Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Turquía | Golpe de Estado

En Madrid como en Estambul

Carlos Ortiz de Zárate
domingo, 17 de julio de 2016, 11:28 h (CET)
Turquía no es España; lo sé. También sé que en el “Tejerazo” no hubo derramamiento de sangre y que en la tentativa de golpe de Estado turca de este sábado ha habido una sangría. ¿Por qué será que ésta última me ha evocado el 23 F? Te lo cuento.

En primer lugar porque la forma de contarnos ambas es una chapuza; nadie en su sano juicio piensa en meterse en un golpe de Estado con tan poca chicha como para caer como las hojas de otoño, al primer soplo de viento. Por el contrario podemos afirmar sin ser tratados de locos, que el fracaso de estas intentonas tan chapuzas refuerza la representación del Estado que ostentan los que los golpistas proclamaban combatir.

Así ha sido para Juan Carlos I y así ha sido para Erdogan, ambos han ganado legitimidad democrática en un momento en que la necesitaban ellos y otras instituciones internacionales.

No digo que en cualquiera de los casos hubiera habido conspiración alguna. ¡Dios me libre! Sí afirmo que hay muchas coincidencias entre ambas tentativas de golpe de Estado.

Eso sí, ha subido el dramatismo con las centenas de víctimas de la noche del viernes, pero, teniendo en cuenta la sangría de Niza de la noche del jueves, el espectáculo pedía más sangre.

Noticias relacionadas

El Lunes, 2 de julio de 2012, en el palacio de López, se desarrolló la primera reunión del Consejo de Ministros encabezada por el presidente de la República, Dr. Franco. Los ministros definieron las líneas del trabajo y se comprometieron en finalizar los proyectos pendientes para el próximo año del gobierno y trabajar conjuntamente en un ritmo dinámico hacia el crecimiento de la economía nacional y mantener los gastos del gobierno bajo control.

En los turbulentos tiempos que vivimos, la histeria es un mal que padece la superpotencia estadounidense en su agonía. La actual histérica respuesta hiperactiva yanqui es producto de la conciencia de la clase dominante estadounidense, su burguesía monopolista, de que ha generado un fenómeno particular en el desarrollo imperialista a nivel mundial, convirtiendo a EE.UU. en la única superpotencia realmente existente, que ahora camina hacia su ocaso imperial.

Kenneth Waltz explica claramente cómo se construye una rivalidad duradera: “La tensión constante y la oposición mutua, en una plétora de pequeños conflictos en la periferia, previenen conflictos mayores al dejar clara la intención de resistir la agresión”.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto