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Opinión
Etiquetas | Año Nuevo | Andinos | Indígenas | Festividad
Machaq Mara, Intir Raymi y We Trepangu

Feliz año nuevo andino 5530

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En el mundo andino pre-colombino la noche más larga del año era festejada como el inicio de un nuevo ciclo agrario. El 21 de junio es hoy celebrado en el Titicaca como el inicio del año nuevo aymara, el cual se supone que es el 5.530. Esta cifra se da sumando los 530 años que van desde que los europeos iniciaron la conquista del Nuevo Mundo con los 5 milenios previos.


Esta idea puede parecer forzada. Sin embargo, las naciones y las culturas se crean muchas veces sobre lo que Anderson llamó las ‘comunidades imaginarias’ ideadas por elites.


El año oficial del mundo es el 2022 partiendo supuestamente del momento en que Cristo nació. Sin embargo, Jesús no nació en el año cero (el que no existe pues solamente hay el año uno y el menos uno). El primero de enero nuestro no coincide con el primer día del año del calendario de los primeros pueblos cristianos en Oriente o Etiopia.


El pueblo de la Biblia (el judío) celebra en septiembre el año nuevo 5783, donde se supondría se inició el mundo. Esto, aunque la ciencia concluye que el cosmos tiene miles de millones de años.

En el mundo hay más festividades de años nuevos que semanas en el calendario anual. India tiene más de una decena de distintos calendarios.


Todas estas festividades se basan en creencias míticas pero la gente les sigue por tradición o por un deseo de afirmar su propia identidad étnica o cultural.


El equinoccio es una fecha muy importante que han tomado en cuenta todos los pueblos del mundo. Se ha demostrado que hace decenas de miles de años en las cavernas de Francia éstas y sus pinturas rupestres estaban orientadas hacia los astros para determinar los ciclos anuales para saber en qué temporadas vendría tal o cual animal para cazar o pescar o fruto y planta a recolectar.


En el hemisferio norte el 21 al 24 de junio marca el periodo de más luz solar, mientras que en el sur el de las noches más largas. La navidad y el año nuevo occidental están determinados por el equinoccio de invierno del hemisferio del norte, mientras que las celebraciones del Machaq Mara aymara, el Inti Raymi quechua y el We Trepangu de los mapuches está asociada al mismo periodo que justo ahora se da al sur de la línea ecuatorial.


Estos últimos son los pueblos que domesticaron a la papa, el tubérculo más consumido hoy por la humanidad y sin el cual hubiese sido imposible la revolución industrial pues este alimento de fácil producción y preparación le dio mucha energía barata a los trabajadores de las primeras grandes fábricas en las islas británicas y celtas.


Año Nuevo Andino y renacimiento del nacionalismo indígena


En occidente se celebra el nuevo año cada primero de enero. En varias capitales también se pueden ver festividades hechas por minorías judías, ortodoxas, musulmanas, chinas o indias para celebrar el inicio de sus calendarios. Sin embargo, algo que no es muy conocido fuera de los Andes del centro y sur es que el equinoccio invernal marca el inicio de un ciclo anual.


Estas celebraciones, que cada vez son más grandes, son vistas con buenos ojos para quienes quieren atraer turistas, pero también sirven como canal de reforzamiento de la identidad y el orgullo étnico para las principales naciones sin Estado de los Andes.


Quechuas, aymaras y mapuches


En el occidente sudamericano, si bien es cierto que el castellano es la lengua oficial y franca, existen fuertes bolsones de pueblos nativos que siguen conservando lenguas y costumbres pre-colombinas. Los tres principales idiomas originarios de dichas tierras son el quechua (hablado por unas 13 millones de personas sobre todo entre Ecuador, Perú y Bolivia y con minorías en Colombia, Brasil, Chile y Argentina), el aymara (hablado por unos 2 a 3 millones entre Bolivia y Perú y en menor medida en Chile) y el mapuche o mapudungun (casi medio millón en el sur de Chile y Argentina).


