El ex entrenador del Real Mardrid, Bernd Schuster, no deja de sorprender ni cuando ni siquiera pinta nada en el mundo del fútbol actual. Sus salidas de tono cuando estaba en el banquillo del Madrid no eran bien recibidas por ningún sector de la prensa. Sus ruedas de prensa eran auténticos esperpentos. Al inicio hacían gracia, pero con el tiempo, repugnaban. El alemán siempre ha sido raro, capaz de rechazar a su selección, de pasar por Madrid, Barça y Atlético y dejar enemigos en todos los sitios.
Uno de los medios que más criticó a Schuster por sus salidas de tono fue el diario Marca, ahora vocero del ex entrenador. La última bravuconada ha sido decir, o por lo menos insinuar, que Raúl no quería a Villa. Como si a Schuster le importase algo. Es más, me atrevo a decir que si el Madrid de Calderón tuvo alguna opción de incorporar al asturiano la mayor barrera fue el pasotismo del técnico de entonces, es decir, él.
Ganó una Liga, eso es cierto, y no le voy a restar mérito. Igual que tampoco voy a decir que su talento con el balón fuera artificial. Era bueno y punto. Pero su mala educación, su altanería y su indiferencia le hicieron mucho daño al Madrid. Ahora, a gusto en la grada, viendo los toros pasar y con un micrófono delante, ahora sí que quiere hablar, ya no hace ruedas de prensa de treinta segundos. Mal él, pero peor quien entonces lo ponía a caer de un burro y ahora le dan una página.