Glorioso y Benemérito Instituto, morada de personas generosas, que consagran sus vidas portentosas amando a España minuto a minuto.
Con su vivir gallardo y resoluto y sus acciones siempre valerosas, cuentan por miles sus gestas gloriosas muchas de ellas con mortal tributo.
Hoy quiero resaltar, emocionado, el arrojo de vuestro corazón que ante la adversidad jamás se empaña.
Y pido con gran fe al Resucitado que os siga protegiendo en cada acción para vuestro bien y el de toda España.
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