Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Psicología y sexualidad
Etiquetas | Vida | Experiencias | Tiempo | Cambios

La vida va pasando, ¿soy consciente de ello?

Sin darnos cuenta, las manecillas del reloj siguen moviéndose, y pensamos que el tiempo sólo pasa para los demás
Violeta Torrejón
miércoles, 26 de marzo de 2025, 09:27 h (CET)

A medida que vamos cumpliendo años, vamos sumando experiencia a nuestra vida y pasamos por momentos que podrán volverse a repetir o no. Algunos de ellos los elegiremos voluntariamente, mientras que otros los intentaremos evitar a toda costa. La vida, en general, es un camino bastante complicado en el que nadie está libre de sufrimiento, porque el hecho de sentir ya supone unas emociones que, según la edad, podrán ser más intensas y enriquecedoras que otras.


Pexels juanpphotoandvideo 1101726


Repetiremos aquellas situaciones que nos llenan, que nos motivan y que nos hacen sentir mejor y lo haremos con las personas que tenemos a nuestro alrededor y que nos aportan algo. Personas que suman y no restan. Personas que nos llenan de energía y que son una especie de vitamina para el alma. Y seguiremos realizando planes donde sintamos esa adrenalina a veces exagerada y otras veces, pacífica, pero que nos hagan sentir alguna sensación de bienestar.


Y así, sin darnos cuenta, las manecillas del reloj siguen moviéndose, pensando que el tiempo sólo pasa para los demás. Creyendo que las arrugas en el corazón sólo las tenemos nosotros y no los demás porque esas heridas son fáciles de ocultar pero que las que aparecen en el rostro, son bastante más que evidentes en el resto. Nos miramos al espejo y nos vemos igual, o eso pensamos.

Nos ponemos la ropa de hace años intentando tener el mismo cuerpo que hace una década, empeñándonos en entrar en la misma talla sin tener en cuenta que lo que hemos ganado no son kilos sino peso en la vejez.


Seguiremos haciendo los mismos planes y frecuentando los mismos lugares, hasta que un día por alguna razón, nos daremos cuenta de que la vida está pasando más rápido de lo que pensábamos, que lo que no hemos vivido anteriormente, quizá, ya no lo podamos vivir por diversas razones que podrían ser incompatibles.


Nos daremos cuenta de que nuestros errores nos arrastrarán en el pensamiento, que de las equivocaciones algo habremos aprendido, que los secretos dejan de serlo cuando se confiesan a alguien y es mejor no compartirlos si queremos que no lo sepa absolutamente nadie, que la libertad está bien durante un tiempo pero que no vale para nada sino tienes con quien compartirla al final del día, que el dinero no lo es todo pero que, por desgracia, con él puedes conseguir absolutamente todo lo que quieras.


Nos daremos cuenta que todo lo que hagamos o dejemos de hacer, repercutirá en alguien en mayor o menor medida y más aún si se trata de personas muy cercanas, que podremos amar intensamente y no ser correspondidos, de la misma manera que nos podrán amar y uno no sentir más que cariño.


Nos daremos cuenta que las personas más cercanas nos podrán decepcionar pero que de uno mismo depende utilizar el orgullo o el entendimiento, que existen los momentos felices si tenemos a nuestro lado a personas nobles de corazón y que están dispuestos a algo más.


Nos daremos cuenta que hemos cambiado sin querer y otras, queriendo y nos habremos convertido en aquello que dijimos que nunca seríamos, nos callaremos todo aquello que prometimos y nos perdonarán cosas impensables. Nos daremos cuenta de que es muy sencillo herir si sabemos aquellos puntos débiles de los que nos rodean… Es decir, seremos conscientes de que hemos recorrido ya un camino bastante largo donde la propia vida nos habrá dado bastantes pinceladas de experiencia. Y de repente, nuestra vida ya no será tan corta como pensábamos sino que todo lo que hemos vivido habrá sido en años que hemos ido sumando pero de los cuales, no hemos sido nada conscientes. 


Y es que la vida va pasando, la vida nos sigue enseñando que de aprendices pasamos a ser maestros para que otros, que ya vienen siendo más jóvenes, cometan los mismos errores y cambien de la misma manera que nosotros ya hicimos en un pasado.

Noticias relacionadas

Hay personas que se levantan cada día buscando desafíos, adrenalina, retos que activarían cualquier sistema de recompensa. Otras, sin embargo, viven atrapadas en una forma más insidiosa de activación: una búsqueda inconsciente de cortisol, de angustia conocida, de problemas por anticipar. Como si necesitaran una dosis diaria de preocupación, de fracaso o de dolor emocional para sentirse “en casa”.

La depresión no siempre se manifiesta como una tristeza visible. A veces es una ausencia: de sentido, de energía, de palabras. Hay quienes conviven con un dolor sordo, un deseo de desaparecer, y sin embargo… siguen aquí. ¿Por qué? ¿Cómo? A veces por algo tan simple —y tan complejo— como una excusa, una canción, una conversación. A veces quedarse con vida ya es, en sí mismo, un acto de esperanza.

Cuando formamos parte de una sociedad también lo hacemos con los grupos que más afines son a nosotros porque compartimos aficiones o gustos. Nos sentimos plenos con ellos y nos aportan algo que otros no pueden darnos. Pero sin querer nos empezamos a comparar con aquellos que tenemos más cercanos, ¿Por qué esa tendencia a querer aquello que no tenemos? ¿Por qué deseamos lo que otros tienen?

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto