Es la muerte una gran desconocida, demoledora, horrenda e invencible, porque actúa de forma impredecible en todas las etapas de la vida.
Y aunque siendo detestable y temida, por su condición de irremisible, hay quien la anhela como el apacible final de una existencia mal vivida.
Pero la muerte no es la gran derrota, de una vida que nos llegó del Cielo por designio de la Divinidad.
Porque hay un alma, que no muere nunca, que con el tiempo, se unirá a su cuerpo, ¡para así vivir en la Eternidad!
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