, apoya la investigación científica y promueve la protección de estas especies frente a amenazas como la caza y la contaminación. Sin embargo, requiere una gestión cuidadosa para evitar impactos negativos como el estrés en los animales y la alteración de su comportamiento natural. Medidas como regulaciones, capacitación de guías y límites en el número de embarcaciones son esenciales para garantizar un turismo responsable y sostenible.
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