Michèle Leblanc (Isabelle Huppert), una exitosa ejecutiva de una empresa de software para la creación de videojuegos, es agredida y violada en su propio domicilio por un intruso que, con posterioridad, seguirá acosándola.
Atípico, malsano y depravado thriller con ribetes de comedia negra que devuelve al realizador holandés Paul Verhoeven a su mejor nivel. La película, de reminiscencias hanekianas en su perversa naturaleza y firme decisión de levantar las alfombras para hacer aflorar parte de la mierda oculta de las clases burguesas, es una adaptación de la novela ‘Oh…’ (2012), del escritor francés Philippe Djian, con guión del estadounidense David Birke.
El filme arranca de manera directa, con la violación (en off) del personaje de Michèle con los ojos de su gato como únicos testigos. Más tarde, Verhoeven mostrará (esta vez sí) la brutal agresión con detalle mediante el uso de uno de sus característicos flashbacks. Lo que hace interesante a Elle, lo que la convierte en un thriller poco convencional pese a lo que en principio pudiera parecer, es que al autor de Desafío total no le interesan demasiado ni la violación en sí (le interesan sus consecuencias) ni la identidad del agresor (bastante previsible, por cierto). Es más, para Verhoeven la agresión sexual es sólo una excusa, casi un Macguffin, para adentrarse y explorar la compleja personalidad de su protagonista: una mujer fría, cínica, ambiciosa, de carácter fuerte, pasado traumático, promiscua sexualidad y moral ambigua. Un personaje que no es la víctima que parece ser, y que en manos de una actriz de la categoría de Isabelle Huppert se convierte en oro puro. No obstante, el director no sólo se centra en ella, sino que también nos regala un variopinto retrato de los personajes que forman parte de su entorno más cercano (impagable la secuencia de la cena de Navidad donde reúne a todos).
Elegantemente filmada, en el plano narrativo Verhoeven sabe imprimir ritmo, tensión y suspense a un relato en el que alterna el humor negro (negrísimo) con momentos muy inquietantes.
Elle es una obra de salvaje madurez, impecable en forma y subversiva en contenido. Dará que hablar.