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Etiquetas | apellidos | INE

Ocho apellidos mezclados

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Este me imagino que será el título de la segunda secuela de la famosísima película “Ocho apellidos vascos” y seguro que tendrá un éxito tremendo, visto lo visto hasta ahora. Y es que no hay nada mejor como reírse de uno mismo. Es un ejercicio sano y noble, y los españoles, los catalanes que se sienten españoles y los que no, así como los españoles que se sienten catalanes y los que no, deberían aprender a usar más a menudo. Porque al final estamos todos condenados a entendernos.

Y en esto estaba yo, cuando se me ha ocurrido ver mis ocho apellidos de dónde venían y así poder demostrar la pureza de mi sangre (RH O+) o por si va y resultaba que tengo sangre azul, que nunca se sabe.

Empecé por el GARCÍA y empecé bien. En España, según el INE somos cerca de tres millones los que tenemos por apellido García como primer apellido, como segundo o como apellido al cuadrado. Vamos, con capacidad de dar un vuelco electoral o a la Constitución si nos diese la gana, o cambiar la Constitución si nos hicieran una consulta. ¡Vaya si no!

Ya me lo imagino: “Artículo 1.- España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, y lleno de Garcías que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado, pero un poco más sobre los que se apelliden García.

3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria y el rey se deberá apellidar obligatoriamente García-Borbón de primer apellido.

Una prima mía, que también se apellida García decía que: “Quien apellido no tenía, García le ponían”. Pero no estoy de acuerdo. Le ponían Expósito o el santo del día en que lo bautizaban. Así que, o los Garcías somos tantos porque nuestros antecesores fueron enormemente prolíficos, o durante la reconquista había muchos con el mismo nombre que se dedicaron a los trabajos de repoblar realmente con mucho afán.

En todo caso parece ser que aquellos antepasados eran gallegos o castellanos. Vamos mal con mi pureza sanguínea mediterranea, ¡Che!

Uno de mis ocho apellidos sí que es vasco: GORRIZ. Así, sin acento. Que hechas las consultas “wikipédicas” oportunas me he enterado de que es un toponímico que procede de un pueblo vasco que en la actualidad ya no existe. O más bien existe pero en el fondo de un pantano de los que hizo el Generalisimo cuando campaba por estos lares y se dedicaba a empantanar España entre otras cosas.

La verdad es que este apellido me hace especial ilusión porque significa “tierra de rojos” en euskera, según la Wikipedia ilustrada.

El apellido NEBOT quiere decir en catalán “sobrino” y es realmente abundante en Castellón. Y con eso ya tenemos en la mezcla de apellidos un octavo de vasco y un octavo de catalán. Entre los dos un cuarto de mí. Y por eso debería tener episodios de independentismo o de nacionalismo exacerbado cada cierto tiempo. Pero la verdad es que no es así. Intento hacer algún esfuerzo relajándome y buscando en lo más profundo de mí, pero en estos tiempos de canícula y verano ardiente lo más que consigo es hacer una siesta empapado en sudor. Y no creo que eso sea por ataques de ardor nacionalista.

Es posible que eso me quite glamur, pero es que, por más que lo intento… nada de nada.

Los otros apellidos son de lo más variado. Tengo un LAPIEDRA que creo que no tiene ninguna relación con toda esa famosa saga de actores porno que se han puesto este apellido artístico, me imagino que jugando con el equívoco de “pasarse por la idem…”. Mi Lapiedra es de los de verdad de los de toda la vida seguramente proviene de Huesca, porque allí están la mayoría de los Lapiedra fetén.

También es curioso el apellido VAREA que por su distribución territorial parece ser que viene de La Rioja. Y aquí, vean ustedes, si que a poco que me concentre me sale una vena nacionalista sin hacer demasiado esfuerzo. Es ver una buena botella de vino de aquellos lares con un buen chuletón y todos mis ancestros riojanos me montan una revolución en mis adentros que no veas.

El apellido TOMÁS que me viene por mi abuela materna posiblemente tenga origen en Teruel, junto con los dos PÉREZ que también tengo. Con estos tres sí que me hace una mayoría simple nada desdeñable de tres octavas partes, que es casi una mitad de mañico de Teruel. Y eso si que imprime carácter, vaya si no: cabezón, cabezón, cabezón. Que se lo digan a los que me conocen bien.

Así que, en resumen, mi mezcladillo es una octava parte GARCIA como una gran mayoría de los españoles; una octava parte catalano-valenciana por parte del NEBOT; otra octava parte vasca por el GORRIZ de mi abuela paterna; algo de riojano por el VAREA que me provoca una sana tendencia a apreciar los buenos caldos y las buenas carnes; y con un octavo de Huesca con mi LAPIEDRA y los tres octavos de Teruel con un TOMÁS y dos PÉREZ que conformarían mi mitad aragonesa, el coctel está montado.

Se observa, eso sí una cierta tendencia a lo que dirían los hombres y mujeres del tiempo a formar parte del “tercio oriental”. Pero ni de la realeza, ni nacionalista, ni nada de eso.

Si se le ocurre hacer un análisis de sus apellidos, como he hecho yo en esta tarde de agosto en la que no tenía nada mejor que hacer, le aconsejo que acuda a la página de internet del INE (www.INE.es) y allí busque “apellidos” y se entretendrá un rato agradable. Y si no, pues verá que tenemos el IPC por los suelos o la tasa de paro al 22,37% según la EPA. Usted mismo.

