Las mujeres de terracota de Anavlochos vuelven a estar en el punto de mira de la historia debido al curso de nuevas investigaciones que revelan sus secretos rituales.

En las elevaciones rocosas de Anavlochos, en el noreste de Creta, un conjunto enigmático de figurillas femeninas hechas de terracota está atrayendo nuevamente la atención de la comunidad arqueológica. Aunque fueron descubiertas por primera vez en 1929, es ahora, gracias a la aplicación de nuevas técnicas arqueológicas y experimentales, cuando comienzan a descifrarse detalles clave sobre su elaboración, significado y función ritual dentro de las antiguas creencias cretenses.
Un enclave sagrado en las alturas
Anavlochos se extiende sobre una estrecha cordillera de cinco kilómetros próxima a la localidad de Vrachasi, en la región de Mirabello. Este lugar estuvo habitado de manera continua desde el final de la Edad del Bronce —alrededor del siglo XII a.C.— hasta el inicio del periodo arcaico. Además de áreas residenciales y funerarias, el sitio destaca por sus estructuras vinculadas al culto.
Las primeras excavaciones fueron dirigidas por el arqueólogo francés Pierre Demargne, quien en la zona de Kako Plaï halló un notable depósito votivo. En él aparecieron figurillas femeninas, placas decoradas y otros objetos ceremoniales, fechados desde la etapa protogeométrica hasta tiempos clásicos. Este descubrimiento cimentó la importancia de Anavlochos como lugar de veneración a lo largo de varios siglos.
Un nuevo enfoque interdisciplinario
Las investigaciones recientes han incorporado metodologías modernas, como la arqueología experimental, para comprender mejor cómo se creaban estas figuras y qué papel desempeñaban. Un equipo dirigido por la Universidad de Cincinnati ha logrado replicar las técnicas utilizadas en la Antigüedad, revelando que las figurillas no eran producidas en masa. Por el contrario, cada una era ensamblada cuidadosamente a partir de partes modeladas a mano: torsos, extremidades y cabezas eran elaborados por separado y luego unidos con notable precisión.
Según la profesora Katherine Petrole, experta en análisis de cerámicas figurativas, este proceso refleja no solo habilidad técnica, sino también un propósito específico. Las figurillas, en su mayoría femeninas, parecen haber sido creadas como ofrendas votivas, tal vez dedicadas a una divinidad relacionada con la fertilidad o el ciclo agrícola, como Deméter.
Ritos femeninos y simbolismo
Muchas de estas figuras muestran mujeres portando el característico tocado polos, lo que sugiere una relación directa con el ámbito sagrado. Algunas de las representaciones muestran a mujeres con niños en brazos, evocando roles maternales o protectores. Este variado repertorio simbólico parece reflejar distintas dimensiones de lo femenino en la espiritualidad cretense: fertilidad, cuidado, autoridad religiosa y conexión con la tierra.
Las figurillas no se encontraron agrupadas como en otros santuarios minoicos, sino aisladas o en contextos arquitectónicos periféricos, lo que sugiere ritos más íntimos o locales, posiblemente distintos de los cultos urbanos tradicionales.
Depósitos votivos y culto continuado
Los trabajos de campo de 2016 y 2017 identificaron nuevos depósitos en la cima de Anavlochos, reforzando la hipótesis de una continuidad ritual en este entorno elevado. Uno de ellos contenía más de 500 fragmentos de figurillas, placas y otras piezas datadas entre los siglos XI y IV a.C., todas ellas de carácter femenino. Otro depósito cercano incluía figuras animales como toros, caballos y aves, hechos en torno y asociados con cerámicas del periodo minoico final.
Este conjunto sugiere que el lugar albergó diversos tipos de culto: unos centrados en figuras humanas —posiblemente femeninas divinizadas o sacerdotisas— y otros vinculados a la fertilidad animal o agrícola.
Una mirada renovada a los antiguos cultos
El estudio de las “damas de Anavlochos” es un ejemplo revelador de cómo las tecnologías modernas pueden ayudarnos a reinterpretar prácticas antiguas. Más allá de su valor artístico, estas figuras constituyen testimonios tangibles de un sistema de creencias en el que las mujeres y lo femenino ocuparon un papel ceremonial destacado.
A pesar de los avances, aún persisten interrogantes sobre su identidad simbólica y el tipo de divinidad al que se dirigían estas ofrendas. Lo que sí parece claro es que estas representaciones no eran meros adornos, sino piezas centrales en la vida religiosa de las comunidades que habitaron el este de Creta durante siglos.
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