MADRID, 5 (EUROPA PRESS) La nueva dirección de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) quiere que la nueva etapa que ha emprendido el partido tras la salida de Rosa Díez no se quede en un mero cambio de caras, y para ello prepara una renovación global de su imagen de marca que consiga transformar la idea que los ciudadanos tienen de la formación. Esta transformación incluye un nuevo logo, aunque sin renunciar al magenta como color corporativo, han explicado sus responsables a Europa Press.
El nuevo portavoz del partido, Andrés Herzog, ha dejado en manos de su responsable de Comunicación, el diputado Julio Lleonart, el diseño de una estrategia con la que UPyD quiere recuperar la confianza de la población, después de la grave crisis interna atravesada durante los últimos meses y en un momento en el que las encuestas vaticinan al partido un mal resultado en las urnas (menos del 2 por ciento en la última encuesta del CIS).
Ya desde la campaña interna para el Congreso Extraordinario del pasado 11 de julio en el que el equipo de Herzog y Lleonart logró hacerse con el poder, el joven diputado 'magenta' se recorrió las federaciones del partido explicando su estrategia de 'rebranding'.
GIRO DE EFECTO A LA MARCA Se trata de un método aplicado por las empresas que implica la toma de decisiones drásticas con el objetivo de aportar un giro de efecto a una marca que resulte beneficioso. Los expertos reconocen que, pese a ser habitual, se trata de un recurso arriesgado porque implica un cambio absoluto de aires.
Este cambio de imagen incluye un nuevo logo, aunque no es lo único en lo que trabaja el partido, según ha explicado Lleonart a Europa Press: "El 'rebranding' va más allá de un cambio de imagen. Incluye el concepto del partido, lo que proyecta hacia afuera".
UPyD está trabajando en esta renovación con un equipo de profesionales en diseño, marketing y comunicación, todos ellos voluntarios debido a la delicada situación económica que atraviesa el partido.
La nueva imagen, que quiere presentar en el mes de septiembre, pretende transformar cómo UPyD es visto por la ciudadanía, ya que estudios realizados durante los últimos meses desvelan que la población tiene de ellos una imagen de partido personalista, que peca de indefinición en importantes asuntos para el país o incluso antipático.
TRAMPOLÍN PARA LAS PRÓXIMAS ELECCIONES Esto incluye tanto su imagen exterior (el logo) como el mensaje de sus portavoces, el tono utilizado, cómo se dirigen a la gente o las preocupaciones que transmiten, logrando hacer llegar a la población algunas de sus iniciativas sociales que han quedado empañadas durante los últimos años por sus temas 'estrella', la batalla contra los nacionalismos, la corrupción o la lucha antiterrorista.
Lleonart reconoce que algunos estudios de finales de 2014 ya adelantaron una mala imagen ante la ciudadanía que los posteriores fracasos en las urnas no han hecho más que constatar. Por ello, quiere utilizar este cambio de imagen como "un trampolín" para recuperar fuerzas ante las elecciones generales de finales de año.
Eso sí, este 'lavado de cara' no renunciará al magenta como color corporativo con el que se han identificado desde su nacimiento hace ocho años. Además, Lleonart hace hincapié en que se trata de un color utilizado por otros partidos liberales de Europa, como el FDP alemán, con los que UPyD quiere evidenciar vinculación.
TRATO MÁS CORDIAL Y TRANQUILO Según sostiene, el objetivo es "seguir haciendo buena política" pero comunicarla de forma diferente a la ciudadanía, "con un trato más diario, cordial y tranquilo". Ello implicará poner en primer plano cuestiones como la lucha contra los desahucios o la pobreza infantil.
Por ejemplo, la primera iniciativa que UPyD presentó en el Congreso hace cuatro años, al inicio de la legislatura, fue una ley de segunda oportunidad para frenar los desahucios. Sin embargo, lamentan no haber sabido darle la relevancia necesaria para que la ciudadanía les identifique con esta lucha social.
Si finalmente el proyecto de ley que contempla la reducción de la jornada laboral salvase el obstáculo del trámite parlamentario y se llegase a dar luz verde al mismo, una de las consecuencias directas sería el aumento del salario por hora de trabajo. El escenario que plantea la reducción de las 40 horas a las 37,5 horas semanales propiciaría un incremento del valor por hora trabajadora de 9,26 a 9,75 euros, aproximadamente.
Durante la inauguración de la II Jornada de Delitos de Odio para jefes y directores de seguridad, la secretaria de Estado de Seguridad, Aina Calvo, ha destacado la labor “crucial” de la seguridad privada para “fortalecer la detección temprana y la respuesta eficaz ante los delitos de odio, siempre en estrecha colaboración con la Policía Nacional”.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y su homólogo peruano, Carlos Malaver, se han comprometido a reforzar la cooperación en seguridad entre ambos países y seguir el camino iniciado en febrero de 2019 con la firma del Convenio bilateral sobre cooperación en materia de lucha contra la delincuencia, en vigor desde marzo de 2023.