Decía Woody Allen en la película Annie Hall, aquella gran película que ganó el Óscar en 1977, que “uno siempre está intentando que las cosas salgan perfectas en el arte, porque conseguirlo en la vida es realmente difícil”.
Dicen algunos que van de literatos que el proceso de ficción creativa conlleva implícito un mensaje falso, y hay quien piensa, porque lo he leído, que “los poetas son unos fingidores”... ¡Pero si la poesía es sentimiento!
Efectivamente, para bien y algunas veces para mal, se finge, y si se finge desaparece el arte y el sentimiento, ya que los sentidos son menospreciados y la poesía baja en calidad, una calidad que no entiende de cosas íntimas de dentro. De lo que se trata es de crear belleza, de ordenar las cosas que a uno se le fueron de las manos cuando se manifestaron a través de impulsos procedentes de experiencias personales. En ese orden, uno intenta poner en paz sus propios fantasmas. Y hay que tener en cuenta, no lo duden, que todo proceso creativo se aferra a esa creencia del corazón.
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