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Barcelona, el Arca de Noé

¿Naturalismo urbano o sincretismo delirante?
Víctor Grave
lunes, 28 de agosto de 2023, 11:11 h (CET)

No es cuestión de alcanzar estadios de <cenobita>, respecto a  si reeditar o no, el Arca de Noé,  que por cierto, tan generosamente  simboliza en su sentido más bíblico la ciudad de Barcelona. Todo lo contrario, es algo completamente profano, que no trasciende más allá de la lógica y las consecuencias previsibles de la inacción de un gobierno municipal ante una situación que ya roza el hartazgo ciudadano. Juzguen ustedes la estimación zoológica de intramuros y la distribución por especie de sus más de cien mil alígeros, a saber:


1) 100.000 Palomas  2) 8.000 Cotorras  3) 500 Gaviotas.


Significarles lo alejado de los datos actuales respecto a lo que se supone es, el ratio óptimo : 300 - 400 ejemplares por Km2. Hoy, el promedio (creen) está, en 1700 por Km2 . Así, y todo, lo más despótico es que desde el año 2017 no se ha llevado a cabo ningún recuento oficial de aves. Imaginan qué "in vigilando"...!


El silencio irresponsable de una ética animalista cuando menos singular, y un ayuntamiento acérrimo militante del (todo vale), nos sitúa muy lejos de encontrar la solución real a una futura y más que probable rivalidad por el espacio público entre el ciudadano y las aves urbanas. Quizás, necesitemos signos de mayor clarividencia para finalmente arrojar luz al deterioro del patrimonio público y privado que origina dicha plaga. Sin olvidar, la  poca o nula información respecto al riesgo de las diferentes Zoonosis. Lo que convierte al fenómeno, principalmente, en una cuestión de Salud Comunitaria. Cabe recordar, que en los mercados de abastos y en comercios donde se dispensan alimentos esta peligrosa intromisión, muy a pesar de las denuncias de sus titulares, se ha cronificado. Monetizar las perdidas y sopesar la exposición epidemiológica sería un paso importante para dejar de presentar este asunto como ejemplo de unos cuantos urbanitas que reniegan de la naturaleza circundante.


Existen sentencias judiciales a favor de trabajadores públicos que han contraído graves enfermedades respiratorias  crónicas y otras de etiología claramente relacionadas con la proximidad a estas aves. Además, de otros fallos con carácter indemnizatorio contra el consistorio municipal por daños estructurales en edificios. La ciudad, profusa en la generación de <agresiones aversivas>, acumula de otras en su medio ambiente igual de patologizantes para el ciudadano, como el hacinamiento, la suciedad o el ruido y que nadie restituye. Toda una loa al concepto de <calidad de vida> otrora acuñado por Miller, (1969) 


Una medida oportuna sería jerarquizar las decisiones considerando a quienes padecen lo impropio con circunstancias calamitosas  y no tomarlas como meros hechos estocásticos, volcados a estudios susceptibles de prolongarse en el tiempo de manera indefinida. Impotencia es la palabra más valorada ante la extravagante y creciente sobrepoblación  alada, que pone al  descubierto una manifiesta inoperancia sobre el control del ecosistema. En este termo de concurrencias, el llamado <periodismo de soluciónes> se muestra más necesario que nunca para informar y establecer qué respuestas funcionan, dónde y en base a qué datos.


Hasta el momento, los recursos asignados presentan un desequilibrio evidente en el binomio coste-efectividad: consecuencia directa de divagaciones metodológicas todavía hoy difíciles de justificar (!) La dejación o el buenismo político se traduce en una irresponsabilidad palmaria para la seguridad sanitaria de todos los ciudadanos. Si ideologizamos la ciencia llevamos el conocimiento a lo absurdo. Llegados aquí, ha de prevalecer el propósito de evitar, como poco, que dicha situación condene injustamente a aquellos distritos donde no es alternativa asumir por cuenta propia gastos en ingénios técnicos ni cuentan, tampoco, con el favor de la administracion local en el control y la prevención, frente a los que sí, a éstos su condición les precede y protege de lo divino y lo humano. A pesar de ello, tal cosa no impedirá a ninguno coincidir en cualquier supermanzana de la capital condal qué, probablemente, como <construcción política>, que no obra pública, permanecerá libre de cualquier azote gracias a criterios clientelares. ¡Cómo cambia, verdad? ¡Qué input de socialidad, todos juntos compartiendo el equilibrio seguro y pacificado de un mismo <hábitus> ! Bourdieu , (2017)


La paciencia del barcelonés, pronta a su extinción, será beatificada con la aquiescencia  de la paloma como emblema del arca de la sinrazón, que continuará siendo por mucho tiempo, la ciudad de Barcelona.

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