 María Muñoz Rivera
En tiempos en los que el sector del lujo parece tambalearse, algunas firmas se asientan y consolidan sus sello. Saber hacer, materiales de alta calidad y un diseño capaz de navegar entre la atemporalidad más sostenible y la vanguardia son algunos de los pilares esenciales para dar con la fórmula del éxito. Es el caso de la francesa Polène, convertida en la marca de los ‘it-bags’ de aura francesa que copan calles, publicaciones de redes sociales y también los armarios de las prescriptoras de moda.
Entre la elegancia, la vanguardia y la sofisticación, el estilo francés es uno de los más imitados del mundo. Estudiado hasta el mínimo detalle por su aire effortless, discreto y elegante, la moda convierte en una de sus obsesiones el poder replicar esta forma de vestir hilvanada por el je ne sais quai. Una mezcla perfecta que es, en parte, la identidad de la firma Polène, que en tiempo record se abre mercado en Europa como un referente de complementos.
Fundada en 2016 por los hermanos Antoine, Elsa y Mathieu Mothay, nietos del creador de la firma Saint James, la marca ha conquistado a una nueva generación de consumidores que buscan diseño, calidad y sostenibilidad sin ostentación. En menos de una década, Polène ha pasado de ser una marca emergente a convertirse en un referente del lujo silencioso y la artesanía contemporánea.
Con una estética que seduce a los fanáticos de la era de Phoebe Philo en Céline y a los amantes de las líneas pulidas y minimales, Polène ha sabido equilibrar simplicidad y originalidad. Sus bolsos, como el icónico Numéro Un o el elegante Numéro Dix, se caracterizan por formas escultóricas y detalles funcionales, elaborados con pieles italianas y españolas en talleres de Ubrique, España, un centro neurálgico para la fabricación de artículos de piel en el sector del lujo.
Buen diseño, materiales de calidad y una estrategia que se basa en la integración vertical para controlar todo el proceso de producción, –desde el diseño hasta la venta directa al consumidor– son algunas claves detrás de una estructura de crecimiento sostenido, con planes de expansión en ciudades como Múnich, Dubái y Miami.
Sus originales bolsos de formas cuidadas se han convertido en imprescindibles entre las semanas de la moda de París, Milán o Londres, pero también de nuevos centros neurálgicos de la moda como Copenhague, señalado como la próxima capital de la moda gracias a su aura joven y colorido y en la que sus bolsos son spoteados por fotógrafos de moda Of Duty.
En esta expansión meteórica, la firma debuta en el Paseo de la fama para la moda parisina, los Campos Elíseos, donde ha abierto en diciembre de 2024 una nueva flagship, marcando un hito en su expansión internacional. El espacio de 700 m², diseñado por el estudio WGNB, destaca por su arquitectura curva, estanterías de travertino italiano y mesas de roble cubiertas con restos de cuero comprimido.
Además del diseño de bolsos versátiles pensados para el día a día y con un fuerte foco de diseño, la firma se adapta a los retos de la moda del presente: la sostenibilidad, un aspecto mirado con lupa por nuevos focos de consumidores, en especial entre las generaciones más jóvenes como la Z.
Desde el uso de materiales innovadores como el ‘LeatherStone’, que transforma el cuero en una superficie mineral y que la marca utiliza en algunas superficies de su flagship, hasta colección de flores de cuero que fusiona sostenibilidad y diseño escultórico. Estas piezas, elaboradas a mano Ubrique a partir de retales de cuero sobrantes de la producción de bolsos, representan un ejemplo destacado de ‘upcycling’ en la industria del lujo.
Cada flor se compone de dos o tres recortes de cuero que, mediante técnicas de plegado y costuras a mano, adquieren formas tridimensionales que imitan la naturaleza, con estructuras de un tallo recubierto de cuero y adornado con hojas y bordes teñidos.
Estas creaciones no solo decoran espacios interiores, sino que también están disponibles como charms para bolsos, ofreciendo una forma poética de llevar un toque de naturaleza reciclada y sumándose a esta tendencia que ha salpicado las pasarelas de todo el mundo.
Este proyecto de flores de cuero subraya la filosofía de la firma de combinar tecnología, reciclaje y creatividad. Al transformar residuos de cuero en objetos de arte funcionales, la marca no solo reduce el desperdicio, sino que también ofrece a los consumidores piezas únicas que celebran la belleza de la imperfección y la innovación sostenible.
Polène ha sabido conectar con una audiencia global a través de una estética coherente, una producción ética y una narrativa auténtica. Su éxito demuestra que es posible redefinir el lujo desde la artesanía, la sostenibilidad y la innovación, sin renunciar a la elegancia y la funcionalidad.
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