Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Izquierda | Kamala Harris | Derrota | Censura | ELECCIONES DE ESTADOS UNIDOS

​La izquierda tras lo de Kamala: rabieta y ansia por censurar

Se mantiene en shock, negando esa dura realidad y lejos aún de la fase de aceptación
Ángel José González Herrero
sábado, 23 de noviembre de 2024, 10:54 h (CET)

Censura en redes


Una parte de la izquierda internacional y patria no acaba de asumir la derrota de Kamala Harris y se mantiene en shock, negando esa dura realidad y lejos aún de la fase de aceptación.


Algunos medios, periodistas 'progresistas' y actrices como The Guardian, La Vanguardia, Jamie Lee Courtis, Angels Barceló, Enric Juliana o Antón Losada y, entre otros, casi todos los pañaleros fans de Taylor Swift, han comunicado que se van de X, antes Twitter. Consideran que esa red social es la quintaesencia de la turbo derecha, el odio, el racismo y el fango. En lugar de interesarse por las causas de la derrota de su Kamala y del wokismo en las elecciones, niegan la realidad y buscan el enemigo - Elon Musk- sobre el cual descargan las culpas, acusándolo de manipular el algoritmo para favorecer a Trump y permitir que la la red se llene de fascismo y odio.


Llorar y taparse los ojos mientras buscas un paria al que echarle la culpa de tus frustraciones. Esa parte de izquierda - la más talibana estatista y también la 'wokista' - es tan infantil que nos muestra su rabieta sin pudor, como ese niño que llora desconsolado ante su mamá por no poder comer más chuches.


Elon Musk hizo públicos tiempo atrás los entresijos del algoritmo de X. Todo el mundo pudo ver que está entrenado, como todos, para recomendar a los usuarios sus últimas visitas e intereses demostrados. A su vez, la red desarrolló funciones de verificación, en las que los mismos usuarios podrían aportar pruebas, argumentos contrarios y contexto a post de otros usuarios. Esto no le gusta a esa izquierda que huye, pese a que esta función es clave a la hora de dar contexto a los fríos post.


Sobre la política de moderación, y esto es lo que no soportan los que se van de la red, X solo cancela los post si estos no son legales. Ese es el límite. Musk se niega a censurar - lo de moderar es un eufemismo postmoderno- lo que no sea ilegal. Por eso mismo, la red censura mucho de lo que gobiernos de todo tipo le solicitan; desde Alemania hasta los de dictablandas como Turquía al ser leyes locales.


El algoritmo de X no censura o esconde opiniones de usuarios o bots de 'extrema derecha', como si hacía el Twitter de Dorsey, quién a parte de quitarle la cuenta a Trump, reconoció que censuraba hasta mensajes de humor gráfico e irónico. El antiguo CEO de la red reconoció, arrepentido, ante el Senado de EE.UU, que cedió también a las presiones de la administración Biden para tapar en su red los chanchullos del hijo del presidente en las elecciones de 2020.


Dorsey ha reconocido en su blog que tomó la decisión de bloquear la cuenta de Trump pensando que eso era algo positivo para el negocio y para Twitter, pero que fue "incorrecto para internet y para la sociedad". Quien empezó siendo un defensor total de la libertad de expresión en los inicios de la red en 2006, reconoce que Twitter "se vió arrastrado a la política de moderar contenidos".


Esa izquierda adora la censura, no tolera opiniones y argumentos contrarios, sean estos de mejor o peor gusto o conveniencia. Les gustaba el Twitter de Dorsey por esto. Ahora buscan su cámara de eco, donde solo escucharse a ellos mismos y a todo lo políticamente correcto y conveniente. Ya le han puesto nombre: Bluesky.


Haría bien esa izquierda que huye debería analizar por qué su Kamala perdió. No lo harán, pese a que tienen delante multitud de estudios postelectorales que muestran que los inmigrantes, especialmente y no solo los latinos, y las capas medias y bajas de población, y hasta el electorado más joven, han votado menos a los demócratas que en las pasadas elecciones. La percepción de una parte considerable del electorado es que los demócratas se han escorado esos años mucho a la izquierda, a un wokismo que lo inunda todo. Esa izquierda necesita como el comer menos escapismo de la realidad y más autocrítica, reflexión y moderación (de la de verdad). Por cierto, Trump y los suyos, en otras cosas, también.

Noticias relacionadas

Leo en diversos medios que el Grupo Parlamentario Sumar va a presentar en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley para instar al Gobierno a que impulse la fase de decisión y adopción del marco legislativo que permita la emisión del euro digital, a fin de reducir la dependencia que hay en la UE de las dos compañías estadounidenses de pago con tarjeta, Visa y Mastercard. Me ha chocado mucho semejante iniciativa.

En el panorama español actual, es la izquierda quien maneja mejor el discurso y quien se siente más cómoda apropiándose de causas ajenas para convertirlas en propias, aunque nunca por convicción, sino para obtener rédito político y arañar un puñado de votos. Si hay una causa a la que se aferran con uñas y dientes, es sin duda a la del feminismo, politizado hasta el extremo.

Las decisiones arancelarias unilaterales de Donald Trump se cumplieron como una profecía, lo mismo que las réplicas esperables de las demás potencias de cara a esta guerra comercial y tecnológica explícita. Argentina es una de los territorios expósitos que quedaron a merced de la propia debilidad del rumbo aperturista elegido, otra de las graves catástrofes que suma un gobierno de nula imbricación con la ética política.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto