Cierto que no soy original, pero desde luego no me cansaré de escribir y decir que la enseñanza – y la educación en sentido amplio, que es más rica que el ámbito docente – es más importante de lo que nos parece.
Aunque parezca exagerado, la educación es lo que nos diferencia de las especies animales: nuestras cualidades intelectuales tienen muchas potencialidades, no es la subsistencia nuestro único objetivo, sino la formación intelectual, racional, afectiva, emocional, humana. Los animales también requieren y admiten un adiestramiento, desarrollan cualidades, pero no son animales racionales.
Agosto es mes tradicionalmente jalonado por atracos de diversa índole. Las instituciones saben que la población está de vacaciones, una anestesia generalizada invade la sociedad. Por eso motivo, algunas entidades se permiten hacer acuerdos que pueden acabar siendo atracos.
Este año, estamos presenciando estos días de agosto el atraco en la educación, con la excusa de la aplicación de la “ley Celaá”, es para que lo analicemos. Se cumple que, más allá de la ley, lo que importa son los reglamentos, el desarrollo de las leyes. Como afirmó el Conde de Romanones, “ustedes hagan la ley, que yo haré el reglamento”.
Y ahora estamos comprobando el robo de este Gobierno, en un valor tan importante como la educación. Y la sociedad está dormida, tras la primera ola de calor. Se calificó como “exagerados” a quienes criticaron la “ley Celaá” porque robaba la libertad, pero ahora estamos comprobando que su desarrollo la va a robar hasta límites insospechados, que esperemos hagan reaccionar a padres y comunidad educativa y se evite el desastre.
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