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Psicología y sexualidad
Etiquetas | El Sexo es Vida
Nuestros cuerpos no son estatuas y viven, se mueven, se expresan

¿Es cuestión de química?

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Seguro que el atractivo de alguien y que activa el deseo no es un factor aislado de todo lo demás. Es cierto que el atractivo físico y social es un factor activador del deseo e incluso un componente en la elección de pareja. Lo primero que entra por los ojos es el cuerpo y sobre todo cuando el cuerpo está en los cánones de belleza al uso.

Sexo

Y no es lo mismo un encuentro ocasional y fugaz, una primera impresión, que un encuentro íntimo y continuado. No pocas personas, excitadas ante una cita con alguien muy atractivo físicamente se decepcionan porque dicen que con esa persona "no tenían química" Y a la pregunta qué es para ellas la química que ha fallado esta vez, podrían contestar que es algo que las hace vibrar, que las pone a tope, o algo parecido, aunque aún así seguiremos sin saber por qué "no hubo química", para que la hubiera qué es lo que ha fallado qué cosas les ponen calientes y les hacen vibrar...

La metáfora de un conjunto de componentes será sin duda esa química, muy marcado por las experiencias vividas y las experiencias sexuales previas entre las que pueden estar el movimiento, el olor, la forma de mirar, la vitalidad que comunica, cómo brillan los ojos, el hecho de que muestre que la presencia de quien siente el deseo le perturba y que también a ella le atrae y le provoca deseo.

También el atractivo de la confianza y de la simpatía. Nuestros cuerpos no son estatuas y viven, se mueven, se expresan. Por eso llegan a sentirse más atractivos y muchas veces lo que hacemos en la relación sexual puede ser lo más erótico y excitante. La capacidad para relacionarse bien, la confianza que mostramos en uno mismo respecto a ese encuentro sexual. Sentirse libre y confiado para gozar con el sexo consiguen un mayor atractivo.

Y es que muchas personas refieren cómo se sintieron atraídas por aquellas otras que que se comportaron con desenvoltura, que derrochaban simpatía, y que les provoraron el deseo y la pasión por sus palabras y por cómo las dicen, por su manera de mirar, o por los movimientos de su cuerpo, o por cómo expresan sus emociones.

Por ejemplo, en algunos estudios la expresión femenina que más atrae es la felicidad, en cambio es la menos atractiva en la expresión masculina. En el orgullo el patrón es inverso, resulta muy atractivo en la expresión masculina y uno de los menos atractivos en la mujer. La vergüenza es relativamente atractiva en ambos sexos. Probablemente a alguno de vosotros no os resultará ajeno el impacto que recibe una persona que se percata de nuestra turbación hasta desviar la mirada. Hay personas que podrían quedar enganchadas por esa turbación que indica deseo y por ello sentirse deseadas.

Sentirse deseado es un poderoso estímulo sexual que provova el deseo. En este sentido el ritual del cortejo o del galanteo puede ser un componente importante para que se encienda el deseo, incluso si el deseo con anterioridad no fuera especialmente intenso. La evolución del encuentro y más que nada el contacto grato más o menos continuado, propicia que el deseo crezca.

En los momentos en los que se vive la experiencia de sentirse deseado, el deseo puede llegar a niveles insospechados, sobre todo, el contacto grato más o menos y si la relación sexual es objeto de obstáculos que el deseo ha de sortear para poder satisfacerse en el roce del cuerpo.

El galanteo puede encender y cultivar el deseo si transcurre en un contexto de valores e intereses similares de una fácil y grata charla y actividades compartidas mutuamente gratificantes, lo que puede hacer de la persona que comparte alguien grato y seductor. Si se da el cortejo entre dos personas con opiniones y perspectivas diferentes, puede también cultivar el deseo al no dar la oportunidad de "saciarse" en sus conversaciones o en sus actividades por ser muy novedosos.

Hay contextos sociales en los que también se promueven relaciones sexuales que suelen darse con bajo deseo. A menudo son relaciones no elegidas, sino acordadas. Suelen surgir entre los jóvenes, fruto de una relación comprometida entre amigos y a veces fruto de una presión social por experimentar cierta autoestima al ser la novia de o el novio de alguien con ascendencia social.