A pesar que el quechua o aymara tienen más parlantes que varios idiomas oficiales de la Unión Europea, no existe ningún diario o universidad en esas lenguas. Si la globalización tiende a lograr una mayor uniformización económica y cultural universal, también produce como reacción el deseo de muchas “naciones sin Estado” de entrar a la escena mundial con su propio perfil.


Desde la desintegración de las federaciones “socialistas” multi-nacionales post-1991 y el renacer del nacionalismo indio ante el quinto centenario del encuentro de dos mundos (1992), han venido creciendo sentimientos de identidad étnica dentro de los pueblos nativos americanos.


Festividades por el sol


Los aymaras conmemoran el “Machaq Mara” esperando el 21 de junio que termine la noche anual más larga para sacrificar a una llama blanca. Tras ello, el “yatiri” (sacerdote) examina sus entrañas para descifrar que carácter tendrá el nuevo año.


Los mapuches y quechuas tienden a celebrar We Tripantu (“nueva salida del sol”) e Inti Raymi (“fiesta del Sol”) el 24 de junio. El concepto es similar: se saluda el hecho que en los días venideros el sol saldrá más. En Cuzco un actor que hace de Inca recibe ante multitudes a representantes de los 4 “suyos” (regiones) de su antiguo imperio. En el altiplano los ritos del Machaq Mara son acompañados por las “wiphalas” (bandera nacional aymara).


Ola nacionalista


Con el derrumbe del bloque soviético (1989-91) se expandió una ola de nuevos nacionalismos. Las antiguas federaciones soviética, yugoeslava y checoeslovaca se desintegraron dando origen a 22 nuevos Estados “capitalistas”. Las economías estatizadas y planificadas multi-nacionales fueron desintegradas y remplazadas por el deseo de varias élites nacionales de crear sus respectivos Estados y mercados nacionales para así poder captar más capitales o entrar mejor al mercado global.


La ola nacionalista, que ha producido nuevos Estados desde Eritrea hasta Timor Este, sin embargo, aún no ha logrado penetrar fuertemente en las Américas. No obstante, allí donde esta tiene más posibilidades de arremeter es en los pueblos nativos, los mismos que también tras los festejos del quinto centenario (1992) se han venido revigorizando nacionalmente.


En el círculo ártico es donde los pueblos originarios han conseguido mayores concesiones. Los inuits (esquimales) han logrado que sus idiomas sean oficiales y tener territorios autónomos en Nunavut (Canadá) y Groenlandia, regiones mayores a la de cualquier Estado europeo (fuera de Rusia) aunque con poblaciones muy pequeñas.


En Latinoamérica desde Chiapas (México) hasta Chapare (Bolivia) se han producido levantamientos indígenas que han conducido a que Bolivia se transforme en un Estado pluri-nacional donde los distintos pueblos e idiomas amerindios son reconocidos oficialmente.


Comunidades imaginarias


Muchos críticos al nacionalismo andino sostienen que ellos están basados en mitos modernos. Plantean que la bandera de los 7 colores no es inca sino que fue creada por un periodista cuzqueño en los 1970's. Critican al calendario aymara (que sostiene que estamos en el año 5,525: es decir que se cuenta a partir de la “hecatombe” de 1492 más los 5,000 años previos) aduciendo que dicho pueblo no es tan antiguo.


Sin embargo, tal como lo plantea Anderson, las naciones son “comunidades imaginarias” en las cuales un grupo de líderes inicialmente logra ir creando apoyo popular para un ente cuyos símbolos ellos exageran o fabrican.


Si bien dentro de los aymaras hay tendencias separatistas que hablan de reunificar a los aymaras en un solo Estado tomando partes de Perú o Bolivia o también de crear un “Gran Omasuyos” (región aymara del oeste del departamento de La Paz) , la mayoría de los nacionalistas aymaras y quechuas plantea “recuperar” Perú, Ecuador y Bolivia para los “cobrizos” o transformarlos en Estados multi-nacionales. Los mapuches acentúan sus reclamos por autonomía territorial y por recuperación de tierras.

