Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Deportes | Boxeo

El combate del siglo

Un espectáculo exclusivo para ricos
Francisco J. Caparrós
lunes, 4 de mayo de 2015, 22:28 h (CET)
No voy a cometer la ligereza de decir que, tanto el filipino Manny Pacquiao como el norteamericano Floyd Mayweather, no se merezcan la morterada que se agenciaron el fin de semana pasado, tras interpretar esa peculiarísima danza de mamporros a la que llamamos boxeo y que al parecer tanto le gusta al público, sobre todo porque ni por todo el oro del mundo me dejaría vapulear por nadie, y menos aun por cualquiera de esas dos bestias pardas.

Exceptuando a la escoria que se sigue moviendo alrededor de ese mundo, en ocasiones sórdido, el pugilato profesional no deja de ser un deporte cuyas normas, inspiradas en las reglas del marqués de Queensberry, pueden hacer de él -y de hecho así es- un noble oficio para muchachos que no tuvieron la oportunidad de ganarse la vida de otro modo menos cruento. Oficio que, bien llevado, deja al parecer suculentos beneficios para quien lo ejecuta con primor, como es el caso de esos ínclitos contendientes que entre los dos se han agenciado más de trescientos millones de dólares.

Para levantarme a las cinco estaba yo, la madrugada del sábado al domingo. No lo hago ni para saciar la sed o dar un bocado, que sí son ambas necesidades básicas del ser humano, como para ver por televisión a dos tipos en calzón corto dándose puñetazos como descosidos para complacer a una panda de pervertidos que disfruta viéndoles como se intentan arrancar la cabeza el uno al otro.

Por suerte no es así, pero si dependiese de mí los promotores del evento no habrían ingresado un miserable centavo. Pero lo que yo diga o haga carece de importancia o proyección, por mucha razón que yo tenga o piense tener, porque el caso es que la suma que se ha barajado ronda una cifra cercana a los mil millones de dólares, tan solo en royalties que han abonado las emisoras televisivas de un montón de países para poder conectar con la señal que emitía en directo un combate entre dos tipos, a los que sus experiencias vitales no ha dejado otra alternativa.

Noticias relacionadas

Los legisladores actuales se han acostumbrado, de una forma que yo llamaría indecente, a lo que se le ocurre (sea lo que sea) a alguno de esos personajes (masculinos, femeninos y neutros) de la rampante y vulgar moda de los pijos progres. Estamos observando en los últimos tiempos que el legislador actual se entromete en ámbitos privados sin ningún recato, creando normas para regular los modelos que necesita para la promoción de su disparatada ideología.

En medio de la escalada del aluvión de desastres climáticos que nos acorralan y de los incesantes conflictos que nos persiguen, defender los valores humanos y la ética humanitaria, es una de las más urgentes necesidades del momento. Hoy más que nunca precisamos reponernos, trabajar en los valores interiores de cada cual, para encontrar el reposo necesario y la primordial quietud que generan las razones de la esperanza, que todos nos merecemos por el mismo hecho de nacer.

Ni teléfono ni internet, lo justo para sentirse desnortado y pensar en otras posibilidades. Al abrir la ventana escuché a varias personas que llevaban un transistor en la mano, pegado al oído como aquel fatídico 23F o las tardes de domingo para conocer los resultados del fútbol. Decidí no esperar más y pensé dónde podía estar alguno de los dos transistores que tenía en otra época. No tardé en encontrarlos y, tras poner pilas nuevas, resulta que funcionaban como el primer día.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto