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Etiquetas | Política | PSOE
«La batalla entre los socialistas no ha acabado. Hay guerra para rato»

De Móstoles a Jun, PSOE

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«El motivo de todo es el verdadero mal del PSOE: está en unas Juventudes Socialistas que habría que hacer desaparecer o recomponer. Se han convertido en una fábrica de “apparátchik” (agentes del aparato), que lo plagan todo, que no han hecho nada útil, que viven del partido; y que tienen como aspiración máxima, única, seguir mamando de la teta política que les proporciona el PSOE. Ese es el problema: un aparato con inútiles».

Tras los hechos protagonizados por la cúpula del PSOE el fin de semana pasado, hoy había interés por conocer cómo estaba la situación.

De puertas afuera, lo visto el fin de semana último se ha tomado como un espectáculo grave e incomprensible, dado por Pedro Sánchez y sus próximos en pugna con otros grupos socialistas, hasta ahora desconocidos, frente a la decisión de permitir o impedir un nuevo gobierno de Rajoy. De puertas adentro, para los que conocen las entretelas del partido y sabían “lo que se cuece dentro” lo ocurrido les ha supuesto lo que el diccionario define como “bochorno”: Desazón o sofocamiento producido por algo que ofende, molesta o avergüenza.

Por eso, tras el espectáculo bochornoso, para saber hasta qué punto la desazón y la vergüenza tienen acomodo en la cúpula del PSOE e influyen en sus quimeras y decisiones, hoy era importante conocer qué ocurría en la primera reunión importante tras los hechos pasados, la que celebraba el Grupo Parlamentario Socialista en la Sala Constitucional del Congreso. Al poco de producirse, el diario El País informaba: «La mayoría de los diputados del PSOE que han intervenido este martes en la reunión del grupo parlamentario han coincidido en la necesidad de evitar unas terceras elecciones. Sólo tres de los 26 parlamentarios que han pedido el turno de palabra se han mantenido en el no a Mariano Rajoy».

Una llamada de teléfono, a un analista excepcional metido en la melé, bastó para corroborar la información de El País. También para tomar una visión del estado de cosas, ánimos y posiciones con los que formar una opinión, que él resumió en una frase a modo de despedida, tras doce minutos de conversación: «La batalla entre los socialistas no ha acabado. Hay guerra para rato».

Después, repasando las posturas de la mayoría adversa a la tesis de Pedro Sánchez y condescendiente con la investidura de Rajoy (Cipriá Ciscar, José María Barreda, Antonio Trevín, Pedro Muñoz...), obviando la actitud abstrusa (Recóndita, de difícil comprensión o inteligencia) de los presuntos fieles a Sánchez (sobran los nombres porque están en lamente de todos), y deteniéndose en las identidades de los contrarios a la mayoría y, por tanto, fieles a Sánchez (Simancas, Odón Elorza y Margarita Robles), aparecieron dos síntomas que son reveladores:

Las declaraciones de Javier Fernández, Presidente de la Gestora del PSOE recientemente constituida, afirmando que «uno de los problemas que ha llevado a los socialistas a la peor situación desde la Transición es que el partido “se ha podemizado” y ha intentando parecerse a la formación que lidera Pablo Iglesias... Una organización de casi 140 años de historia como el PSOE no puede actuar como una formación nueva que “está convirtiendo la indignación en política”...”Nosotros somos otra cosa y hay que demostrarlo ahora en las instituciones, ahora que Podemos ha pasado de ser una guerrilla a una tropa regular”»

Y la situación, doliente buscando justificar posturas y posiciones, que había advertido la tarde anterior un socialista mayor, ex senador y ex diputado, de los que se apartaron de la cátedra universitaria para “sobar escaño” en Congreso y Senado unas décadas y varias legislaturas:

«Esto es la continuación, no el origen. El motivo de todo es el verdadero mal del PSOE: está en unas Juventudes Socialistas que habría que hacer desaparecer o recomponer. Se han convertido en una fábrica de “apparátchik” (agentes del aparato), que lo plagan todo, que no han hecho nada útil, que viven del partido; y que tienen como aspiración máxima, única, seguir mamando de la teta política que les proporciona el PSOE. Ese es el problema: un aparato con inútiles».

Desde esas ópticas, duras, iban encajando las afirmaciones que, en relación con las posturas de los diputados socialistas y a lo largo de la tarde, publicaban las agencias de noticias, copiaban y difundían los digitales; e interpretaba el analista al que le referí identidades en dos lugares y momentos de la historia:

Los dos alcaldes de Móstoles, Andrés Torrejón y Simón Hernández, que el día 2 de mayo de 1808 pidieron sangre y heroísmo frente a la invasión francesa con su «Dios guarde a vuestras mercedes muchos años».

Y el alcalde socialista del pueblo granadino de Jun, José Antonio Rodríguez, afín a Pedro Sánchez, que en estas fechas, frente a lo que a algunos de sus conmilitones les parece un atropello, recoge firmas para convocar primarias, pide al Comité de Garantías del PSOE limitar competencias a la Gestora y agilizar un Congreso; y que, en la tarde de hoy y por teléfono, decía haber recibido el apoyo firmado de 41.000 afiliados del Partido Socialista Obrero Español.

Hoy, vía internet, las firmas que llegan al alcalde de Jun no son humo de pajas. En una formación política con 200.000 miembros, de los que sólo 160.000 pueden estar en situación de tomar decisiones, 41.000 firmas, más si sigue la progresión, es una cifra importante.

Muy importante, en una batalla entre socialistas que no ha acabado y donde, según la opinión de un analista, hay guerra para rato.

De Móstoles a Jun, PSOE

«La batalla entre los socialistas no ha acabado. Hay guerra para rato»
José Luis Heras Celemín
miércoles, 5 de octubre de 2016, 08:57 h (CET)
«El motivo de todo es el verdadero mal del PSOE: está en unas Juventudes Socialistas que habría que hacer desaparecer o recomponer. Se han convertido en una fábrica de “apparátchik” (agentes del aparato), que lo plagan todo, que no han hecho nada útil, que viven del partido; y que tienen como aspiración máxima, única, seguir mamando de la teta política que les proporciona el PSOE. Ese es el problema: un aparato con inútiles».

Tras los hechos protagonizados por la cúpula del PSOE el fin de semana pasado, hoy había interés por conocer cómo estaba la situación.

De puertas afuera, lo visto el fin de semana último se ha tomado como un espectáculo grave e incomprensible, dado por Pedro Sánchez y sus próximos en pugna con otros grupos socialistas, hasta ahora desconocidos, frente a la decisión de permitir o impedir un nuevo gobierno de Rajoy. De puertas adentro, para los que conocen las entretelas del partido y sabían “lo que se cuece dentro” lo ocurrido les ha supuesto lo que el diccionario define como “bochorno”: Desazón o sofocamiento producido por algo que ofende, molesta o avergüenza.

Por eso, tras el espectáculo bochornoso, para saber hasta qué punto la desazón y la vergüenza tienen acomodo en la cúpula del PSOE e influyen en sus quimeras y decisiones, hoy era importante conocer qué ocurría en la primera reunión importante tras los hechos pasados, la que celebraba el Grupo Parlamentario Socialista en la Sala Constitucional del Congreso. Al poco de producirse, el diario El País informaba: «La mayoría de los diputados del PSOE que han intervenido este martes en la reunión del grupo parlamentario han coincidido en la necesidad de evitar unas terceras elecciones. Sólo tres de los 26 parlamentarios que han pedido el turno de palabra se han mantenido en el no a Mariano Rajoy».

Una llamada de teléfono, a un analista excepcional metido en la melé, bastó para corroborar la información de El País. También para tomar una visión del estado de cosas, ánimos y posiciones con los que formar una opinión, que él resumió en una frase a modo de despedida, tras doce minutos de conversación: «La batalla entre los socialistas no ha acabado. Hay guerra para rato».

Después, repasando las posturas de la mayoría adversa a la tesis de Pedro Sánchez y condescendiente con la investidura de Rajoy (Cipriá Ciscar, José María Barreda, Antonio Trevín, Pedro Muñoz...), obviando la actitud abstrusa (Recóndita, de difícil comprensión o inteligencia) de los presuntos fieles a Sánchez (sobran los nombres porque están en lamente de todos), y deteniéndose en las identidades de los contrarios a la mayoría y, por tanto, fieles a Sánchez (Simancas, Odón Elorza y Margarita Robles), aparecieron dos síntomas que son reveladores:

Las declaraciones de Javier Fernández, Presidente de la Gestora del PSOE recientemente constituida, afirmando que «uno de los problemas que ha llevado a los socialistas a la peor situación desde la Transición es que el partido “se ha podemizado” y ha intentando parecerse a la formación que lidera Pablo Iglesias... Una organización de casi 140 años de historia como el PSOE no puede actuar como una formación nueva que “está convirtiendo la indignación en política”...”Nosotros somos otra cosa y hay que demostrarlo ahora en las instituciones, ahora que Podemos ha pasado de ser una guerrilla a una tropa regular”»

Y la situación, doliente buscando justificar posturas y posiciones, que había advertido la tarde anterior un socialista mayor, ex senador y ex diputado, de los que se apartaron de la cátedra universitaria para “sobar escaño” en Congreso y Senado unas décadas y varias legislaturas:

«Esto es la continuación, no el origen. El motivo de todo es el verdadero mal del PSOE: está en unas Juventudes Socialistas que habría que hacer desaparecer o recomponer. Se han convertido en una fábrica de “apparátchik” (agentes del aparato), que lo plagan todo, que no han hecho nada útil, que viven del partido; y que tienen como aspiración máxima, única, seguir mamando de la teta política que les proporciona el PSOE. Ese es el problema: un aparato con inútiles».

Desde esas ópticas, duras, iban encajando las afirmaciones que, en relación con las posturas de los diputados socialistas y a lo largo de la tarde, publicaban las agencias de noticias, copiaban y difundían los digitales; e interpretaba el analista al que le referí identidades en dos lugares y momentos de la historia:

Los dos alcaldes de Móstoles, Andrés Torrejón y Simón Hernández, que el día 2 de mayo de 1808 pidieron sangre y heroísmo frente a la invasión francesa con su «Dios guarde a vuestras mercedes muchos años».

Y el alcalde socialista del pueblo granadino de Jun, José Antonio Rodríguez, afín a Pedro Sánchez, que en estas fechas, frente a lo que a algunos de sus conmilitones les parece un atropello, recoge firmas para convocar primarias, pide al Comité de Garantías del PSOE limitar competencias a la Gestora y agilizar un Congreso; y que, en la tarde de hoy y por teléfono, decía haber recibido el apoyo firmado de 41.000 afiliados del Partido Socialista Obrero Español.

Hoy, vía internet, las firmas que llegan al alcalde de Jun no son humo de pajas. En una formación política con 200.000 miembros, de los que sólo 160.000 pueden estar en situación de tomar decisiones, 41.000 firmas, más si sigue la progresión, es una cifra importante.

Muy importante, en una batalla entre socialistas que no ha acabado y donde, según la opinión de un analista, hay guerra para rato.

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