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Comienzo a creer que las peripecias sufridas por Esperanza Aguirre mientras estuvo al
frente de la Comunidad de Madrid fueron provocadas por sus adversarios. Fiel a la
máxima “ten cerca a tus amigos, pero más aun a tus enemigos, la actual candidata a
primera edil de la Capital por el Partido Popular, que nunca ha rechazado el
enfrentamiento cuerpo a cuerpo, es deudora de aquellos políticos más liberales que
reaccionarios que han existido en España desde los tiempos de la regente María
Cristina. Quizá por eso, sus compañeros en la formación de “centro” donde milita
empiezan a hacerle el vacio, sin éxito.
Pero la condesa es dura de pelar: sobrevivió a un sanguinario atentado, a un accidente
aéreo y a un cáncer. Quien piense que puede apartarla de sus convicciones, equivocadas
o no –eso es lo de menos ahora- está muy equivocado; que es lo que le ha pasado a
Mariano Rajoy estos días, dejando al descubierto sus escasas habilidades como
negociador.
Que le tienen más animadversión que ganas, ha quedado muy claro, o simplemente
sucede que no han podido acabar con ella mediante métodos expeditivos, buscan ahora
otras formas que, digámoslo claro, tampoco funcionan con la presidenta de los
Populares en la Comunidad de Madrid. Porque quien piense que eso va a funcionar, se
equivoca. El partido la necesita a ella, tanto o más como ella necesita al partido. Se
podría decir que no existe una relación de fuerzas equidistante entre ambos, sino que la
balanza se inclina a favor de la grande de España con diferencia.
Aun así, la victoria no está conseguida de antemano. Esperanza tendrá que emplearse a
fondo si quiere conquistar un feudo complicado como la Villa. Sus competidores se lo
van a poner difícil, sobre todo el Psoe, que con Gabilondo como candidato tiene muchas
opciones de alzarse, si no con la mayoría absoluta, si al menos con los votos suficientes
como para descabalgar de la alcaldía a un partido que lleva ganando elecciones
municipales desde hace varias legislaturas.
El cisne negro de Biden sería la protesta de los estudiantes universitarios contra la invasión de Gaza en las Universidades de Columbia y la UCLA y su violento desalojo por la policía, movimiento de protesta que por mimetismo podría extenderse al resto de Universidades de Estados Unidos, rememorando las protestas de 1968 contra la guerra de Vietnam.
Un 14 de mayo de 1935 el Comité Pro-Paz en América advertía que la guerra del Chaco era una amenaza para la democracia en todo el continente. Este comité se había constituido en la ciudad argentina de Córdoba, y lo integraban poetas e intelectuales de varias nacionalidades.
El presidente Sánchez ha hablado estos días de la necesidad de un plan de regeneración democrática, que considera “uno de los desafíos más trascendentes”, para lo que propondrá “medidas y acciones para reforzar y prestigiar la democracia”. Pero ¿de qué regeneración democrática hablamos?
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