Este mes decidí ir a ver a unos veteranos del rock con algunos aires tomados del jazz: Tabletom. Estos malagueños decidieron visitar a sus vecinos granadinos, ofreciendo una actuación en la sala “Planta Baja”.

Tabletom en Planta Baja / Foto: Marcelino López López
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La expectación que levantó este concierto fue notable. ¡No cabía un alfiler!
El grupo está compuesto por: un batería, un guitarra, un bajo, un teclado, dos saxofones altos, que a su vez tocan la flauta travesera cuando lo estiman oportuno, y Rockberto: la voz.
En un principio estaba planeado que se empezara a las 21:00, pero hasta una hora más tarde no hubo síntomas del comienzo. Si nunca has escuchado a esta banda, lo primero que te llamará la atención es el estilo único del cantante. Entender lo que dice merece el mejor de los premios. Tiene, sin duda, una pronunciación ininteligible. Pero esto no es malo, ya estamos cansados de perfectas pronunciaciones en las canciones, o al menos yo sí lo estoy. A esto se suma que le da al grupo un toque de diferenciación respecto a los demás.
Otra cosa que sorprende gratamente es la calidad de los músicos que componen el grupo. Los saxofonistas (y flautistas), logran una compenetración digna de veneración, se nota que son profesionales y que llevan mucho tiempo juntos, no todo el mundo te eriza los pelos de la nuca tocando. Además de éstos, el guitarrista realizó varios solos impecables que arrancaron continuamente los mejores aplausos del público. Los demás componentes del grupo también tuvieron su momento de gloria, luciéndose con vistosos momentos de máximo esplendor musical.

Tabletom después del concierto / Foto: Marcelino López López
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Tocaron una vez tras otra sin dar tregua ni descanso para tomar aire a los que allí se encontraban. Hicieron saltar a la gente y corear sus letras y estribillos a “grito pelao” provocando varias ronqueras al día siguiente. Y de esta manera llegaron los últimos momentos del concierto. Como ya es costumbre, se retiraron para que, después de algunos gritos pidiendo otra canción, volvieran y tocaran una de sus mejores canciones: “No tengo de na”, que en su día cantaron con Robe (cantante de Extremoduro). Fue el momento cumbre de la noche. Todos saltaron como locos y… la canción acabó, y por lo tanto, el concierto también. Se retiraron entre una lluvia de alagos por parte de los allí presentes y la música house de la sala comenzó a sonar. Pero la gente quería más, demasiados seguidores eufóricos de Tabletom como para bailar ese house teniendo tantas ganas de rock en directo. Esta vez tuve que taparme los oídos y no fui el único. Una vez acabó todo, tuvimos que recoger algunas gargantas que en ese momento los asistentes al show se dejaron a base de gritos pidiendo una canción más. Sin estar en el guión, los músicos hicieron un esfuerzo y saltaron una vez más al escenario mientras se preguntaban entre ellos que iban a tocar. Una vez pausaron la música electrónica que sonaba, tarea que no fue nada fácil conseguir, pudimos volver a escuchar otro tema de ese gran grupo que es Tabletom
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