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Mordaza neoliberal

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Las fuerzas de seguridad del Estado pueden denunciarle durante una manifestación o altercado, las faltas muy graves en uso de su libertad de expresión cuestan desde 30.001 hasta 600.000 euros, será castigado con mayor impunidad si critica o responde contra un agente del orden, usted no podrá enlazar la información de un medio ya que habrá que pagar un canon por dicho uso y más. Estos son los regalos que los reyes del neoliberalismo en España, es decir, el PP nos traen para celebrar el comienzo del nuevo año. Mal se ha entendido la palabra liberalismo y neoliberalismo en España que más bien significan neoconservadurismo. Pues, el liberalismo hace hincapié en la libertad de expresión y los derechos de reunión, asociación y manifestación como instrumentos para luchar contra la opresión de los poderes públicos.

Esto no debe sobresaltarle, la derecha española se ha caracterizado por un carácter primitivo y por su incapacidad para articular posiciones políticas cívicas y respetuosas con el orden constitucional. Y es que, si nuestra derecha fuera fiel a los planteamientos de la Constitución, no crearía esta ley que reduce los derechos civiles reconocidos en la carta magna de 1978 y tampoco dañaría el Estado del Bienestar. Son estos daños políticos, los que están produciendo una falta de confianza en el constitucionalismo y está llevando a que buena parte de la sociedad se radicalice planteando no ya una reforma, sino una nueva Constitución y es posible que hasta una segunda transición.

Segundas partes nunca fueron buenas en la incertidumbre. Se escriben estos años, momentos fundamentales para la historia española, pero la duda es la única meta que asoma en el horizonte. Probablemente, entre los radicales de Podemos y los neoconservadores del PP se observa un mínimo común denominador como es la incapacidad para respetar la pluralidad ideológica, ingrediente fundamental de una democracia. Y así, el totalitarismo asome bien vestido de azul o de violeta para terminar de cerrar el círculo.

Mordaza neoliberal

Francisco Collado Campana
lunes, 5 de enero de 2015, 08:03 h (CET)
Las fuerzas de seguridad del Estado pueden denunciarle durante una manifestación o altercado, las faltas muy graves en uso de su libertad de expresión cuestan desde 30.001 hasta 600.000 euros, será castigado con mayor impunidad si critica o responde contra un agente del orden, usted no podrá enlazar la información de un medio ya que habrá que pagar un canon por dicho uso y más. Estos son los regalos que los reyes del neoliberalismo en España, es decir, el PP nos traen para celebrar el comienzo del nuevo año. Mal se ha entendido la palabra liberalismo y neoliberalismo en España que más bien significan neoconservadurismo. Pues, el liberalismo hace hincapié en la libertad de expresión y los derechos de reunión, asociación y manifestación como instrumentos para luchar contra la opresión de los poderes públicos.

Esto no debe sobresaltarle, la derecha española se ha caracterizado por un carácter primitivo y por su incapacidad para articular posiciones políticas cívicas y respetuosas con el orden constitucional. Y es que, si nuestra derecha fuera fiel a los planteamientos de la Constitución, no crearía esta ley que reduce los derechos civiles reconocidos en la carta magna de 1978 y tampoco dañaría el Estado del Bienestar. Son estos daños políticos, los que están produciendo una falta de confianza en el constitucionalismo y está llevando a que buena parte de la sociedad se radicalice planteando no ya una reforma, sino una nueva Constitución y es posible que hasta una segunda transición.

Segundas partes nunca fueron buenas en la incertidumbre. Se escriben estos años, momentos fundamentales para la historia española, pero la duda es la única meta que asoma en el horizonte. Probablemente, entre los radicales de Podemos y los neoconservadores del PP se observa un mínimo común denominador como es la incapacidad para respetar la pluralidad ideológica, ingrediente fundamental de una democracia. Y así, el totalitarismo asome bien vestido de azul o de violeta para terminar de cerrar el círculo.

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