Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Carta al director

¡Qué oportunidad perdida!

​Antonio Carrasco Santana, Valladolid
Lectores
martes, 11 de abril de 2023, 08:56 h (CET)

Familia biparental, familia monomarental o monoparental. familia joven, familia LGTBI homomarental y homoparental, familia con mayores necesidades de apoyo a la crianza, familia múltiple, familia reconstituida, familia inmigrante, familia transnacional, familia intercultural, familia en el exterior, familia retornada, familia en situación de vulnerabilidad, personas unidas en matrimonio, parejas de hecho y personas solas. 


Esto es lo que la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 proponía para la Ley de Familia; y, ahora, a pesar de lo moderado de la propuesta, van y lo recortan. Y es que, a mí, ciertamente, me parecía un proyecto que dejaba a muchos fuera... Porque, ¿dónde encajan, entonces, las familias multiparentales o multimarentales, las viejas, las homovecinales, las autosuficientes, las sencillas, las rotas, las emigrantes, las transcontinentales, las aculturales, las anticulturales o las analfabetas, las familias interiores, las perdidas, las protegidas, las personas desunidas en matrimonio o patrimonio (por la igualdad), las parejas deshechas (o de deshecho) o las personas acompañadas? Para esto, para recortar tantos derechos, al menos algo más general donde todos nos sintiéramos incluidos. ¿No se podía haber decretado que familia es cualquier agrupación, amontonamiento, montonera, aglomeración, conjunto, asociación, congregación, colectividad, multitud o persona, que conviven consigo mismo o con otros de forma permanente o discontinua y se sienten emparentados? Tanto presumir de derechos…


Y ya que estamos, ¿no podría modernizarse el nombre del Ministerio y denominarlo de Derechos Sociales y Tablet 2030? 

Noticias relacionadas

Hay noticias que rayan el insulto y el desprecio hacia quienes se dirigen. Que son asumidas como una verdad irrefutable y que en ese globo sonda enviado no tiene la menor respuesta indignada de quienes las reciben. El problema, por tanto, no es la noticia en sí, sino la palpable realidad de que han convertido al ciudadano en un tipo pusilánime. En un mendigo de migajas a quien los grandes poderes han decidido convertirle, toda su vida, en un esclavo del trabajo.

La sociedad española respira hoy un aire denso, cargado de indignación y desencanto. La sucesión de escándalos de corrupción que salpican al partido en el Gobierno, el PSOE, y a su propia estructura ejecutiva, investigados por la Guardia Civil, no son solo casos aislados como nos dicen los voceros autorizados. Son síntomas de una patología profunda que corroe la confianza ciudadana.

Frente a las amenazas del poder, siempre funcionaron los contrapesos. Hacen posible la libertad individual, que es la única real, aunque veces no seamos conscientes de la misma, pues se trata de una condición, como la salud, que solo se valora cuando se pierde. Los tiranos, o aspirantes a serlo, persiguen siempre el objetivo de concentrar todos los poderes. Para evitar que lo logren, están los contrapesos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto