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A propósito de la nube de excusas administrativas en relación a la otra nube de Seseña

La pertinaz desidia

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El viejo silo de cabezas nucleares fue abandonado a finales de los 80, cuando la guerra entre superpotencias pasó a mejor vida a raíz de acuerdos bajo la mesa y extraños giros de la geopolítica. Todas las instalaciones relacionadas perdieron asimismo su importancia y pasaron a su condición de reliquias de una etapa diferente pero en el fondo igual. En algún momento alguien debía aprobar una orden que rubricara y con ella hiciera operativo su desmantelamiento. Una orden que, con las prisas propias de una agenda política especialmente adecuada a perder el tiempo, no llegó nunca. Para la historia oficial diremos que se traspapeló.

Y cada día, una operaria de subcontrata de limpieza saluda a un centinela aburrido hasta decir basta, y recorre todos los días de 19 a 22 horas muchas de estas dependencias. A cosa de las 20:45 se detiene unos minutos en los paneles de control para pasar una mopa húmeda por encima de toda la sección de interruptores cuyo centro ocupa el botón rojo del apocalipsis.

La pertinaz desidia

A propósito de la nube de excusas administrativas en relación a la otra nube de Seseña
Ángel Pontones Moreno
lunes, 16 de mayo de 2016, 00:59 h (CET)
El viejo silo de cabezas nucleares fue abandonado a finales de los 80, cuando la guerra entre superpotencias pasó a mejor vida a raíz de acuerdos bajo la mesa y extraños giros de la geopolítica. Todas las instalaciones relacionadas perdieron asimismo su importancia y pasaron a su condición de reliquias de una etapa diferente pero en el fondo igual. En algún momento alguien debía aprobar una orden que rubricara y con ella hiciera operativo su desmantelamiento. Una orden que, con las prisas propias de una agenda política especialmente adecuada a perder el tiempo, no llegó nunca. Para la historia oficial diremos que se traspapeló.

Y cada día, una operaria de subcontrata de limpieza saluda a un centinela aburrido hasta decir basta, y recorre todos los días de 19 a 22 horas muchas de estas dependencias. A cosa de las 20:45 se detiene unos minutos en los paneles de control para pasar una mopa húmeda por encima de toda la sección de interruptores cuyo centro ocupa el botón rojo del apocalipsis.

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