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Cultura de la existencia | |||
Iulen Lizaso Aldalur, San Sebastián | |||
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Comentaba en un escrito anterior, que si la educación es la base de toda cultura y el respeto el soporte moral y cívico de toda educación, inmortalizar la existencia debería ser nuestro propósito de vida muy por encima de todos los que anteponemos... y casi siempre el muelle nos devuelven al punto de partida. El anhelo noble en unos y el deseo en otros nos empujan a ambos a caminar en pos de un propósito como meta. Según la forma de caminar, afianzamos los eslabones o los vamos soltando uno a uno en el camino hasta el último en que dejaríamos de escuchar el ruido de esas cadenas y que tanto uno como el otro las venimos arrastrando, a excepción de quienes de su vida hace un paraíso de confort y no las escuchan….porque no se mueven. En el polo inverso, quien movido por su inquietud, depositó en mi buzón una carta manuscrita y firmada con tarjeta de presentación incluida, y un texto, que aunque discrepante, percibo la moderación de una persona educada, con formación y renombre social en el mundo académico. Me agradece el valor de exponer puntos de vista polémicos y diferentes a lo conocido a través de la intelectualidad académica, política y religiosa. Yo a su vez agradecido a Diario Siglo XXI que lo publicó. Además de contestarle en la profundidad de mi saber y sentir, comparto la síntesis de mi contestación en este nuevo artículo, con los lectores de los pocos medios que publicaron mi anterior: “Patrimonio cultural“ (mi idea era que fuera la última) aunqueen una versión no tan íntima pero igual de sustanciosa sobre lo que se interesó de mi artículo y remarcó con fosforito en la fotocopia: “Repasando la historia de una humanidad cuyo origen oficializado lo sitúan en lo deducido de imágenes prehistóricas dibujadas en cavernas, estudio genético de restos orgánicos y demás, el rasgo mas común que nos caracteriza y aún identifica con aquellos seres humanos antropo (de imagen grotesca comparada con los de la primera presencia en la Tierra), es la alimentación carnívora y sexualidad”. Me hace saber que, de su atenta lectura, en particular este párrafo le detuvo. Relacionado con él, me plantea dos cuestiones: ¿quienes eran aquellos seres, que yo aseguraba que fue la primera presencia de vida animada Tierra? No los mencioné “humanos”, tampoco “antropos” pues ambos aún no existían No eran nacidos EN la Tierra como nosotros, pero sí nacidos DE la Tierra. La segunda cuestión, la refería a mi punto de vista sobre la fatalidad que supone para el planeta, la humanidad y su futuro existencial, el hecho de que aún la mayor parte de los humanos se alimente de animales, pues se reafirmaba en lo que siempre había escrito y disertado sobre el carácter omnívoro de los humanos. Poco más sobre los seres de luz que fuimos, pues para nuestra existencia, la del planeta y la Biosfera, no tiene transcendencia comparado con que los seres humanos sigamos alimentándonos de criaturas animales. Sí añadir que, hoy, aunque con la imagen más refinada, en nuestra semejanza, seguimos tan desnaturalizados e hibridados como aquellos antropos segundos en el planeta. Lo más triste, que nos hayan devaluado hasta hacernos creer que únicamente somos imagen y adn, lo que nos vemos en el espejo y analiza en el laboratorio. De los cuatro sentidos en la mente ¿acaso los hemos recibido de nuestros padres o ya los traíamos antes de que ellos nos concibieran? Triste desconocer que pudiéramos estar poniendo a riesgo nuestra continuidad, no como especie humana animalizada orgánica y finita, sino como seres con destino estelar y semejanza genética en equivalencia a aquellos primeros andróginos, seres de la raza solar y genética Tierra-Sol… que desconocían la noche, el frío y el dolor. Todo es imagen y semejanza. Lo que de verdad cuenta a la hora de alcanzar o no nuestro destino estelar, es que recobremos la semejanza correspondiente a aquella primera imagen que fuimos No depende tanto de la nobleza de anhelos y metas para la vida como sí de la coherencia a favor de una forma de caminar atenta al revisar la conciencia y corregir a cada paso para ir soltando eslabones. No solo por los daños causados y evaluados desde una primera mirada a los efectos devastadores sobre la desforestación, déficit de biodiversidad y de agua provocados por grandes extensiones de monocultivo para forraje animal en tierras fértiles para cultivo humano y macrogranjas que tanto influyen en un cambio climático que procede separarlo del calentamiento global. Sí por la influencia mental que ejercen en nuestra psique y espíritu, esa memoria final de vida en agonía, muerte orgánica de genética animal ingerida y pasadas a un cuerpo vivo de diferente procedencia cósmica que la de ellos….originariamente. La consecuencia de transformar nuestra semejanza, conlleva memoria bipolar psíquico-espiritual (noche-día; Luna-Tierra en los hemisferios cerebrales) de realidades enfrentadas que en mayor o menor medida nos caracteriza. En ello se asientan la dualidad y ambivalencias que dan razón a relacionarnos desde la falta de empatía y entendimiento entre comunidades, culturas, corporaciones, naciones, etc. alcanzando a todos los ámbitos cercanos de nuestras vidas como la familiar, docente, vecinal, de pareja, amistades, etc..todo lejos de la unidad. No saber armonizar una convivencia sin sobresaltos por conflictos y guerras, se debe a que es imposible consolidar en una mente bipolar la fuerza de la razón pues conlleva ruptura del puente que como palabra nos une con el sentir del corazón, haciendo de la mentira principal arma de guerra entre los hombres. Así conseguimos imponer fuera de la mente, la razón de la fuerza y este código de conducta, hoy mas que nunca, prevalece en la humanidad gobernante y no; hoy más acreditado que nunca, más que nunca… más antropo que nunca. En el imperio de la noche la distonía mental se antepuso a la razón hablada, y la entropía humana se encumbró en este desorden basado en la mentira del dogma científico como arma de poder y control con la complicidad institucional desde las mas altas instancias internacionales políticas, académicas y religiosas.
No habrá una paz mínima, mientras no corrijamos individualmente. Aunque en la Tierra, en todos los seres y en todo momento ya la conocimos junto a la plena felicidad, esa acción que hoy más que nunca perturba gravemente las mentes y abrasa amargamente los corazones humanos…..no nació en la Tierra. |
Discernimiento es “la acción y el efecto de discernir”. Es decir aplicar la clarividencia, el juicio o la sensatez ante una disyuntiva. En romance paladino: hacer uso del sentido común. Justo lo contrario de lo que pretende la mayoría de los seres humanos. Que piensen y decidan por ellos. Sin mojarse lo más mínimo.
Me permito iniciar esta columna formulando una pregunta clara y concisa: ¿Sabe usted cuántas contraseñas está manejando en la actualidad? ¿Se las sabe todas de memoria? Si ha respondido que sí a las dos y sin consultar ningún aparato más que su cerebro no siga leyendo porque no estará de acuerdo con mi humilde opinión.
Allá por el 24 de abril de 2016, a las 12:07 h, el periódico digital DIARIO SIGLO XXI publicó un escrito mío sobre la cleptocracia. Hoy, repasando algunos de mis trabajos, lo he encontrado y he comprobado que no ha perdido ni un ápice de actualidad.
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