¿Es cuestión de química?

Nuestros cuerpos no son estatuas y viven, se mueven, se expresan
Ana de Calle
lunes, 5 de septiembre de 2016, 08:14 h (CET)
Seguro que el atractivo de alguien y que activa el deseo no es un factor aislado de todo lo demás. Es cierto que el atractivo físico y social es un factor activador del deseo e incluso un componente en la elección de pareja. Lo primero que entra por los ojos es el cuerpo y sobre todo cuando el cuerpo está en los cánones de belleza al uso.

Sexo

Y no es lo mismo un encuentro ocasional y fugaz, una primera impresión, que un encuentro íntimo y continuado. No pocas personas, excitadas ante una cita con alguien muy atractivo físicamente se decepcionan porque dicen que con esa persona "no tenían química" Y a la pregunta qué es para ellas la química que ha fallado esta vez, podrían contestar que es algo que las hace vibrar, que las pone a tope, o algo parecido, aunque aún así seguiremos sin saber por qué "no hubo química", para que la hubiera qué es lo que ha fallado qué cosas les ponen calientes y les hacen vibrar...

La metáfora de un conjunto de componentes será sin duda esa química, muy marcado por las experiencias vividas y las experiencias sexuales previas entre las que pueden estar el movimiento, el olor, la forma de mirar, la vitalidad que comunica, cómo brillan los ojos, el hecho de que muestre que la presencia de quien siente el deseo le perturba y que también a ella le atrae y le provoca deseo.

También el atractivo de la confianza y de la simpatía. Nuestros cuerpos no son estatuas y viven, se mueven, se expresan. Por eso llegan a sentirse más atractivos y muchas veces lo que hacemos en la relación sexual puede ser lo más erótico y excitante. La capacidad para relacionarse bien, la confianza que mostramos en uno mismo respecto a ese encuentro sexual. Sentirse libre y confiado para gozar con el sexo consiguen un mayor atractivo.

Y es que muchas personas refieren cómo se sintieron atraídas por aquellas otras que que se comportaron con desenvoltura, que derrochaban simpatía, y que les provoraron el deseo y la pasión por sus palabras y por cómo las dicen, por su manera de mirar, o por los movimientos de su cuerpo, o por cómo expresan sus emociones.

Por ejemplo, en algunos estudios la expresión femenina que más atrae es la felicidad, en cambio es la menos atractiva en la expresión masculina. En el orgullo el patrón es inverso, resulta muy atractivo en la expresión masculina y uno de los menos atractivos en la mujer. La vergüenza es relativamente atractiva en ambos sexos. Probablemente a alguno de vosotros no os resultará ajeno el impacto que recibe una persona que se percata de nuestra turbación hasta desviar la mirada. Hay personas que podrían quedar enganchadas por esa turbación que indica deseo y por ello sentirse deseadas.

Sentirse deseado es un poderoso estímulo sexual que provova el deseo. En este sentido el ritual del cortejo o del galanteo puede ser un componente importante para que se encienda el deseo, incluso si el deseo con anterioridad no fuera especialmente intenso. La evolución del encuentro y más que nada el contacto grato más o menos continuado, propicia que el deseo crezca.

En los momentos en los que se vive la experiencia de sentirse deseado, el deseo puede llegar a niveles insospechados, sobre todo, el contacto grato más o menos y si la relación sexual es objeto de obstáculos que el deseo ha de sortear para poder satisfacerse en el roce del cuerpo.

El galanteo puede encender y cultivar el deseo si transcurre en un contexto de valores e intereses similares de una fácil y grata charla y actividades compartidas mutuamente gratificantes, lo que puede hacer de la persona que comparte alguien grato y seductor. Si se da el cortejo entre dos personas con opiniones y perspectivas diferentes, puede también cultivar el deseo al no dar la oportunidad de "saciarse" en sus conversaciones o en sus actividades por ser muy novedosos.

Hay contextos sociales en los que también se promueven relaciones sexuales que suelen darse con bajo deseo. A menudo son relaciones no elegidas, sino acordadas. Suelen surgir entre los jóvenes, fruto de una relación comprometida entre amigos y a veces fruto de una presión social por experimentar cierta autoestima al ser la novia de o el novio de alguien con ascendencia social.

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