Feliz año nuevo andino 5530

Machaq Mara, Intir Raymi y We Trepangu
Isaac Bigio
miércoles, 22 de junio de 2022, 08:58 h (CET)

En el mundo andino pre-colombino la noche más larga del año era festejada como el inicio de un nuevo ciclo agrario. El 21 de junio es hoy celebrado en el Titicaca como el inicio del año nuevo aymara, el cual se supone que es el 5.530. Esta cifra se da sumando los 530 años que van desde que los europeos iniciaron la conquista del Nuevo Mundo con los 5 milenios previos.


Esta idea puede parecer forzada. Sin embargo, las naciones y las culturas se crean muchas veces sobre lo que Anderson llamó las ‘comunidades imaginarias’ ideadas por elites.


El año oficial del mundo es el 2022 partiendo supuestamente del momento en que Cristo nació. Sin embargo, Jesús no nació en el año cero (el que no existe pues solamente hay el año uno y el menos uno). El primero de enero nuestro no coincide con el primer día del año del calendario de los primeros pueblos cristianos en Oriente o Etiopia.


El pueblo de la Biblia (el judío) celebra en septiembre el año nuevo 5783, donde se supondría se inició el mundo. Esto, aunque la ciencia concluye que el cosmos tiene miles de millones de años.

En el mundo hay más festividades de años nuevos que semanas en el calendario anual. India tiene más de una decena de distintos calendarios.


Todas estas festividades se basan en creencias míticas pero la gente les sigue por tradición o por un deseo de afirmar su propia identidad étnica o cultural.


El equinoccio es una fecha muy importante que han tomado en cuenta todos los pueblos del mundo. Se ha demostrado que hace decenas de miles de años en las cavernas de Francia éstas y sus pinturas rupestres estaban orientadas hacia los astros para determinar los ciclos anuales para saber en qué temporadas vendría tal o cual animal para cazar o pescar o fruto y planta a recolectar.


En el hemisferio norte el 21 al 24 de junio marca el periodo de más luz solar, mientras que en el sur el de las noches más largas. La navidad y el año nuevo occidental están determinados por el equinoccio de invierno del hemisferio del norte, mientras que las celebraciones del Machaq Mara aymara, el Inti Raymi quechua y el We Trepangu de los mapuches está asociada al mismo periodo que justo ahora se da al sur de la línea ecuatorial.


Estos últimos son los pueblos que domesticaron a la papa, el tubérculo más consumido hoy por la humanidad y sin el cual hubiese sido imposible la revolución industrial pues este alimento de fácil producción y preparación le dio mucha energía barata a los trabajadores de las primeras grandes fábricas en las islas británicas y celtas.


Año Nuevo Andino y renacimiento del nacionalismo indígena


En occidente se celebra el nuevo año cada primero de enero. En varias capitales también se pueden ver festividades hechas por minorías judías, ortodoxas, musulmanas, chinas o indias para celebrar el inicio de sus calendarios. Sin embargo, algo que no es muy conocido fuera de los Andes del centro y sur es que el equinoccio invernal marca el inicio de un ciclo anual.


Estas celebraciones, que cada vez son más grandes, son vistas con buenos ojos para quienes quieren atraer turistas, pero también sirven como canal de reforzamiento de la identidad y el orgullo étnico para las principales naciones sin Estado de los Andes.


Quechuas, aymaras y mapuches


En el occidente sudamericano, si bien es cierto que el castellano es la lengua oficial y franca, existen fuertes bolsones de pueblos nativos que siguen conservando lenguas y costumbres pre-colombinas. Los tres principales idiomas originarios de dichas tierras son el quechua (hablado por unas 13 millones de personas sobre todo entre Ecuador, Perú y Bolivia y con minorías en Colombia, Brasil, Chile y Argentina), el aymara (hablado por unos 2 a 3 millones entre Bolivia y Perú y en menor medida en Chile) y el mapuche o mapudungun (casi medio millón en el sur de Chile y Argentina).


