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Según el Cigna 360 Wellbeing Survey 2022 no se considera como factor decisivo a la hora de cambiar de empleo. El tecnoestrés, principal consecuencia del teletrabajo, provoca un incremento del absentismo laboral y una bajada de la productividad cuyos efectos se pueden traducir en fatiga visual, adicción, problemas osteomusculares y agotamiento mental y cognitivo
Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se han incorporado al mundo laboral como una herramienta para mejorar el rendimiento, la productividad y competitividad, así como una vía de comunicación. No obstante, no es un factor decisivo a la hora de escoger un empleo tal y como señalan los datos del estudio Cigna 360 Wellbeing Survey 2022, donde se refleja que más de la mitad de los trabajadores en activo no escogería un nuevo empleo basándose en el uso de nuevas tecnologías y procesos de digitalización de una empresa.
Y es que, a pesar de que la mayor parte de la población que utiliza Internet considera que las nuevas tecnologías pueden conllevar beneficios a la sociedad, en términos generales, 1 de cada 4 personas rechaza la utilización y el aprendizaje de las nuevas tecnologías debido a un uso incorrecto, siendo mayor el rechazo entre las mujeres, según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI).
Este uso incorrecto unido a la alta demanda laboral relacionadas con las tecnologías, la creciente implantación del teletrabajo y las formaciones y reuniones telemáticas, así como la falta de formación previa sobre su uso están directamente relacionadas con la aparición de ansiedad, estrés, malestar o alto nivel de activación psicofisiológica a la hora de utilizar cualquier tipo de tecnología, desarrollando actitudes negativas hacia las mismas.
Ana Sánchez de Miguel, directora de Recursos Humanos de Cigna España explica que "muchas personas viven más preocupadas por la tecnología que dejan en un segundo plano la vida personal. El estar constantemente conectados al trabajo, a través de un móvil, un ordenador o cualquier dispositivo electrónico, puede tener un impacto considerable sobre la salud mental de los empleados, produciendo una bajada del rendimiento y la posible aparición del síndrome de burnout. Mantener una reunión a través de la pantalla del ordenador no permite hacer contacto visual con tu interlocutor que es la forma de fomentar la empatía y el entendimiento mutuo, Soy consciente que la tecnología y la innovación son aceleradores del cambio y son necesarios para el desarrollo de la sociedad, si bien considero que es preciso tener un propósito bien definido y una capacitación adecuada y evitar el uso indebido de las mismas para evitar en la medida de lo posible el tecnoestrés".
El origen del tecnoestrés se encuentra en un desajuste entre la necesidad de usar las TIC en el puesto de trabajo y los recursos disponibles para cubrirlas y realizar las tareas laborales (competencias digitales, disponibilidad de dispositivos o acceso a Internet), tal y como recoge el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST). Existen dos tipos de tecnoestrés: la tecnoansiedad (provocada por la sensación de ansiedad, estrés o fatiga por la necesidad de tener que usar TIC o aprender su funcionamiento) y la tecnoadicción (utilización constante de las TIC e imposibilidad de desconexión). Respecto a la primera, más del 71% de la población española considera que el uso inadecuado de las tecnologías genera situaciones de ansiedad o estrés, en base a un estudio del ONTSI. Por otro lado, el mismo estudio muestra que los jóvenes entre 16 y 25 años tienen mayor riesgo de desarrollar algún tipo de adicción tecnológica.
Por eso, con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, que se celebra el 28 de abril, los expertos en salud de Cignaidentifican los efectos que tiene el uso excesivo de la tecnología en el ámbito laboral y que sirven de base para identificar el tecnoestrés:
Agotamiento mental y cognitivo: la "tecnofatiga" se caracteriza por una sensación de cansancio y agotamiento mental y cognitivo debido al uso de tecnologías. El síndrome de la ‘fatiga informativa’ debido a la sobrecarga de información derivada de Internet y la incapacidad de asumir nueva información puede traducirse en cansancio mental, dolor de cabeza e incluso una reducción de energía que afecta de manera directa a la dificultad para concentrarse y prestar atención con la correspondiente bajada del rendimiento y la productividad laboral. Para combatir este agotamiento, es fundamental reducir las tareas no productivas relacionadas con el uso de nuevas tecnologías como consultar las redes sociales en el trabajo o responder correos electrónicos improductivos. Al establecer un tiempo límite para la ejecución de las actividades relacionadas con tecnología, se evita la procrastinación y el enfoque perfeccionista. También, la realización de ejercicio físico continuo robustece el cerebro y lo hace menos propenso a la fatiga mental; así mismo, cuidar la alimentación e hidratarse adecuadamente evita/mitiga estos síntomas.
Desde Lideremos estamos convencidos de que el trabajo conjunto entre la esfera pública y privada es imprescindible, es la garantía del éxito para la sociedad", apuntó Fermín Albadalejo, presidente de CEAJE. Por su parte, Guillermina Mekuy, presidenta de Diversity and Development, no quiso dejar la oportunidad de poner en valor la importancia de un actor como Lideremos y de agradecer su labor.
Su objetivo es ofrecer una salida a las personas en situación de insolvencia para que puedan cancelar las deudas que han contraído y a las que no pueden hacerle frente.
En esta ocasión se contó de nuevo con la participación de ponentes de Engie España que aportaron su visión y vasta experiencia en la financiación de proyectos de energías renovables y los PPA, y se analizaron los principales temas regulatorios del sector eléctrico español y la evolución y perspectivas de los mercados de energía europeos en la segunda parte de 2023 y durante el próximo invierno.
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