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La palabra “resiliencia” está de moda. Desde tiempo inmemorial, no obstante, ésta se ha estado practicando para superar frustraciones serias, daños irreparables, dolor físico y mental. No es fácil convivir en sociedad ni con uno mismo. Muchas personas no se dan cuenta de que se encuentran instaladas en el goce de su propio drama, o más bien en el relato que se hicieron de “su” drama (mal que nos pese, la verdad no deja nunca de poseer estructura de ficción).
Corren malos tiempos para muchos políticos (no todos). El dicho “mientes más que hablas” se podría adaptar perfectamente a los personajes políticos que representan a este país hoy día, que tienen instalado en su perfil “el arte de mentir”. Parafraseando a George Orwell en su ensayo de 1946 titulado «La política y el lenguaje inglés», “el lenguaje político está diseñado para que las mentiras suenen como verdades”.
En los tiempos presentes se ha producido una fiebre “crucerística” que ha invadido todos los ambientes. Posiblemente se deba a una reducción de los precios, al pago aplazado de los mismos, o al contagio de costumbres muy propio del ser humano.
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