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¿Qué se puede esperar de esos políticos y gobiernos que abandonan a la peor de sus suertes a hombres de magnífica talla personal y profesional?

La ingratitud y el mundo de la política

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La gratitud para algunas personas, y especialmente los políticos y su poder, es una carga que tienden a eludir, cayendo en esa otra postura propia de la felonía, que acaba y extermina la buena fe de los esforzados ciudadanos solidarios en situaciones de gravedad y de la que se aprovechan desde las trincheras de la impunidad, soberbia y oportunismo. Y no saben, o no lo quieren saber, que la rectitud, como tantas otras facultades, es una calle de doble sentido, aunque algunos la consideren de una única dirección, especialmente algunos de ellos, sin importar los colores y las ideologías, y sólo buscan su propio beneficio centrado en la soberbia y aprovechamiento de las buenas voluntades de las personas de bien


La arrogancia suele ser la encargada de aniquilar el sentimiento de agradecimiento que debe habitar en los seres íntegros. Seguramente lo peor de la ingratitud es que siempre quiere tener razón. Esta lamentable y negativa condición humana en la actividad política encuentra su mayor caldo de cultivo.

¿Por qué lo afirmo? La pandemia ha sido uno de los escenarios en donde se ha comprobado, especialistas de la sanidad, transportistas, agricultores, y tantos otros han sido sus víctimas.


Diego Suarez

Este artículo quiere referirse especialmente a Diego Suarez, un prestigioso empresario español de Madrid que ha sido una víctima de esa ingratitud sin piedad y despiadada.


Un empresario que durante años ha llevado la marca de España con su propio signo de identidad, el espumoso con polvo de  oro de 24 kilates, Vin Doré 24 K  (https://www.vindore.com/es/)  a medio mundo, Europa, Estados Unidos y otros continentes . Un hombre solidario y comprometido con numerosas obras sociales  y ONG,s a lo largo de su larga trayectoria y un mentor del deporte entre muchas de sus facetas y vinculado y involucrado  especialmente con el mundo de la cultura (https://qro360.com/tecnologia/hay-que-hacer-que-las-cosas-pasen-es-el-lema-que-cumple-diego-suarez-2/).


En tiempos de pandemia optó por ofrecer, arriesgando su patrimonio, en tiempos conflictivos, como otros  tantos empresarios, del resto de España en situaciones extraordinarias. Su organización y su estructura empresarial se ofreció para apoyar a  un Estado en emergencia  y  en situación de  excepción y gracias a sus posibilidades, a sus contactos, llegar a donde no llegaban muchos gobiernos. Un artículo que quiere agradecer a esos solidarios empresarios  que ofrecieron sus empresas  para la labor de aportar material necesario (mascarillas, etc.) que en esos momentos  habían disparado sus precios en un mercado mundial que se asemejaba más a un bazar oportunista que a un mercado “justo” y regulado .


¿Acaso nos hemos olvidado que fletar un avión para traer el cargamento de mascarillas ya costaba sólo la escandalosa cantidad de 500.000 euros, aparte de la mercancía  con unos  precios desbordados? ¿Hemos olvidado que eran ellos lo que asumían el coste, que había que pagar por adelantado, así como los riesgos antes que la Administración restituyera los mismos? ¿Acaso no somos conscientes como paga la Administración, con al menos tres meses de diferencia, por la burocracia? ¿Ignoramos que muchos de ellos perdieron sus empresas por correr esos riesgos y asumir esas responsabilidades, en un momento en el que en España cerraban 122 empresas díariamente?


En ese momento era necesaria e indispensable ese aportación de esas personas para poder afrontar una de las situaciones más conflictivas y duras que superaba a la mayoría de los gobiernos en el mundo.


Ahora en tiempos de convulsión, momentos  en los que la política se ha convertido en un campo vergonzante de reproches e insultos, y no por la sociedad, sino por sus propios intereses y por sus deseados “sillones” y acomodos diversos muy alejados de intereses de la sociedad y su bienestar.

Ahora es el centro injusto de esa situación en la que el Estado de excepción marcaba la pauta del momento y son  los que ahora pagan la  incapacidad y la incongruencia de la administración, de los políticos, especialmente y no por supuesto de esos funcionarios que también aportaron lo mejor de ellos mismos en ese momento, y todo ello por salvar su supuesta “dignidad “ terminando con la que les correspondería por justicia a aquellas otras personas solidarias que dieron más de lo que podían en esos momentos.


Un nombre propio, un gran hombre, persona y empresario es objeto de esa ingratitud y ese el caso de Diego Suarez, en momentos que se potencia la mediocridad y se destruye la excelencia. ¿Qué se puede esperar de esos políticos y gobiernos que abandonan a la peor de sus suertes amparándose en la ingratitud y deslealtad en su propio interés a hombres de tal magnífica talla personal y profesional?


Lamentablemente nada y desgraciadamente eso está al orden del día y por ello dedico este artículo, y reconocimiento a ese gran hombre y empresario Diego Suarez, íntegro y con una larga , responsable y solidaria trayectoria profesional, lo mismo que otros miles de personas víctimas de esa misma desconsideración y deslealtad. 

La ingratitud y el mundo de la política

¿Qué se puede esperar de esos políticos y gobiernos que abandonan a la peor de sus suertes a hombres de magnífica talla personal y profesional?
José Luis Ortiz
lunes, 4 de abril de 2022, 09:54 h (CET)

La gratitud para algunas personas, y especialmente los políticos y su poder, es una carga que tienden a eludir, cayendo en esa otra postura propia de la felonía, que acaba y extermina la buena fe de los esforzados ciudadanos solidarios en situaciones de gravedad y de la que se aprovechan desde las trincheras de la impunidad, soberbia y oportunismo. Y no saben, o no lo quieren saber, que la rectitud, como tantas otras facultades, es una calle de doble sentido, aunque algunos la consideren de una única dirección, especialmente algunos de ellos, sin importar los colores y las ideologías, y sólo buscan su propio beneficio centrado en la soberbia y aprovechamiento de las buenas voluntades de las personas de bien


La arrogancia suele ser la encargada de aniquilar el sentimiento de agradecimiento que debe habitar en los seres íntegros. Seguramente lo peor de la ingratitud es que siempre quiere tener razón. Esta lamentable y negativa condición humana en la actividad política encuentra su mayor caldo de cultivo.

¿Por qué lo afirmo? La pandemia ha sido uno de los escenarios en donde se ha comprobado, especialistas de la sanidad, transportistas, agricultores, y tantos otros han sido sus víctimas.


Diego Suarez

Este artículo quiere referirse especialmente a Diego Suarez, un prestigioso empresario español de Madrid que ha sido una víctima de esa ingratitud sin piedad y despiadada.


Un empresario que durante años ha llevado la marca de España con su propio signo de identidad, el espumoso con polvo de  oro de 24 kilates, Vin Doré 24 K  (https://www.vindore.com/es/)  a medio mundo, Europa, Estados Unidos y otros continentes . Un hombre solidario y comprometido con numerosas obras sociales  y ONG,s a lo largo de su larga trayectoria y un mentor del deporte entre muchas de sus facetas y vinculado y involucrado  especialmente con el mundo de la cultura (https://qro360.com/tecnologia/hay-que-hacer-que-las-cosas-pasen-es-el-lema-que-cumple-diego-suarez-2/).


En tiempos de pandemia optó por ofrecer, arriesgando su patrimonio, en tiempos conflictivos, como otros  tantos empresarios, del resto de España en situaciones extraordinarias. Su organización y su estructura empresarial se ofreció para apoyar a  un Estado en emergencia  y  en situación de  excepción y gracias a sus posibilidades, a sus contactos, llegar a donde no llegaban muchos gobiernos. Un artículo que quiere agradecer a esos solidarios empresarios  que ofrecieron sus empresas  para la labor de aportar material necesario (mascarillas, etc.) que en esos momentos  habían disparado sus precios en un mercado mundial que se asemejaba más a un bazar oportunista que a un mercado “justo” y regulado .


¿Acaso nos hemos olvidado que fletar un avión para traer el cargamento de mascarillas ya costaba sólo la escandalosa cantidad de 500.000 euros, aparte de la mercancía  con unos  precios desbordados? ¿Hemos olvidado que eran ellos lo que asumían el coste, que había que pagar por adelantado, así como los riesgos antes que la Administración restituyera los mismos? ¿Acaso no somos conscientes como paga la Administración, con al menos tres meses de diferencia, por la burocracia? ¿Ignoramos que muchos de ellos perdieron sus empresas por correr esos riesgos y asumir esas responsabilidades, en un momento en el que en España cerraban 122 empresas díariamente?


En ese momento era necesaria e indispensable ese aportación de esas personas para poder afrontar una de las situaciones más conflictivas y duras que superaba a la mayoría de los gobiernos en el mundo.


Ahora en tiempos de convulsión, momentos  en los que la política se ha convertido en un campo vergonzante de reproches e insultos, y no por la sociedad, sino por sus propios intereses y por sus deseados “sillones” y acomodos diversos muy alejados de intereses de la sociedad y su bienestar.

Ahora es el centro injusto de esa situación en la que el Estado de excepción marcaba la pauta del momento y son  los que ahora pagan la  incapacidad y la incongruencia de la administración, de los políticos, especialmente y no por supuesto de esos funcionarios que también aportaron lo mejor de ellos mismos en ese momento, y todo ello por salvar su supuesta “dignidad “ terminando con la que les correspondería por justicia a aquellas otras personas solidarias que dieron más de lo que podían en esos momentos.


Un nombre propio, un gran hombre, persona y empresario es objeto de esa ingratitud y ese el caso de Diego Suarez, en momentos que se potencia la mediocridad y se destruye la excelencia. ¿Qué se puede esperar de esos políticos y gobiernos que abandonan a la peor de sus suertes amparándose en la ingratitud y deslealtad en su propio interés a hombres de tal magnífica talla personal y profesional?


Lamentablemente nada y desgraciadamente eso está al orden del día y por ello dedico este artículo, y reconocimiento a ese gran hombre y empresario Diego Suarez, íntegro y con una larga , responsable y solidaria trayectoria profesional, lo mismo que otros miles de personas víctimas de esa misma desconsideración y deslealtad. 

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No voy a matarme mucho con este artículo. La opinión de mi madre Fisioterapeuta, mi hermana Realizadora de Tv y mía junto a la de otras aportaciones, me basta. Mi madre lo tiene claro, la carne le huele a podrido. No puede ni verla. Sólo desea ver cuerpos de animales poblados de almas. Mi hermana no puede comerla porque sería como comerse uno de sus gatos. Y a mí me alteraría los niveles de la sangre, me sentiría más pesada y con mayor malestar general.

En medio de la vorágine de la vida moderna, donde la juventud parece ser el estándar de valor y el ascensor hacia el futuro, a menudo olvidamos el invaluable tesoro que representan nuestros ancianos. Son como pozos de sabiduría, con profundas raíces que se extienden hasta los cimientos mismos de nuestra existencia. Sin embargo, en muchas ocasiones, son tratados como meros objetos de contemplación, relegados al olvido y abandonados a su suerte.

Al conocer la oferta a un anciano señor de escasos recursos, que se ganaba su sobrevivencia recolectando botellas de comprarle su perro, éste lo negó, por mucho que las ofertas se superaron de 10 hasta 150 dólares, bajo la razón: "Ni lo vendo, ni lo cambio. El me ama y me es fiel. Su dinero, lo tiene cualquiera, y se pierde como el agua que corre. El cariño de este perrito es insustituible; su cariño y fidelidad es hermoso".

 
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