Se decía en épocas pretéritas que una ardilla podía cruzar España sin pisar el suelo. La autoría de la frase es desconocida pero describía nítidamente lo arbolada que se hallaba la península. Ahora no sería una ardilla, pero sí un senderista, quien por rutas y caminos dispersados a lo largo y ancho de la geografía española, podría visitarla plenamente, incluso hasta el más recóndito lugar.

En un imaginaria ruta que comenzase por el sur y avanzásemos hasta el norte, empezaríamos por el punto más meridional de la península, recorriendo la conocida ruta de los Pueblos Blancos en Cádiz, alcanzaríamos la ruta del Rocío, atravesando el parque nacional de Doñana en Huelva, continuando por la Ruta de Aracena, hasta alcanzar la provincia de Sevilla. En la vecina Córdoba transitaríamos por senderos de Sierra Morena y bajando hacia la provincia de Málaga es imprescindible recorrer el Caminito del Rey, la ruta del río Chillar, el Torcal de Antequera y la sierra de las Nieves.

Dando un salto a Almería, la Sierra de Gata se presta como lugar idóneo para transitar sus escarpados acantilados, finalizando por tierras andaluzas en Granada caminando por senderos de la serranía de las Alpujarras y del Pico Veleta en Sierra Nevada y en la provincia de Jaén por las sierras de verdes y lustrosos pinares de Cazorla y Segura.

Al este, nos emplazaremos en la comunidad de Murcia recorriendo la ruta del Monte de Cenizas o del Cañón de Almadanes y bordearemos el Mediterráneo en la provincia de Alicante por la ruta del Faro de l’Albir, la Cova Tallada en Jávea, el Parc Natural del Penyal d’Ifac en Calpe, mientras que en la de Valencia, por el Parc Natural de la Marjal en Oliva, la vía verde del Serpis y el Parc Natural de l’Albufera.

Al oeste caminaríamos por los estrechos desfiladeros de la Sierra de Alcaraz y de la ruta circular por el cañón de Zarzalar en Albacete y por el Campo de Calatrava en Ciudad Real, continuando por antiguos caminos árabes.

En Extremadura nos toparemos con enclaves senderistas en la sierra de Hornachos en Badajoz y en el valle del Jerte y la comarca de las Hurdes en Cáceres y en la provincia de Toledo por el Parque Nacional de Cabañeros, en los montes de Toledo.

Centro de la península

La Comunidad de Madrid es la que cuenta con una mayor variedad de recorridos: en la sierra de Guadarrama por el Bosque Plateado de la Jarosa y en la de Navacerrada, por la ruta de la Castellana, el camino Schmidt, la subida a Siete Picos, la Cuerda Larga y los ubicados en Cotos, Fuenfría, Canencia , Peñalara o La Pedriza. Y en las provincias limítrofes se hallan rutas en las hoces del río Duratón en Segovia y escarpados senderos en la Sierra de Gredos abulense.

Avanzando hacia el norte se localizan interesantes itinerarios en la sierra de la Peña de Francia y el Sendero de la Barca, con las mejores vistas de los arribes del Duero en Salamanca, en la comarca de Sanabria en Zamora, en los valles de Sajambre y Valdeón en León, en el parque natural de Fuentes Carrionas en Palencia, en la ruta de los Páramos y Tierra de Campos y la senda del Duero de Peñafiel en Valladolid, en el valle de Zamanzas y la ruta de las lagunas de Neila en Burgos y en los Picos de Urbión y la Laguna Negra en la provincia de Soria. En la sierra de la Demanda en La Rioja, en las inmediaciones del Moncayo y en caminos lineales en el entorno de Belchite y la presa de Almonacid en Zaragoza.

Hacia el sureste transitaremos por los senderos de las Hoces de Cabriel y los alrededores del nacimiento del río Cuervo y el parque natural del Alto Tajo en Cuenca, las calizas sierras de Albarracín, Javalambre y Gudar y las veredas de los Montes Universales en Teruel y el entorno del macizo de Peñagoloso y de la comarca del Maestrazgo en Castellón.

Norte de la península

Subiendo a Cataluña, en Tarragona nos encontraremos con una extensa red de caminos que transitan por el parque natural del Delta del Ebro o el de Prades, en el macizo rocoso de Montserrat en Barcelona, en las comarcas de la Garrotxa y Ripollés en Girona y en el Vall d’Aran y en los contornos pirenaicos de Pallar Jussa y Alt Urgell en Lleida.

Trasladándonos hacia el oeste hallaremos sinuosas rutas en el valle de Ordesa y el parque natural de la Sierra y los Cañones del Guara en Huesca y senderos en el tramo del camino de Santiago de Roncesvalles a Viana (Navarra) y sendas por el valle del Baztan y el río Bidasoa.

En la Cornisa Cantábrica, conformada por la costa vasca, las costas verdes cántabra y asturiana, la costa atlántica y las rías baixas gallegas, se encuentran espectaculares rutas senderistas por los valles de Ayala en Álava, en los del Deba y Urola en Guipúzcoa, en los de Nervión y Arratia en Vizcaya, en el parque natural de los Picos de Europa y en los desfiladeros de la Hermida en Cantabria, la ruta de las Xanas y de los Beyos y la del Cares en Asturias, en las comarcas de la Terra de Trives y Celanova en Orense, en Os Ancares en Lugo, en el camino portugués de la provincia de Pontevedra, en la sierra de Forgoselo en La Coruña, para concluir tan apasionante caminata ganándonos el jubileo tras llegar a Santiago de Compostela, a través del último tramo del Camino de Santiago, que parte de O Pedrouzo y desemboca en la tumba del Apóstol Santiago en la catedral compostelana.