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La piel del diablo

Venancio Rodríguez Sanz
Lectores
viernes, 11 de marzo de 2022, 08:20 h (CET)

La gravedad es una asesina porque si te tiras de un quinto piso, te mata. ¿Hay algún error en esta frase? ¿Podría ser que el error estuviera en hacer edificios de 5 plantas? ¿Podría ser que el error estuviera en el suelo que hay debajo del edificio? ¿El error está en Dios cuando ordenó el mundo? Donde seguro que no está el error es en mí cuando catalogo a la gravedad de asesina ¿verdad? 


Bien, en el conflicto entre Estados Unidos, Rusia, Ucrania y el resto del mundo ¿Dónde está el error? ¿Quién es el malo aquí? A ver, se podría decir que, en general, en Estados Unidos son santos y el hecho de querer poner bases de la Otan en la frontera con Rusia, venderles armas a éstos y a nosotros su gas, es por el bien de los países aliados. Se podría decir que Ucrania es un país soberano en el que el Gobierno está compuesto de buena gente y matan solo un poco, pero es de amor a los civiles de Donetsk y Lugansk y, solo quieren entrar en la Otan por el bien de la humanidad. 


Se podría decir que, en su gran mayoría, el resto del mundo va buscando el bien, la justicia y el amor a los demás, sin duda. El malo aquí es Rusia (la gravedad) por cumplir con su cometido, defenderse y sacar la cara a los ciudadanos de la zona de Donbass, ¿verdad? Ya tenemos al culpable y aquí nos quedamos ¿para qué pensar más? No me extraña que la diplomacia no llegue a un acuerdo para que termine el conflicto, la verdad es que somos todos de la piel del diablo.

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Hay noticias que rayan el insulto y el desprecio hacia quienes se dirigen. Que son asumidas como una verdad irrefutable y que en ese globo sonda enviado no tiene la menor respuesta indignada de quienes las reciben. El problema, por tanto, no es la noticia en sí, sino la palpable realidad de que han convertido al ciudadano en un tipo pusilánime. En un mendigo de migajas a quien los grandes poderes han decidido convertirle, toda su vida, en un esclavo del trabajo.

La sociedad española respira hoy un aire denso, cargado de indignación y desencanto. La sucesión de escándalos de corrupción que salpican al partido en el Gobierno, el PSOE, y a su propia estructura ejecutiva, investigados por la Guardia Civil, no son solo casos aislados como nos dicen los voceros autorizados. Son síntomas de una patología profunda que corroe la confianza ciudadana.

Frente a las amenazas del poder, siempre funcionaron los contrapesos. Hacen posible la libertad individual, que es la única real, aunque veces no seamos conscientes de la misma, pues se trata de una condición, como la salud, que solo se valora cuando se pierde. Los tiranos, o aspirantes a serlo, persiguen siempre el objetivo de concentrar todos los poderes. Para evitar que lo logren, están los contrapesos.

 
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