A pesar que el quechua o aymara tienen más parlantes que varios idiomas oficiales de la Unión Europea, no existe ningún diario o universidad en esas lenguas. Si la globalización tiende a lograr una mayor uniformización económica y cultural universal, también produce como reacción el deseo de muchas “naciones sin Estado” de entrar a la escena mundial con su propio perfil.


Desde la desintegración de las federaciones “socialistas” multi-nacionales post-1991 y el renacer del nacionalismo indio ante el quinto centenario del encuentro de dos mundos (1992), han venido creciendo sentimientos de identidad étnica dentro de los pueblos nativos americanos.


Festividades por el sol


Los aymaras conmemoran el “Machaq Mara” esperando el 21 de junio que termine la noche anual más larga para sacrificar a una llama blanca. Tras ello, el “yatiri” (sacerdote) examina sus entrañas para descifrar que carácter tendrá el nuevo año.


Los mapuches y quechuas tienden a celebrar We Tripantu (“nueva salida del sol”) e Inti Raymi (“fiesta del Sol”) el 24 de junio. El concepto es similar: se saluda el hecho que en los días venideros el sol saldrá más. En Cuzco un actor que hace de Inca recibe ante multitudes a representantes de los 4 “suyos” (regiones) de su antiguo imperio. En el altiplano los ritos del Machaq Mara son acompañados por las “wiphalas” (bandera nacional aymara).


Ola nacionalista


Con el derrumbe del bloque soviético (1989-91) se expandió una ola de nuevos nacionalismos. Las antiguas federaciones soviética, yugoeslava y checoeslovaca se desintegraron dando origen a 22 nuevos Estados “capitalistas”. Las economías estatizadas y planificadas multi-nacionales fueron desintegradas y remplazadas por el deseo de varias élites nacionales de crear sus respectivos Estados y mercados nacionales para así poder captar más capitales o entrar mejor al mercado global.


La ola nacionalista, que ha producido nuevos Estados desde Eritrea hasta Timor Este, sin embargo, aún no ha logrado penetrar fuertemente en las Américas. No obstante, allí donde esta tiene más posibilidades de arremeter es en los pueblos nativos, los mismos que también tras los festejos del quinto centenario (1992) se han venido revigorizando nacionalmente.


En el círculo ártico es donde los pueblos originarios han conseguido mayores concesiones. Los inuits (esquimales) han logrado que sus idiomas sean oficiales y tener territorios autónomos en Nunavut (Canadá) y Groenlandia, regiones mayores a la de cualquier Estado europeo (fuera de Rusia) aunque con poblaciones muy pequeñas.


En Latinoamérica desde Chiapas (México) hasta Chapare (Bolivia) se han producido levantamientos indígenas que han conducido a que Bolivia se transforme en un Estado pluri-nacional donde los distintos pueblos e idiomas amerindios son reconocidos oficialmente.


Comunidades imaginarias


Muchos críticos al nacionalismo andino sostienen que ellos están basados en mitos modernos. Plantean que la bandera de los 7 colores no es inca sino que fue creada por un periodista cuzqueño en los 1970's. Critican al calendario aymara (que sostiene que estamos en el año 5,525: es decir que se cuenta a partir de la “hecatombe” de 1492 más los 5,000 años previos) aduciendo que dicho pueblo no es tan antiguo.


Sin embargo, tal como lo plantea Anderson, las naciones son “comunidades imaginarias” en las cuales un grupo de líderes inicialmente logra ir creando apoyo popular para un ente cuyos símbolos ellos exageran o fabrican.


Si bien dentro de los aymaras hay tendencias separatistas que hablan de reunificar a los aymaras en un solo Estado tomando partes de Perú o Bolivia o también de crear un “Gran Omasuyos” (región aymara del oeste del departamento de La Paz) , la mayoría de los nacionalistas aymaras y quechuas plantea “recuperar” Perú, Ecuador y Bolivia para los “cobrizos” o transformarlos en Estados multi-nacionales. Los mapuches acentúan sus reclamos por autonomía territorial y por recuperación de tierras.

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