La renovación, o la reforma en la continuidad, no es un eslogan ni una expresión vacía de contenido. Es una convicción y una actitud que forma parte de la esencia de la Iglesia y, por supuesto, del papado. La medida del nuevo papa es la que él vaya dándole al desempeño de su misión. Y lo hará en continuidad con lo esencial y permanente, al tiempo que lo hará desde la renovación en aquello que es cambiante y que pide una respuesta adaptada. Esta es la naturaleza de la Doctrina Social de la Iglesia que, desde estos días, se ha vinculado de manera espontánea al Papa León XIV. El nombre elegido evoca necesariamente la trayectoria, la impronta y el Magisterio del gran Papa León XIII.
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