Paco, el del título de este “copo”, es Francisco de la Torre Prados, Alcalde de Málaga, ciudad que todo lo acoge y todo lo silencia, desde hace quince años.
A este buen señor le debo haber saboreado la vida política activa durante la Transición, refiriéndome estoy al año 1977, fecha en la que me llamó, gracias a un amigo común, para invitarme a formar parte de las listas de UCD; me encontraba por aquellos tiempos enfrascado en dar a conocer por pueblos y plazas el Credo de Jesús de Nazaret o Sermón de la Montaña que, por cierto, nada tiene que ver con el Credo de la Iglesia Católica.
Paco, al que llevo seis años de edad, ha dedicado su vida a la “cosa pública”: fue Presidente de la Diputación malacitana en el tardofranquismo, cargo del que fue expulsado por el ala radical de la dictadura, fundó el Partido Social Demócrata Andaluz, primo hermano del de Fernández Ordoñez, ejerció cargo de Consejero en la Pre-Junta de Andalucía, Diputado a Cortes en las dos legislaturas que coincidimos (la denominada Constituyente y la del Golpe del 23-F), fue cabeza de lista por Málaga al Proyecto Reformista que creó Miquel Roca Junyet, Celia Villalobos lo incorporó como independiente en el año 1995 en su candidatura a la Alcaldía, y cuando “la dama roja del PP” marchó a la Villa del Reino de España para ejercer de Ministra de Sanidad, Paco quedó como alcalde de la Plaza Mayor de la Costa del Sol y, tras convivir Alcaldía con el Senado en una ocasión, sigue intentando construir la Málaga que él tiene en la cabeza.
No somos amigos ni enemigos, tal vez todavía tenga clavada la espinilla del día que abandoné UCD, lugar al que me llevó, para irme a luchar por la utopía andalucista; por mi parte, también tengo tatuadas un par de espinillas por cosas sin importancia, ya saben, de poesía y adopción.
Vengo hoy a aplaudirlo porque los jerarcas provinciales y regionales del PP le han invitado a que ocupe el primer puesto en la candidatura al Congreso para las elecciones del próximo 26-J, propuesta que ha rechazado para seguir en su labor del edil mayor de la Casona del Parque.
Y lo aplaudo porque es grato, muy grato, que a su edad se le esté rifando como político honesto y preparado a pesar de ser “casta pura”, y en él deberíamos alegrarnos todos los que formamos parte de ese momento de España tan desprestigiado por tirios y troyano en la actualidad.
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