Ocho apellidos mezclados

ZEN
domingo, 2 de agosto de 2015, 08:29 h (CET)
Este me imagino que será el título de la segunda secuela de la famosísima película “Ocho apellidos vascos” y seguro que tendrá un éxito tremendo, visto lo visto hasta ahora. Y es que no hay nada mejor como reírse de uno mismo. Es un ejercicio sano y noble, y los españoles, los catalanes que se sienten españoles y los que no, así como los españoles que se sienten catalanes y los que no, deberían aprender a usar más a menudo. Porque al final estamos todos condenados a entendernos.

Y en esto estaba yo, cuando se me ha ocurrido ver mis ocho apellidos de dónde venían y así poder demostrar la pureza de mi sangre (RH O+) o por si va y resultaba que tengo sangre azul, que nunca se sabe.

Empecé por el GARCÍA y empecé bien. En España, según el INE somos cerca de tres millones los que tenemos por apellido García como primer apellido, como segundo o como apellido al cuadrado. Vamos, con capacidad de dar un vuelco electoral o a la Constitución si nos diese la gana, o cambiar la Constitución si nos hicieran una consulta. ¡Vaya si no!

Ya me lo imagino: “Artículo 1.- España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, y lleno de Garcías que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado, pero un poco más sobre los que se apelliden García.

3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria y el rey se deberá apellidar obligatoriamente García-Borbón de primer apellido.

Una prima mía, que también se apellida García decía que: “Quien apellido no tenía, García le ponían”. Pero no estoy de acuerdo. Le ponían Expósito o el santo del día en que lo bautizaban. Así que, o los Garcías somos tantos porque nuestros antecesores fueron enormemente prolíficos, o durante la reconquista había muchos con el mismo nombre que se dedicaron a los trabajos de repoblar realmente con mucho afán.

En todo caso parece ser que aquellos antepasados eran gallegos o castellanos. Vamos mal con mi pureza sanguínea mediterranea, ¡Che!

Uno de mis ocho apellidos sí que es vasco: GORRIZ. Así, sin acento. Que hechas las consultas “wikipédicas” oportunas me he enterado de que es un toponímico que procede de un pueblo vasco que en la actualidad ya no existe. O más bien existe pero en el fondo de un pantano de los que hizo el Generalisimo cuando campaba por estos lares y se dedicaba a empantanar España entre otras cosas.

La verdad es que este apellido me hace especial ilusión porque significa “tierra de rojos” en euskera, según la Wikipedia ilustrada.

El apellido NEBOT quiere decir en catalán “sobrino” y es realmente abundante en Castellón. Y con eso ya tenemos en la mezcla de apellidos un octavo de vasco y un octavo de catalán. Entre los dos un cuarto de mí. Y por eso debería tener episodios de independentismo o de nacionalismo exacerbado cada cierto tiempo. Pero la verdad es que no es así. Intento hacer algún esfuerzo relajándome y buscando en lo más profundo de mí, pero en estos tiempos de canícula y verano ardiente lo más que consigo es hacer una siesta empapado en sudor. Y no creo que eso sea por ataques de ardor nacionalista.

Es posible que eso me quite glamur, pero es que, por más que lo intento… nada de nada.

Los otros apellidos son de lo más variado. Tengo un LAPIEDRA que creo que no tiene ninguna relación con toda esa famosa saga de actores porno que se han puesto este apellido artístico, me imagino que jugando con el equívoco de “pasarse por la idem…”. Mi Lapiedra es de los de verdad de los de toda la vida seguramente proviene de Huesca, porque allí están la mayoría de los Lapiedra fetén.

También es curioso el apellido VAREA que por su distribución territorial parece ser que viene de La Rioja. Y aquí, vean ustedes, si que a poco que me concentre me sale una vena nacionalista sin hacer demasiado esfuerzo. Es ver una buena botella de vino de aquellos lares con un buen chuletón y todos mis ancestros riojanos me montan una revolución en mis adentros que no veas.

El apellido TOMÁS que me viene por mi abuela materna posiblemente tenga origen en Teruel, junto con los dos PÉREZ que también tengo. Con estos tres sí que me hace una mayoría simple nada desdeñable de tres octavas partes, que es casi una mitad de mañico de Teruel. Y eso si que imprime carácter, vaya si no: cabezón, cabezón, cabezón. Que se lo digan a los que me conocen bien.

Así que, en resumen, mi mezcladillo es una octava parte GARCIA como una gran mayoría de los españoles; una octava parte catalano-valenciana por parte del NEBOT; otra octava parte vasca por el GORRIZ de mi abuela paterna; algo de riojano por el VAREA que me provoca una sana tendencia a apreciar los buenos caldos y las buenas carnes; y con un octavo de Huesca con mi LAPIEDRA y los tres octavos de Teruel con un TOMÁS y dos PÉREZ que conformarían mi mitad aragonesa, el coctel está montado.

Se observa, eso sí una cierta tendencia a lo que dirían los hombres y mujeres del tiempo a formar parte del “tercio oriental”. Pero ni de la realeza, ni nacionalista, ni nada de eso.

Si se le ocurre hacer un análisis de sus apellidos, como he hecho yo en esta tarde de agosto en la que no tenía nada mejor que hacer, le aconsejo que acuda a la página de internet del INE (www.INE.es) y allí busque “apellidos” y se entretendrá un rato agradable. Y si no, pues verá que tenemos el IPC por los suelos o la tasa de paro al 22,37% según la EPA. Usted mismo.

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
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