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Quisiera Virgen ruteña,
por tus hijos venerada,
acogerte en mi morada
con alma limpia y risueña.
E intentar ser santo y seña,
de tu virginal figura
siempre llena de dulzura
para los seres humanos,
que buscan tus blancas manos
para aliviar su amargura.
Dios te eligió como Madre,
y como su Hija más pura;
¡no cabe mayor ventura
que ser Hija de Dios Padre!
Y es un gozo excelsa Madre,
amada Virgen ruteña,
ver en la tarde abrileña
al noble pueblo de Rute,
en un piadoso disfrute
tras su Virgen lugareña.
Permíteme, Madre mía,
modelo de abnegación,
que te ofrezca una oración
con esta humilde poesía:
“Te ruego Virgen María,
con la mayor devoción,
que empleando Tu mediación
ilumines mi camino
para alcanzar el destino
de la eterna salvación”.
2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2008: siete años que no nos deja la lluvia, siete años llevándolo y es mucho tiempo en que no comprendo la razón. ¿Cuándo acabará ésto?, tendré paciencia. Lulita, hijita, coge el paraguas, soy la de la sombrilla en que descansas, la de las sábanas blancas, la que consigue el amor cuando la lluvia le cae encima de manera despiadada.
Hojas de colores, variopintos sabores, bolsos sin dinero, discos de vinilo, cassettes en el coche, el Renault Dacia Logan que pude comprarme... Oyen que a velocidad se acerca otro coche por la carretera, entre luces y sombras y no es un coche barato...
“Yo nací entre los hombres, y entre las mujeres. Entre los humanos. Pero no me sentía como ellos. Sabía que existía algo superior a todo lo que veía. Un día hallé esta historia, la historia más ocultada, deformada, falseada y burlada -y a la vez la más colosalmente hermosa y violenta- que ha existido en esta tierra. La historia de los animales sometidos y esclavizados por los humanos en las sociedades modernas y antiguas. Entonces supe quién era entre todos ellos, qué tenía que decir, y qué hacer. Y comencé por detallar los holocaustos.
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