Buena lluvia la de este 12 de octubre por todo el territorio español y sus “confluencias”; personalmente me está encantando ver llover y llover, y aunque no he salido a la calle para nada, sí que me asomo a la terraza para disfrutar con la vista del riego continuo del asfalto y del verde claro de un automóvil que días pasados era azul oscuro.
He estado parte de la mañana viendo el desfile de la Fiesta Nacional y lo he pasado bien sin que un servidor sea un forofo de metralletas y fusiles; pero a falta de pan, buena son tortas.
Una vez terminada la parada militar me he encaminado al viejo Sony y he cubierto mi sesión de Fb donde, por cierto, he colgado una bandera nacional y constitucional con una leyenda que en su franja gualda se leía: “Yo no elegí ser español, simplemente tuve suerte.”
Los invitados a los aledaños del lugar donde se encontraban los Reyes de España, ya saben, políticos de ambos sexos, ninguno de ellos vestía esmoquin o traje largo, tal como insinuó hace días el líder de Podemos, señor Iglesias, pero la gran mayoría sí que portaba paraguas que decían más de la cuenta.
Así Cristina Cifuentes, Presidenta de la Comunidad de Madrid, portaba un “discreto” paraguas con los colores de la bandera de España que, además de no mojarse, le ha servido para asegurar el número de votantes en próximas elecciones; Susana, oh Susana, con vestimenta roja y paraguas clásico se encontraba a la vera de Revilla, el cántabro de las ricas anchoas, ataviado con un paraguas prestado en el que se leía una publicidad que habrá hecho las delicias de la empresa; pero el mejor de todos los paraguas era el que compartían los dos Hernando, o sea, los portavoces de PP y PSOE que unidos como nunca y apretados hombro con hombro mostraban, para regocijo de la “canallesca” y alegría del público, la segura futura alianza técnica que llevará al gallego Mariano Rajoy a la Presidencia del Gobierno.
Mañana, pues, de apacibles paraguas políticos.