Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Libertad de expresión | Ideología | Objetividad | Reflexiones

Trincheras

Ya no se habla con naturalidad. Hay una línea trazada y te pueden colocar a un lado u otro de la misma; su ubicación se va haciendo más inquietante cada día
Juan Antonio Freije Gayo
viernes, 16 de junio de 2023, 10:50 h (CET)

Se atribuye a Catón el Viejo aquella sentencia de “no pierdas el tiempo en discutir con los estúpidos y los charlatanes: la palabra la tienen todos, el buen juicio solo unos pocos”. Por lo que se ve, ya en el siglo II antes de Cristo se cocían habas. Igual la frase nos viene bien en estos días de tertulianos, redes sociales y regodeo en la ignorancia.  


Más que nunca, todos tenemos la palabra, o el teclado del celular para expresarla, pero lo que ya abunda menos es el raciocinio, o al menos lo que hemos dado en denominar sentido común, caracterizado por la sabiduría popular como el menos común de los sentidos. El citado político y escritor romano lo supo ya hace mucho, pero no podía ni imaginar lo que sería el futuro que habitamos, en el que los hechos, o los datos, apenas importan, pues la ideología y el sentimiento elaboran relatos no rebatibles por los detalles objetivos. Es por eso que detenerse para reflexionar con una pizca de sensatez se ha vuelto acción extraña y sospechosa; se prefiere repetir, o amplificar, el mensaje, o buena nueva, que viene de arriba, como una revelación en la que redes sociales y medios de comunicación son el vehículo, antes que elucubrar para encontrar explicaciones, tarea esta que  igual es causa de cefalea o de cosas peores para nuestra vida civil en tiempos de trincheras sectarias, que hacen de lo dialógico una pura simulación de cara a la galería.


Escribió Antonio Escohotado que “tanto como animales reflexivos somos animales de costumbres hechos a vivir respetando ceremonias heredadas y sumisos a las rutinas de cada marco cultural como una hormiga a las del hormiguero”. Tal vez sea la explicación de lo que aquí tratamos, entendiendo que concurriría siempre, en toda sociedad, una porción mayoritaria de gentes partidarias de la obediencia en sentido amplio.  


No resulta sencillo precisar desde cuándo cayó en desgracia la sana costumbre de pontificar, o dudar, sobre lo divino y lo humano, que ha sido consustancial al pensamiento racional y punto de partida de cualquier progreso. Se podría afirmar incluso que ya no se habla, y mucho menos se escribe, con naturalidad. Hay una línea trazada y te pueden colocar a un lado u otro de la misma; su ubicación se va haciendo más inquietante cada día.  


En la Baja Edad Media, la Inquisición tenía también una raya, como la tuvo la Revolución Francesa (con la guillotina al fondo) y todos los sistemas totalitarios más recientes, que podemos compendiar en el comunismo y el nazismo. Ahora, y de momento, el surco es más sutil; aún no hay guillotina, pero sí muerte civil, desprestigio y/o expulsión de la plaza pública. Esa línea se va marcando con intensidad progresiva y peligrosidad creciente. ¿Objetivo? Que nadie quiera cruzarla. Solo los héroes osaron hacerlo en todos los tiempos. Pero, en el presente prosaico, y más que nunca, de la heroicidad ni se come ni se vive. Mejor aplaudir, como bien saben los aspirantes a candidato y demás colaboradores orgánicos.

Noticias relacionadas

Me permito iniciar esta columna formulando una pregunta clara y concisa: ¿Sabe usted cuántas contraseñas está manejando en la actualidad? ¿Se las sabe todas de memoria? Si ha respondido que sí a las dos y sin consultar ningún aparato más que su cerebro no siga leyendo porque no estará de acuerdo con mi humilde opinión.

Allá por el 24 de abril de 2016, a las 12:07 h, el periódico digital DIARIO SIGLO XXI publicó un escrito mío sobre la cleptocracia. Hoy, repasando algunos de mis trabajos, lo he encontrado y he comprobado que no ha perdido ni un ápice de actualidad.

El ser humano cada vez requiere más del humano ser; pues, aunque el alimento es necesario, hay alientos como el amor y los miramientos que son imprescindibles, para reencontrarnos y salir de la tristeza. Indudablemente, la atención entre nosotros es esencial para cada filiación y cada comunidad.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto