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Solo en el territorio español, existen más de 7000 granjas de gran tamaño

Ángel José Arcéiz Sánchez explica el impacto ambiental de la ganadería en España

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Unnamed


“Las granjas donde se practica un tipo de ganadería, sea intensiva o extensiva, presentan diferentes impactos sobre el medio ambiente. Dependen de una serie de factores, como el tipo de ganado o el consumo de agua. Lo importante es estar informados y saber manejar nuestras actividades ganaderas”, expone el especialista en ganadería y exportación alimentaria, Ángel Arcéiz.


Solo en el territorio español, existen más de 7000 granjas de gran tamaño. Con una mayor presencia en autonomías como Cataluña, Aragón, Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha. Esta industria representa un factor clave para el crecimiento de la economía española, sin embargo, es uno de los sectores que incluye en mayor escala de forma dañina sobre el medio ambiente y la atmósfera.


¿Hay una diferencia entre el impacto ambiental de la ganadería intensiva y la extensiva?


Según el experto Ángel José Arcéiz: “No existe algo como un tipo de actividad que sea mejor para el ambiente”. Es decir, ambos tipos de ganadería emiten gases de efecto invernadero como dióxido de carbono y metano que impactan en diferente intensidad. Los dos gases tienen distintos potenciales de calentamiento global y permanecen cantidades determinadas de tiempo en la atmósfera.


Por un lado, la ganadería intensiva es la actividad industrializada del sector agrario que genera mayores cantidades de dióxido de carbono. Estas granjas alimentan a sus animales con pienso y los mantienen dentro de las instalaciones, lo que permite generar una mayor producción a un menor coste.


La razón detrás de su alto impacto ambiental se debe a los altos niveles de energía que se consumen dentro de sus instalaciones, del transporte de los insumos y producción de pienso en las mismas. “En las más recientes estadísticas se ha evidenciado que este tipo de actividad ganadera produce alrededor del 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero”, añade el especialista.


A la par, la actividad ganadera extensiva, que se basa en el aprovechamiento de los pastos para el alimento del ganado rumiante, emite mayores niveles de metano que la intensiva. “El pasto tiene menos fibra que el pienso utilizado en las granjas intensivas. Por esto, la ganadería extensiva genera mayores cantidades de metano por unidad de producto que la intensiva”, añade Ángel José Arcéiz Sánchez.


Al comparar las consecuencias a mediano y largo plazo de ambos tipos de actividades ganaderas, la importancia radica en su permanencia. A pesar de que el metano tiene un mayor potencial de calentamiento global, este gas dura aproximadamente 10 años en la atmósfera. Por otro lado, el dióxido de carbono puede permanecer cientos de años.


¿Cómo afectan las ganaderías en los niveles de consumo de agua?


En recientes años, se ha escuchado hablar a los expertos en el sector alimentario que se requieren aproximadamente de 15.000 litros de agua para producir un kilo de carne bovina. Este es el cálculo que realizó el Water Footprint Network en 2010 para estimar la huella hídrica de distintos productos animales. Pero, ¿Qué implica el nivel de consumo de agua para el impacto medioambiental?


Ángel José Arcéiz comenta que la denominada ‘huella hídrica’ varía según el tipo de ganado y los porcentajes de los tipos de agua que la componen: el agua de lluvia que genera la humedad en los suelos, los acuíferos como lagos y ríos, y el agua dulce requerida para asimilar los contaminantes. El uso del agua deja de ser sostenible cuando supera los recursos de agua dulce disponibles en la zona donde ocurre la explotación ganadera.


El consumo de agua entre el bovino criado con ganadería de pasto y en la ganadería industrial se diferencia en los porcentajes de los componentes hídricos que requieren, explica Angel Arcéiz. El impacto medioambiental deriva de la gran mayoría del agua de lluvia utilizada en el sector cárnico. Esta influye en la degradación de los recursos hídricos, una mayor contaminación del agua y la excesiva presencia de nutrientes que promueven la proliferación vegetal.


Por este motivo, la clave para minimizar el impacto ambiental es tomar decisiones significativas. “La ganadería puede contribuir en mitigar el impacto ambiental y hacer un planeta más sostenible, como con la implantación de sistemas de tratamiento de agua, el tratamiento y manejo de los purines, y la implantación de acciones que contribuyan a la economía circular”, concluye el especialista.

Ángel José Arcéiz Sánchez explica el impacto ambiental de la ganadería en España

Solo en el territorio español, existen más de 7000 granjas de gran tamaño
Redacción
viernes, 16 de diciembre de 2022, 08:45 h (CET)

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“Las granjas donde se practica un tipo de ganadería, sea intensiva o extensiva, presentan diferentes impactos sobre el medio ambiente. Dependen de una serie de factores, como el tipo de ganado o el consumo de agua. Lo importante es estar informados y saber manejar nuestras actividades ganaderas”, expone el especialista en ganadería y exportación alimentaria, Ángel Arcéiz.


Solo en el territorio español, existen más de 7000 granjas de gran tamaño. Con una mayor presencia en autonomías como Cataluña, Aragón, Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha. Esta industria representa un factor clave para el crecimiento de la economía española, sin embargo, es uno de los sectores que incluye en mayor escala de forma dañina sobre el medio ambiente y la atmósfera.


¿Hay una diferencia entre el impacto ambiental de la ganadería intensiva y la extensiva?


Según el experto Ángel José Arcéiz: “No existe algo como un tipo de actividad que sea mejor para el ambiente”. Es decir, ambos tipos de ganadería emiten gases de efecto invernadero como dióxido de carbono y metano que impactan en diferente intensidad. Los dos gases tienen distintos potenciales de calentamiento global y permanecen cantidades determinadas de tiempo en la atmósfera.


Por un lado, la ganadería intensiva es la actividad industrializada del sector agrario que genera mayores cantidades de dióxido de carbono. Estas granjas alimentan a sus animales con pienso y los mantienen dentro de las instalaciones, lo que permite generar una mayor producción a un menor coste.


La razón detrás de su alto impacto ambiental se debe a los altos niveles de energía que se consumen dentro de sus instalaciones, del transporte de los insumos y producción de pienso en las mismas. “En las más recientes estadísticas se ha evidenciado que este tipo de actividad ganadera produce alrededor del 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero”, añade el especialista.


A la par, la actividad ganadera extensiva, que se basa en el aprovechamiento de los pastos para el alimento del ganado rumiante, emite mayores niveles de metano que la intensiva. “El pasto tiene menos fibra que el pienso utilizado en las granjas intensivas. Por esto, la ganadería extensiva genera mayores cantidades de metano por unidad de producto que la intensiva”, añade Ángel José Arcéiz Sánchez.


Al comparar las consecuencias a mediano y largo plazo de ambos tipos de actividades ganaderas, la importancia radica en su permanencia. A pesar de que el metano tiene un mayor potencial de calentamiento global, este gas dura aproximadamente 10 años en la atmósfera. Por otro lado, el dióxido de carbono puede permanecer cientos de años.


¿Cómo afectan las ganaderías en los niveles de consumo de agua?


En recientes años, se ha escuchado hablar a los expertos en el sector alimentario que se requieren aproximadamente de 15.000 litros de agua para producir un kilo de carne bovina. Este es el cálculo que realizó el Water Footprint Network en 2010 para estimar la huella hídrica de distintos productos animales. Pero, ¿Qué implica el nivel de consumo de agua para el impacto medioambiental?


Ángel José Arcéiz comenta que la denominada ‘huella hídrica’ varía según el tipo de ganado y los porcentajes de los tipos de agua que la componen: el agua de lluvia que genera la humedad en los suelos, los acuíferos como lagos y ríos, y el agua dulce requerida para asimilar los contaminantes. El uso del agua deja de ser sostenible cuando supera los recursos de agua dulce disponibles en la zona donde ocurre la explotación ganadera.


El consumo de agua entre el bovino criado con ganadería de pasto y en la ganadería industrial se diferencia en los porcentajes de los componentes hídricos que requieren, explica Angel Arcéiz. El impacto medioambiental deriva de la gran mayoría del agua de lluvia utilizada en el sector cárnico. Esta influye en la degradación de los recursos hídricos, una mayor contaminación del agua y la excesiva presencia de nutrientes que promueven la proliferación vegetal.


Por este motivo, la clave para minimizar el impacto ambiental es tomar decisiones significativas. “La ganadería puede contribuir en mitigar el impacto ambiental y hacer un planeta más sostenible, como con la implantación de sistemas de tratamiento de agua, el tratamiento y manejo de los purines, y la implantación de acciones que contribuyan a la economía circular”, concluye el especialista.

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